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Premier League

Alan Shearer, la estatua de Newcastle upon Tyne

El Newcastle United ha decorado el exterior del mítico St James’ Park con una estatua gigante de Alan Shearer, el jugador más importante de la dilatada historia de Las Urracas. El actual analista de la BBC ha acudido en persona para inaugurar su homenaje personal. Un momento especial y esperado para la familia de los Magpies.

Pero, ¿qué tiene de especial Alan Shearer para el Newcastle? En primer lugar es de Newcastle upon Tyne, es Georgie, siente Newcaslte y ama Newcastle. Y por ende, ese sentimiento se traslada al club de su ciudad. Shearer ama ese club y lo dejó todo en cada partido defendiendo esa camiseta. Más allá de sus números, que son extraordinarios, máximo goleador de la historia del club, es un bicho raro. Una especie en peligro de extinción. De esos que no se ciegan por el dinero, los lujos y no se dejan seducir por otros equipos. Como Totti, Del Piero, Puyol, Raúl o Gerrard, íconos del club.


Desde pequeño soñaba con jugar en el Newcastle y llegó incluso a hacer una prueba en su adolescencia pero resultó fallida y terminó fichando por el Southampton. En el ’88 debutó como titular con los Saints anotó un hat-trick contra el Arsenal y se convirtió en el jugador más joven en hacerlo en la máxima categoría del fútbol inglés por aquel entonces. En su etapa como santo le llegaron la llamada de la selección inglesa sub-21 y la convocatoria para la Eurocopa del ’92 con la absoluta de los Three Lions.

Cinco años exitosos en Southampton donde hizo 43 goles en 158 partidos oficiales hasta recalar, en 1992, en el Blackburn Rovers por 3.6 millones de libras, fichaje británico más caro hasta la fecha. Los Riversides eran un conjunto recién ascendido pero con una ingente financiación detrás. En Ewood Park vivió una época dorada. Recibió la llamada para disputar la Copa del Mundo del ’94, fue pichichi y mejor jugador del año en la Premier las temporadas 93/94 y 94/95 y en esa campaña, hizo historia junto con sus compañeros. Se proclamaron campeones de la Premier League por primera vez en su historia. Una gesta similar a la obrada por el Leicester City la pasada temporada. Aunque el Blackburn era un equipo rico, no eran los favoritos para levantar el título y Alan Shearer fue su principal artífice. Se despidió con la escandalosa cifra de 130 goles en 171 encuentros.

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Tras tocar el cielo con sus propias manos, Alan decidió probar un nuevo reto. Y no era un reto cualquiera, iba a cumplir el sueño que tenía desde niño. Jugar en el equipo de su ciudad, de sus amores; el Newcastle United. El 30 de julio de 1996 se concretó el traspaso, el más caro del mundo en aquella época, rechazando una oferta personal de Alex Ferguson para que se uniera al Manchester United. El corazón pudo con la razón. Su primer año en casa fue sensacional; marcó 25 goles y el Newcastle fue subcampeón liguero. Shearer ganó el premio al mejor jugador del año de nuevo y se convirtió en el primero en hacerlo con dos equipos diferentes. Pero el resto de su historia en el Newcastle no gozó del mismo triunfalismo.

Una terrible lesión en el ligamento de su rodilla la pretemporada siguiente le permitió únicamente jugar 17 partidos ese año. Tardó en recuperar su nivel, tuvo incidentes como la patada a Neil Lennon que casi lo condena por conducta antideportiva, problemas con entrenadores como Ruud Gullit y numerosas lesiones que no le permitieron ser el mismo de antes. El Newcastle acusó su bajón de rendimiento y tampoco pudo compensarlo para ser un equipo competitivo. El sueño de la Premier se esfumó y pasó a pelear por objetivos bien distintos y menos ambiciosos.


Se retiró del club y del fútbol en el año 2006. Diez años después de su llegada. El 4 de febrero de 2006 superó la barrera de los 200 goles como urraca hasta llegar a los 206 en 405 partidos. Su último partido como profesional lo disputó un 17 de abril de 2006, ante el Sunderland, y también marcó su último gol. Por desgracia, también sufrió ese día su última lesión; otra rotura de ligamentos. Eso le hizo perderse los tres partidos restantes y su partido homenaje: contra el Celtic el 11 de mayo de 2006, donde hizo el saque de honor y disfrutó de una vuela al campo triunfal con su mujer e hijos. Hoy, recibe el mayor de los homenajes, el reconocimiento a una excelsa carrera. El niño que creció en una familia de clase obrera de Newcastle, que soñó con pisar St James’ Park algún día mientras pateaba una pelota en los barrios de upon Tyne, tiene su propia estatua en la entrada del estadio como máximo goleador y emblema del club. Un cuento de hadas, bueno, más bien de urracas.

1994. Tanos, Cantabria. Estudiante de periodismo. @SpheraSports y @FCBsphera “Esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”.

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