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Zaïra Flores: “Hay calidad futbolística para vernos capaces”

Zaïra Flores Nogueras, nacida en Barcelona el 4 de noviembre de 1993. A sus 23 años, forma parte del primer equipo femenino del RCD Espanyol, y es una de otras tantas mujeres que no imaginan su vida sin el esférico.
La realidad del fútbol femenino no comprende sueldos suficientemente altos para vivir de la nómina. Por ello, las mujeres deben combinar la exigencia de los entrenamientos y partidos con otras profesiones o inversiones de futuro.

Zaïra compagina la pasión de dedicarse al fútbol con un Master a distancia de Coaching Directivo Deportivo y Psicología de Alto Rendimiento. Además, es emprendedora de un proyecto bautizado con el nombre de ZAIEN Sport Trainning, basado en métodos de entrenamiento personal orientados al rendimiento, a la prevención de lesiones y readaptación.

Una centrocampista capaz de adaptar un rol más defensivo según necesidades, aunque desde sus botas nazca el deseo de construir. Un punto de anclaje, que aporta equilibrio entre líneas, con una técnica tan elegante que parece tener el control de paralizar el tiempo para mover el balón a su antojo.

Nos citamos en una semana de relevo de banquillo, tras el reciente anuncio de la dimisión de Luis Miguel Marín, que deja lugar a un tercer entrenador en esta temporada. A falta de seis jornadas para el final de la Liga Iberdrola, el Espanyol se encuentra en zona de descenso, a un punto de la salvación.

Al verla llegar transmite ser una persona educada, que guarda las formas. Y de manera que pasan los minutos, lo confirma. Abierta a charlar de manera distendida, sin prisas. Risueña. Sus pecas acompañan una agradable sonrisa que esboza cada vez que habla de todo aquello que dibuja en el verde. Creadora de pinturas, imaginación y control en la medular. Una larga melena ondulada que se desplaza frecuentemente de lado a lado. Espirales de sensaciones a flor de piel cuando relata partes de su vida. En todas ellas, el balón es protagonista. Al preguntarle por su primer recuerdo con éste, viaja en una máquina del tiempo. “Era muy pequeña. No estoy segura de si todavía llevaba pañal, porque recuerdo que corría muy mal. Jugaba con el tío de mi madre, que era como un abuelo para mí. Corría tras él para atrapar la pelota. Con él también jugué a dar mis primeros pases y toques. Luego recuerdo jugar en el patio del colegio. Si no teníamos balón, siempre había alguien que traía Actimel, y cuando se lo terminaba, lo aplastábamos para convertirlo en una pelota improvisada”.

Xavi Hernández es su predilección. Algo que complementó con la llegada de Andrés Iniesta. Una pareja de jugadores referentes en los que ver reflejados sus sueños y retos.

Trasladamos el interrogante hacia cómo se inició de jugadora, y se sorprende todavía al exponer la pregunta que le realizó su madre cuando tenía diez años: “Zaïra, ¿quieres que probemos en el Barça? Sí que es cierto que allí donde iba me llevaba la pelota, y que mucha gente le decía a mis padres que tenían que llevarme a algún equipo, porque veían que tenía calidad. Incluso, hubo una época que me llamaban Ronaldinha. Ellos contestaban que no habían equipos femeninos, y veían el fútbol como un deporte de chicos. Así que nunca me había planteado jugar en un equipo, y la pregunta que ese día llegó, ante la insistencia a la que sometieron a mis padres, me sorprendió. Contesté: Sí, vale”. A partir de ese momento, los padres de Zaïra empezaron a informarse sobre los equipos femeninos del FC Barcelona y, al hacer la prueba, fue seleccionada.

Con el tiempo supe que la intención de mi madre era que no me cogieran, y se me acabara la tontería del fútbol. Admite que le salió mal la jugada”.

El Camp Nou fue el primer estadio que pisó, y no fue para ver un partido. Lo visitó junto al equipo. A diferencia de otros hogares, en su casa no hubo un sentimiento arraigado para seguir el deporte. “Más bien lo trasladé yo. Mi padre jugaba a baloncesto, pero no acudía a verlo como espectador. Y lo dejó joven, por no poder combinarlo con el trabajo”.

Inevitablemente, nos preguntamos acerca de ese momento en que una jugadora de fútbol se da cuenta de que quiere dedicarse profesionalmente. Aquellos instantes en que deciden que quieren luchar y esforzarse por conseguir estar en la élite del fútbol femenino.

A los 11 o 12 años. Mi madre me preguntó ¿tú qué quieres realmente? ¿Qué esperas del fútbol? Y en ese preciso instante fue cuando me lo plantee y encontré mi respuesta: Quiero ser una jugadora profesional”.
Los padres de Zaïra apoyaron su decisión, y en los momentos difíciles fueron el sostén en el que hallar fuerzas para lograr el objetivo.

Zaïra cuenta sobre su madre y ese sentimiento de protección en un deporte en el que existe el contacto: “Mis padres siempre han sido espectadores. El objetivo era verme disfrutar. Alguna vez mi madre se había sobresaltado al ver algún golpe, pero han mantenido siempre una actitud muy tranquila”.

