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Tokyo 2020

Los Paralímpicos de Río, una carrera de obstáculos

El presidente del Comité Paralímpico Internacional (CPI), Philip Craven, apunta incluso a lo peor para los primeros Juegos que su institución organiza en Sudamérica. «Nunca tuvimos circuntanscias tan difíciles en los 56 años de historia de los Paralímpicos», aseguró Craven aún durante los Juegos Olímpicos que terminaron el domingo en Río de Janeiro.

Los problemas a los que hace referencia apuntan a una dura carrera de obstáculos: falta de subsidios para las delegaciones que deben participar en el torneo, recortes en el presupuesto, menos personal y posibles dificultades con el sistema de transporte de la ciudad carioca.

Hasta diez países podrían tener que cancelar su participación para el torneo que debe celebrarse entre el 7 y el 18 de septiembre si no reciben ayudas, según Craven, que considera un éxito ya sólo que el evento se lleve a cabo de acuerdo a lo programado. «Los Paralímpicos Río 2016 tendrán lugar aquí, con todas las 22 disciplinas previstas», aseguró el directivo. En Río se espera a más de 4.000 atletas de 165 países. Y para el CPI se acumulan las interrogantes, por ejemplo sobre si los trabajos para adecuar la infraestructura saldrán adelante o si el transporte, ya complejo y difícil durante los Juegos Olímpicos (entre el 5 y el 21 de agosto), funcionará bien una vez pasado el megaevento.

Como durante los Juegos, para los Paralímpicos están previstas cuatro sedes, muy alejadas una de otra. No operarán todas las arenas, pero los centros deportivos estarán en el Parque Olímpico de Barra da Tijuca, en el oeste de Río; en Copacabana, en el sur de la ciudad, y en las zonas de Maracaná y Deodoro, más hacia el norte. Otra preocupación central es el público. Ya durante los Juegos faltaron a menudo los espectadores, a veces porque los errores de logística impidieron a mucha gente entrar a tiempo en los estadios, otras simplemente porque la pasión olímpica de los brasileños no terminaba de encender.

Sólo un 16 por ciento aseguraba antes del torneo estar muy interesado en los Juegos. Y las perspectivas para los Paralímpicos son peores. «Llegados a este punto, es difícil para nosotros esperar ver los estadios llenos que tuvimos en Pekín (2008) o en Londres (2012), o que esperamos dentro de cuatro años en Tokio», admitió Craven. Según los organizadores, por ahora sólo se ha vendido el 12% de los 2,4 millones de tickets para el torneo de deportistas con impedimentos físicos.

 

El presidente del CPI tiene sin embargo la esperanza de que la fuerza y el encanto de los Paralímpicos, transmitidos por primera vez en televisión en más de 100 países, contagien aún al público local. «Esperamos que la pasión de los brasileños y su deseo de ver y apoyar a los atletas brasileños ganar medallas los haga venir en masa», expresó sus deseos. «El poder de la gente realmente puede cambiar el destino de estos Juegos», pidió.

Craven admite sin embargo que Brasil, con una retroceso económico previsto para este año del 3,3 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB), es un país distinto al que se adjudicó en 2009 la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. «El clima político y económico ha hecho que los preparativos sean un gran reto, especialmente para el Comité Organizador de Río 2016», lamentó.

Las cajas de los organizadores están vacías. El Gobierno central brasileño y la ciudad de Río planean desembolsar 250 millones de reales (unos 78 millones de dólares) para intentar tapar el agujero financiero. El Estado ya había tenido que apoyar con una inyección de más de 800 millones de dólares para los Juegos al estado de Río, golpeado por la crisis y la caída de los ingresos del petróleo.

El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, máximo responsable del evento recién finalizado, también se muestra optimista, pese a todo. «Espero que con los Paralímpicos en Río pase algo parecido a hace cuatro años en Londres, cuando la venta de tickets empezó floja pero aumentó después muy rápido con el éxito de los Juegos Olímpicos», dijo Bach. La diferencia es que la atmósfera en Londres 2012 era muy buena desde el principio. Y en los difíciles Juegos de Río, la apatía todavía podría estar por llegar.

(DPA)

 

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