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Fórmula 1

Por la Fórmula 1 que amamos

Lunes, montado en el tren, pensando sobre qué escribir en esta ocasión. Tenía un tema rondando en la cabeza, pero no terminaba de lanzarme. Las cosas de la vida, que hasta que no te ves seguro no te lanzas y la realidad es que seguramente nunca vas a estar seguro. Siempre te asaltan dudas.

El tipo de dudas, obviamente, dependen del momento. No son las mismas dudas las de si saber si lanzarte para conocer si un amor es correspondido que las que te entran para escribir un artículo sobre un tema.

En mi viaje en el tren estaba leyendo la prensa a ver si encontraba alguna vía de escape para hablar sobre otro tema y no sobre el que tenía en mente porque no me veía capaz de plasmarlo en condiciones. Tras una pequeña ronda, entro en esta, la que es mi web y leo “Camisetas sin escudo” de mi jefe. Ya está, decidido. Salvando las distancias entre fútbol y Fórmula 1, toca prácticamente el mismo tema que yo tenía en mente.

O nos plantamos o nos pisan dice en su último párrafo. Y es verdad. La última pantomima de empezar a sacar camisetas sin escudo es un chiste. En la Fórmula 1 nos está pasando algo parecido. Este mundo tan desarrollado, avanzado y moderno como se hace llamar se va al traste. Es la hipocresía hecha “way of life” (meter anglicismos cada dos frases es muy moderno). El publicar una foto en Instagram para enseñar lo bonita que es tu vida cuando realmente no sabes ni quién eres y solo buscas afectos para llenar este vacío.

Tras cuatro párrafos te puedes estar preguntando qué me pasa, qué hago escribiendo esta larga introducción. Puede que no sea la mejor, pero necesitaba hacerla para intentar plasmarte en un par de párrafos qué es lo que me pasa con la Fórmula 1. Como no podía ser de otro modo, la categoría ha entrado en el globalismo donde el buenismo es la nueva religión. Buenismo hipócrita, siempre con una mano delante y la otra detrás para recoger billetes.

La situación económica es la que es, a nadie se le escapa, y obviamente la Fórmula 1 necesita dinero. Lo que no puede hacer es proclamar el discurso de los dirigentes que compraron el cortijo en 2016, el cual promulga un deporte por y para los aficionados y luego se vende al dinero y deja a los aficionados como el último mono. Menos aún este año.

Tras una larga espera, llegan los nuevos monoplazas. Los ansiados salvadores que se suponen que darán espectáculo en cada curva. Tras un largo invierno esperando a que llegara el momento de conocerlos, nos encontramos con un esperpento de la Fórmula 1 que se veía venir desde hace algún tiempo, pero cual niño pequeño esperábamos que no fuera así.

La categoría decidió reducir a prácticamente un test privado el estreno de los monoplazas en el circuito de Montmeló por tal de dar todo el protagonismo a los segundos, que se celebran en Baréin. Obviamente por motivos de peso, es decir, económicos. Para añadirle más tontería a esta pantomima, reputados medios internacionales afirmaron que se le pidió a los equipos que no enseñaran su decoración oficial hasta los test de Baréin por tal de darle todo el protagonismo.

Para aumentar la memez, se prepararon unas maquetas de monoplazas genéricas para que los equipos no presentaran sus verdaderas armas, sino que hicieran un acto con esta “cosa”. De los cuatro lanzamientos que llevamos, uno de ellos fue con esta maqueta. La broma es hasta de mal gusto.

Como cité anteriormente, vuelvo a retomar la frase de Borja de “o nos plantamos o nos pisan”. Eso pensé el día que se anunció el insulto que se le hizo a los test de Barcelona y tenía claro que algo tenía que hacer. Complicado tener repercusión, pero tenía que hacer algo. Soy consciente de quién soy y de las limitaciones que tengo ejerciendo esta profesión, pero también tenía claro una cosa: podía aprovechar las posibilidades que esta globalización que nos está quitando nuestra raíz de persona me ofrece. Si está para lo que yo considero dañino para la persona, también puede darme una vía para lanzar un mensaje que considero necesario. Y así fue.

Hablando con mis colegas dentro del mundillo pensé que era buena opción mostrar de alguna manera nuestro descontento. La Fórmula 1 tiene el problema de que al ser tan global es difícil hacer calar un mensaje. Quizás en La Liga española puede ser algo más sencillo dado que es a nivel nacional, pero a nivel mundial es un imposible. Aún así, la reivindicación tuvo su éxito.

Decidimos plasmar el descontento bajo el hashtag #NoMoneyNoOfficialTest. El motivo se puede entender fácilmente. Se nombró oficial solamente al test de Baréin, relegando a Barcelona a no más que unos días en un circuito sin oficialidad. En poco más de un par de horas, lo que iniciamos unas pocas cuentas relativamente insignificantes dentro de la inmensidad de Twitter, se colocó como 2ª tendencia a nivel nacional.

Para mí, este día no cayó en saco roto. Obviamente, la situación sigue siendo la misma y no hemos cambiado nada visiblemente. No vamos a cambiar el mundo siendo tendencia durante algunas horas, pero sí considero este hecho como una gota dentro del vaso de seguir manteniéndonos fieles a nuestros principios. La muestra de que tenemos algo en nuestro interior que no va a doblegarse ante esta sociedad que cada día nos dice más cómo tenemos que ser, qué tenemos que sentir y cómo debemos actuar.

Seguramente estas líneas que acabo de escribir se pueden considerar no correctas. Lo cierto es que necesitaba sacar esto de dentro de mí. Me gustará más o menos cómo lo he plasmado, pero al menos he podido quitarme de encima esta pequeña losa y mostrarlo en unas palabras. Esta semana no te he traído ningún análisis, tampoco un artículo sobre la historia de la Fórmula 1, pero considero que esto era necesario. Sobre todo, para que en el futuro podamos seguir haciendo análisis y hablando de la historia de este bonito deporte.

Imagen de cabecera: @AstonMartinF1

Fórmula 1 | “En la vida hay que tratar de ser el mejor, pero nunca creer que uno es el mejor”, Juan Manuel Fangio | Fui editor en The Best F1, me puedes leer en Twitter en @F1_Directo

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