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Joao Felix y los divorcios

Querido Joao, te comprendo. Te equivocaste eligiendo equipo igual que yo eligiendo esposa. En una de esas cuatro o cinco decisiones trascendentales con las que chocamos en la vida, escogiste una plantilla donde ahora te sientes un marciano, y yo encontré una de esas mujeres que, tras arrasar por tu vida, te deja rogando por que llegue la Cruz Roja, repartiendo mantas y alimentos para mitigar el desastre.

Los comienzos en cualquier relación, ambos lo sabemos, suelen ser lo más fácil. Todo ilusiones y risas, en las que lo mismo tienes sexo en el ascensor de casa, que en un partido de pretemporada contra el Madrid en Nueva Jersey. Pasada esa fase, llega lo complicado, con el trabajo diario y la rutina, y aparecen las fricciones de la convivencia. Los pequeños defectos ya no se pasan por alto y no alcanza con la clase o el afecto para mantener la relación. Y los problemas comienzan a crecer.

Y no podrás decir que fue porque escasease el tiempo ni las oportunidades. Incluso has tenido de tu lado la prensa. Porque el talento siempre tiene buena fama, o por los que supieron ver en tus fricciones con el Cholo un arma arrojadiza, has disfrutado de incondicionales que hasta te preferían al argentino. Es innegable que se te vieron detalles, que ahí dentro existe un gran jugador, pero nunca encontraste la continuidad. Con cada buena racha topabas con una lesión o una expulsión que la truncaba. En los momentos más recordados, como Anfield, contra Osasuna o Valladolid, siempre salías desenfocado en las fotos. Como el soldado al que las batallas importantes le coge siempre en la enfermería o sentado en la letrina.

Con los problemas creciendo, ambos probamos a darnos un tiempo con nuestras parejas, una separación sin mucha convicción en que solucionase nada. En mi caso sirvió para alargar la agonía, en el tuyo para comprender que con tu ausencia el equipo funcionaba mejor. Como si fuese una cesión de Instagram, te esforzaste por encariñarte con los ingleses, aparentar felicidad y que tu ex te echase de menos, como si quisieses demostrar que la falta de afecto con el Atleti no hubiese sido culpa tuya.  Pero tampoco resultó bien.

La realidad ahora es que sólo el dinero de Arabia y un equipo de media tabla en Inglaterra, han mostrado interés por ti. La solución pasará, como en todos los divorcios, por encontrar un acuerdo en el que sólo saldrá contento el Mendes de turno. Ni siquiera te quedará el consuelo de haber fracasado en el Atleti como otros portugueses crápulas, por desperdigar el talento en la noche madrileña y apareciendo la mañana siguiente en los entrenamientos rezumando gintonics y carmín. Tú tendrás que esperar que se acerque el cierre del mercado, ninguneado, viendo cómo hace tiempo que otros encontraron destino y rehacen sus vidas. Rezando por una oferta de última hora que resuelva el problema.

Pero, muchacho, ya te lo aviso, si algo nos ha enseñado la vida, es que en el fútbol, los negocios o las noches, los planes de última hora suelen costar dinero y pocas veces salen bien.

Alter ego de Pablo Albert Martínez y José Felipe Alonso Simarro (29-12-78. Sí, los dos). Pasión por el Atletico de Madrid y el cine. Y es que las comedias, los dramas, las emociones y las tragedias siempre nos sedujeron.

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