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FC Barcelona

Un breve y memorable viaje al pasado

Fueron solamente 45 minutos. Un resquicio que facilitó una entrada de luz en una noche de domingo, cuando crees que el fin de semana ya te ha dado todo lo que te tenía que dar. Cuando, teniendo en cuenta lo que estamos viendo en este inicio de temporada, te esperabas otro pragmático y resolutivo partido de este FC Barcelona de Ernesto Valverde. Lo mostrado hasta ahora nos confirmaba la capacidad de orden y oficio que el entrenador ha transmitido a su bloque, consiguiendo una impecable trayectoria a nivel de resultados que ha hecho que lleguemos a noviembre invictos. Pero en el partido de Mestalla pudimos (por fin) ir un poquito más allá.

¡Y de qué forma se consiguió! Más allá del resultado, que quedó claro que pudo ser bien distinto por un detalle del que ya se ha hablado demasiado, el elenco de jugadores azulgranas que disputaban el partido se encargaron de regalarnos un breve viaje al pasado en forma de despliegue técnico y táctico. Un flashback que nos transportó a un equipo y a un entrenador de ensueño que, hace ya más de un lustro, consiguió desarrollar el mejor fútbol que han visto nuestros ojos. Una degustación gourmet que va más allá de las sensaciones que hayamos podido tener unos cuantos, y que trato de explicar a continuación.

“Take the ball, pass the ball. Take the ball, pass the ball”

El FC Barcelona fue capaz de monopolizar la circulación del balón de un modo que no habíamos visto hasta ahora, empezando por un imperial punto de anclaje llamado Sergio Busquets y pasando por unos centrocampistas que, aunque no sean los mejores especialistas del ‘estilo’, se pusieron a disposición de lo que el equipo necesitaba. El 76% de posesión en el primer tiempo es un auténtico escándalo, teniendo en cuenta el estado de forma del rival que teníamos enfrente, al que se sometió desde el minuto uno. Además, el balón solo estuvo en el campo del FC Barcelona durante el 15% del tiempo. Este último dato se explica a través de la participación de los componentes de la línea defensiva en el desplazamiento de balón. Una participación que conviene destacar no solo a la hora de dar fluidez al pase, sino a la hora de recuperar el balón. La avanzada línea defensiva anuló por completo la gran capacidad que tiene este Valencia CF (con unos cohetes llamados Guedes, Zaza, Rodrigo y Soler) para salir al contraataque, y lo hizo con nada más y nada menos que treinta recuperaciones de balón, con el 75% de entradas ganadas en defensa. La presión a todas las líneas resultó efectiva y el Barça fue capaz de recuperar el balón antes de que llegase al tercio de campo propio para volver a construir, volver a circular, volver a cansar al rival.

¿A qué nivel situamos estos 45 minutos?

Sin duda, a un nivel muy alto. Se ha hablado de demasiada horizontalidad y de que la circulación de balón debe ir acompañada de la creación de ocasiones de gol. Aunque estoy de acuerdo con que la sucesión de oportunidades de gol aumenta el espectáculo para el aficionado, no creo que sea algo que (estrictamente) vaya de la mano. Si el gol de Messi hubiera subido al marcador, ¿acaso no daríamos como muy válido el 0-1 al terminar la primera parte? La mejor práctica combinativa no debe ir siempre acompañado de tres o cuatro goles. Estamos hablando de movilidad táctica, intercambios posicionales y sacrificio colectivo en las transiciones ataque-defensa. Es algo que va más allá de las ocasiones de gol pero que, precisamente, sirve para que acaben llegando.

El Barça terminó el partido con un 86% de precisión en el pase, adquiriendo relevancia este dato al conocer que el 83% de pases en campo contrario también resultaron exitosos. La libertad de Messi, la inteligencia de Paulinho, la variación de Semedo y Alba pasando de laterales a carrileros y la renuncia (en favor del equipo) de Rakitic a ser Rakitic hicieron que, por momentos, Busquets e Iniesta disfrutaran del juego de toque como antes, como en esos ‘tiempos mágicos’ que nunca volverán. Y lo afirmo con esta contundencia porque nunca se podrá igualar tanto talento en el césped y también en el banquillo. Un talento de los banquillos, que por cierto, sigue asombrando a la Premier League mientras hace el mejor fútbol de Europa. Entre muchas espectaculares estadísticas del Manchester City, quiero destacar la media de 726 pases ejecutados con éxito por partido. ¿Saben cuantos consiguió el FC Barcelona en Mestalla? Ni más ni menos que 753 pases. Momento de sacar las conclusiones pertinentes sobre lo que vimos el domingo, supongo.

Step by step

Pese a llevar sin conocer la derrota desde agosto, en las últimas semanas salieron las primeras voces en el barcelonismo criticando el nivel de juego del equipo. Hay la sensación de que la gente, una vez conocida la mayor excelencia jamás vista sobre un terreno de juego a inicios de esta década, necesita verla de nuevo (y cuanto antes, mejor). Y no va a ser así, porque si algo tiene la excelencia es que es minuciosamente selectiva, distinguida, única. Por eso han habido selecciones de Brasil muy buenas, como la de 2002, pero ninguna ha sido ni será como la del Mundial de 1970. Por eso ha habido un Milan muy bueno, el de Carlo Ancelotti, pero ninguno ha sido ni será como el de Arrigo Sacchi. Igualmente, han habido equipos del FC Barcelona con mucho talento, como el de 2015 de Luis Enrique, pero ninguno ha sido ni será como el de Pep Guardiola.

Una vez conscientes de ello, vayamos paso a paso con el equipo de Valverde. Tratemos de aceptar un funcionamiento que, de momento, ofrece buenos resultados. Con el tiempo, estoy convencido que el juego mejorará y haremos referencia a más resquicios de luz como el que vimos en Mestalla. Que así sea hasta el punto de ser tan normal que no haga falta dedicarle un artículo.

«Jugar al fútbol es muy simple, pero jugar un fútbol simple es la cosa más difícil que existe». #GràciesJohan

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