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Stephen Curry, MVP a pesar de todo

En las últimas fechas se han levantado algunas voces en cuestionando la elección de Stephen Curry como MVP de la liga. El rendimiento de Russell Westbrook en playoffs, donde ha minimizado la influencia en el juego del base de Golden State Warriors, ha dado pie a las críticas de aquellos que ven en Curry un jugador sobrevalorado, una figura inflada por la propia NBA en su afán de ensalzar su producto. Los estratosféricos números de Westbrook en post temporada alimentan la teoría que sitúa a este en el pedestal más alto en la posición de point-guard. En el momento de escribir estas líneas, es cierto que Oklahoma está pasado por encima de los campeones del pasado curso; pero es que también lo hicieron cuando se midieron a San Antonio Spurs, los otros aspirantes claros al anillo para todo seguidor de la competición americana, el conjunto que rivalizaba en juego preciosista con los de Oakland. Precisamente en el equipo texano juega el que sería segundo en la votación que elegiría al mejor jugador de la temporada, Kawhi Leonard. Y se da la paradoja de que en la final, los Thunder, en caso de culminar la hazaña, presumiblemente se enfrentarían a quien ocupó el tercer escalón de la carrera por el galardón, LeBron James. Westbrook sería cuarto y Kevin Durant, el otro fenómeno en las filas Oklahoma, quinto una vez hecho el recuento.

Que se cuestione que Curry no haya sido el mejor me parece un absoluto disparate.

Antes que nada, debo decir que sería sano a la hora de valorar el merecimiento del premio, que este se entrega en base a lo realizado en la Regular Season; esto es, los 82 partidos que disputan los equipos antes de avanzar hasta la carrera por el trofeo Larry O’Brien. Lo que ocurre una vez concluidos esos choques no afecta en modo alguno en la designación de jugador más valioso del año. Si esto fuera así, Dirk Nowitzki debería renunciar a su galardón de 2007, o Tim Duncan al suyo de 2002. Recuerdo cómo el de los Mavs no pudo ofrecer su premio al público, puesto que Dallas quedó apeado, pese a haber firmado el mejor balance, del cuadro a las primeras de cambio.

Una vez aclarado este punto, deberíamos hacer reflexión sobre lo realizado por cada jugador y su incidencia directa en su equipo. En clave individual, Stephen Curry expone unos números absolutamente fantásticos. Máximo anotador y primero en robos de balón (solo Michael Jordan y Allen Iverson habían alcanzado tal logro); nuevo miembro del club de los 50-45-90 (porcentaje en tiros de dos, de tres y libres), uniéndose a Steve Kerr y Steve Nash; récord absoluto de triples, y una eficiencia media -PER- (indicador de productividad, algo que podría equipararse a la valoración en el baloncesto FIBA) solo inferior a las registradas en su día por Wilt Chamberlain, Michael Jordan y LeBron James. Todo ello en menos de 35 minutos por partido en pista. Pero la mayor baza que juega Curry es el récord de su equipo: 73-9, superando el mítico 72-10 de los Bulls de Jordan. Y no se trata de si los californianos son mejores que los de Illinois (para quien escribe esto no lo son), sino de que han sido muy superiores al resto de conjuntos con los que compiten, mostrando una solidez palpable y dando la impresión por momentos de ser un equipo casi imbatible. Vamos a dar un dato: San Antonio Spurs, franquicia 5 veces campeona en los últimos 3 lustros, que ha batido si propia marca de partidos ganados en un año, ha quedado a 6 triunfos de los de Curry. El baloncesto es un deporte de equipo, y Stephen y sus compañeros fueron el mejor equipo.

Imagino que en cierto modo, todos estamos un poco molestos con la continua equiparación de los medios deportivos, sobre todo sensacionalistas, con Michael Jordan. El fin de vender para algunos es más importante que la propia información (podríamos citar a Ryszard Kapuściński y recordar sus palabras sobre en negocio y la verdad). Siendo serios, la comparación no es posible. Olvidemos que el ‘23’ está lejos de cualquier otra figura de este deporte e intentemos equiparar a ambos jugadores: distinta posición, distinto juego, distinta época… Amén de que cada uno controla este ejercicio de manera diferente. El propio Kerr, coach de Curry, dijo recientemente que la sensación de dominio de MJ llegaba desde su sola presencia, algo que nadie más ha logrado. El cotejo entre ambos no es justo. No para Curry. Pero vende. Imagino que estamos cansados de algunas actitudes del Stephen: sus continuos gestos cuando anota una de esas canastas imposibles, las referencias desafiantes al banquillo rival, su incesante jugueteo con el protector bucal, sus tics… Imagino que no nos gusta que otro crack como Klay Thompson no tenga más crédito y sea reconocido como el enorme jugador que es, y no nos gusta que la plantilla de los Warriors acumule tanto talento y este sea puesto a disposición del ‘30’.

currymvp

Añado a todo lo reflexionado anteriormente la pasión imperecedera de ir en contra de lo que vence con cierta holgura. Los éxitos crean tanta admiración como recelo. Antes de Curry lo sufrió LeBron James. Y antes de James, Kobe Bryant. Siempre ha existido ese jugador que está por encima (sin importar cuánto se prolongue en el tiempo) y que solo a la larga tiene nuestra aprobación. El caso de Kobe es el más ejemplarizante, aunque también nos serviría  el de su compañero Shaquille O’Neal: si no eras de los Lakers en esa época, posiblemente los odiases. Kobe o Shaq fueron queridos cuando mostraron que eran humanos, cuando asomaron sus debilidades. Ocurre siempre.

En cualquier caso, y regresando al personaje que nos ocupa, podemos debatir nuestros gustos, pero en ningún momento los hechos. Se trata del primer MVP elegido de manera unánime en las votaciones. Jamás ocurrió algo semejante. Ir en contra de la lógica y proclamar como discutible su elección, sería propio de fanáticos más que de aficionados.

Por último quisiera hacer un inciso. MVP significa “Most Valuable Player”, es decir, jugador más valioso. No mejor, más valioso. Y, al menos este año, Stephen Curry ha sido el jugador más valioso. El más valioso de la temporada regular. Otro cantar son los playoffs…

Tenerife. Estudié sociología aunque siempre he estado vinculado al mundo de la comunicación, sobre todo haciendo radio. Deporte en general y baloncesto más a fondo.

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