Las unidades de potencia híbridas llegaron a la Fórmula 1 en la temporda 2014 con tres fabricantes en parrilla: Mercedes, Ferrari y Renault. Honda se incorporó una temporada más tarde, en 2015. Durante el primer año de estos nuevos motores se comentaba que Honda partiría con ventaja cuando llegara, ya que conocería los fallos que tuvieron el resto de motores e iría con la lección aprendida. Todo eran alegrías cuando se hablaba de la unión McLaren Honda. Desde el primer minuto se les colocaba como aspirantes al título.
Pero llegó la pretemporada de 2015, y el motor Honda no hacía más que dar problemas. Si no era una fuga de agua, era un fallo en la centralita. Si no era un fallo en la centralita, un problema con el aceite. Fuera por A o por B, el motor nipón no hacía más que dar problemas. Aún sabiendo esto, tanto desde McLaren como desde Honda se seguía diciendo que el chasis era muy bueno, y cuando el motor solucionara sus fallos de fiabilidad, estarían en la cabeza. Con este mismo discurso terminaron 2015, sin apenas alegrías y con muchas penas.
2016 se planteaba con la temporada en la que McLaren daría el salto. Pero por más que se quisiera vender, el MP4-31 seguía sin ser competitivo. Pasaban las carreras y ya el aficionado se empezaba a dar cuenta de que todos estos discursos eran palabrerías y que 2016 tampoco iba a ser el año de los de Woking. El cambio de normativa y la eliminación de los tokens parecía que podía ser la solución a todos los problemas de McLaren.
Si este puede ser el año que vuelvan a estar arriba aún no lo sabemos, pero lo idea que quiero transmitir en mi artículo es la siguiente: la entrada de Honda un año más tarde en la Fórmula 1 fue un error que, a día de hoy, siguen pagando. A finales de 2016, Ferrari y Renault, aunque los franceses en menor medida, se acercaron al nivel del motor Mercedes. Mientras, Honda seguía un paso por detrás. En la presentación del MCL32 dijeron que habían conseguido igualar el rendimiento del motor Mercedes de final de la temporada pasada. De ser verdad, estarían bastante atrasados ya que en este invierno en la fábrica de las flechas de plata han trabajado en mejorar el motor.
De este modo, creo que para 2017 Honda seguirá pagando el no haber llegado a la Fórmula 1 el año en el que se introdujeron los motores híbridos. Este hándicap tan grande sigue pasándoles factura. Este año tienen la ventaja de que durante la temporada no estará limitada la mejora del motor, al haber eliminado los tokens. Pero lo que si parece cierto es que en Honda siguen bastante por detrás del resto de motores. Toca seguir trabajando, tanto en chasis como en motor, y vender menos humo. Tres años con el discurso de: “este año seremos competitivos” merma mucho. El aficionado está cansado. A los anglo-nipones les toca revertir la situación. Tienen el potencial y los medios, les falta dar en la tecla.