Tras dos años en la escuela, se disolvieron equipos base. Zaïra Flores se mudó a los terrenos de juego del FC Levante Las Planas. “Recuerdo que había un monitor del campus que era entrenador de allí. Me había dicho alguna vez que fuera a jugar, pero le contestaba que mi madre me había llevado al Barça. Él decía que cuando me cansara ya iría. Así que en aquel momento mi madre decidió llevarme. Estuve dos años, uno de futbol 7 y otro de fútbol 11, hasta que el Barcelona empezó a tener de nuevo equipos, y mi madre llamó a Xavi Llorens. Por lo visto, la llamada sorprendió a Llorens, porque tras hacer un seguimiento de las jugadoras que ya habíamos estado allí, tenían intención de invitarme a regresar”.

Siguió su trayectoria en el FC Barcelona hasta llegar al B y dar el salto al primer equipo. “Siempre intento dar el máximo, pero recuerdo esa temporada especialmente con mucho sacrificio. Para mí, estar convocada era un premio. Tuve pocas oportunidades, pero tengo la sensación de que intenté aprovecharlas todas y hacer un buen papel”. No obstante, los planes de fichajes y el poco rodaje alejaron a Zaïra de poder seguir en el primer equipo del club azulgrana. Algunas oportunidades llamaron a su puerta, pero le implicaba un cambio de residencia mientras estaba cursando sus estudios universitarios de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, por lo que decidió quedarse y volver a las filas del FC Levante Las Planas. En el club de Sant Joan Despí vivió un descenso. Sin embargo, esa misma temporada su trabajo fue reconocido, siendo galardonada e incluida en el once de oro de Fútbol Draft, compartiendo alineación con otras caras conocidas del fútbol femenino.

Además, Zaïra también ha representado a la selección catalana disputando minutos, y a la selección española siendo convocada para stage.

En Julio de 2015 fichó por el Espanyol, y fue una de las jugadoras que renovó contrato para defender la camiseta blanquiazul en la vigente temporada.

Hace lectura de su temporada. Entre suspiros, pronuncia la palabra difícil, y la entona de nuevo: “Muy difícil. Personalmente, no ha sido mi mejor año. Me han faltado minutos para poder mantenerme al máximo nivel”.

El equipo femenino del RCD Espanyol nació en 1970. Desde entonces, solamente ha faltado a la cita de la Primera División en tres ocasiones, durante las temporadas que comprende el período del 1990 al 1993.

En los últimos cinco años, la peor posición en la clasificación final de liga les ubica en la decimoprimera posición. Consiguió un doblete en 2005, y reúne seis Copas de la Reina en su vitrina. Sin embargo, ahora se encuentra contra las cuerdas. Restan seis jornadas, en las que el objetivo de sumar puntos es una necesidad que debe transformarse en hechos reales. Y viendo la plantilla, nos lleva a pensar qué ha llevado a un histórico a la zona de descenso.

No empezaron a salir bien las cosas desde el principio. Inicialmente, el calendario fue muy duro, nos hizo mucho daño. No se puntuó en partidos clave. Una dinámica negativa que te hace entrar en una rueda de la que cuesta mucho salir. Hemos estado tropezando.
Sí hubo un punto de inflexión para revertir la situación e ir a por el objetivo, pero en partidos factibles para puntuar no se lograron los propósitos.
El equipo necesita liberarse, dejar a un lado la presión de esta circunstancia. Hay calidad futbolística para vernos capaces y conseguir la permanencia”.

Tal y como ya indicó el consejero delegado del club, éste apostará de nuevo por el fútbol femenino.
También se intuyen cambios con las próximas elecciones de la FEF. Así como una inyección evolutiva que reconozca los méritos del fútbol femenino. Cambios que pueden cesar ese deseo de coger las maletas con billete al extranjero, fruto de cómo se ha vivido la situación en nuestro país. Algo que ellas, lógicamente, valoran como una gran oportunidad. “Es un gran paso adelante, por cómo está catalogado el fútbol femenino en otros países. Una gran oportunidad para quien lo busca y le llega”.

Imaginando el futuro y la visión del avance del fútbol femenino, Zaïra se para a visualizar el suyo: “Pienso en un futuro cercano, en el día a día. Mi ilusión es seguir en el máximo nivel del fútbol femenino. Me siento esperanzada porque se viene mucho cambio, y creo que de aquí a dos o tres temporadas todo será bastante distinto”.

A través de estas líneas transcurre una mañana en la que Zaïra Flores se muestra como es: una jugadora que denota humildad, trabajadora y exigente, y que utiliza la autocrítica para valorar su día a día. Una mujer que lleva el 12 en la espalda y el balón pegado a sus pies.
El futuro no está escrito pero nos avanza el crecimiento del fútbol femenino. Entre esos pasos, podemos leer las carreras profesionales de mujeres como Zaïra. Esas trayectorias que esperamos que se sigan ensanchando de experiencia y éxito.

Editora en SpheraSports. Especialista en Scouting y análisis de juego por MBPSchool. Sport Social Media. Eventos Deportivos

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