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Entrevista a Luis García Plaza: "En el deporte de alta competición, la mente manda mucho, incluso más que la táctica"

A falta de una jornada para concluir el campeonato de LaLiga, Luís García Plaza (Madrid, 1972), acaba de ser renovado por su club. Es la recompensa a una meritoria temporada con un equipo, recién ascendido, y que marcha 10º a las puertas de la última jornada de Liga. Para hablar de ello y recordar momentos tan relevantes como su ascenso con el Alavés, entre otros, atiende a esta casa. Su cercanía, su humildad, sus ganas de seguir creciendo, su compromiso con el Deportivo Alavés y todo lo que lo rodea, se evidencian en esta entrevista.

Lo primero, ¿cómo estás?

Bien, muy contento por muchos aspectos. Primero por la temporada, que al final es algo que era difícil de pensar que nos hubiese salido todo tan bien. Además, ya no solo en lo que hemos conseguido, sino cómo. Creo que el equipo ha transmitido muchas cosas buenas. Y después hemos renovado, hemos ampliado el contrato aquí y también es otro motivo de estar muy feliz. De momento todo es bueno y creo que en el fútbol hay que disfrutar los momentos, que luego llegan los malos solos.

Es la primera vez en muchos años – deberíamos remontarnos muy lejos –  que un entrenador tiene la continuidad que tú estás teniendo en el club. ¿La confianza está dando resultados?

Bueno, yo creo que los resultados están dando la confianza. Creo que es así. Que sí es verdad, no sé por qué causas y tampoco soy el indicado para decirlo, no ha habido mucha continuidad de entrenadores aquí en los últimos años. Yo creo que los resultados han propiciado que haya una confianza mutua. Estoy muy a gusto aquí, me he adaptado mucho a la filosofía del Deportivo Alavés y creo que al club le gusta cómo trabajo. El futuro Dios dirá, pero de momento estamos muy felices.

En un fútbol movido por egos, por polémicas de vestuario, de entrenadores, de directivas. En este Alavés, lo que trasciende, lo que evoca, es que nadie destaca por encima de nadie. Lo que desprende este equipo es que el Alavés es una familia. ¿Hasta qué punto, este carácter familiar que evoca es la idiosincrasia del club?

Yo creo que tiene que ser así.  Somos un club modesto, incluso ya no te hablo solo de España. En el propio país vasco tenemos grandes competidores. Tenemos que irradiar y dar esa imagen de ser una familia, pero no solo dar esa imagen sino serlo de verdad. Creo que el año pasado fue muy bonito cómo se vivió y este año Mendi desprende eso, porque sus aficionados desprenden eso también. Ser humilde, pero ambicioso. Tener los pies en el suelo, pero mirar cara a cara a todo el mundo. Y, sobre todo, es firmar buenos profesionales y buenas personas. Es una de las cosas que dije nada más llegar. Nos hemos intentado informar mucho de los jugadores que traíamos, dentro de nuestro mercado, que a veces no podemos mostrar todo lo que queremos, pero la mayoría de la gente que ha venido, lo ha hecho bajo ese perfil.

Para anunciar la renovación, el club te ha hecho un vídeo que circula en redes. Nos llama la atención una bonita frase que le dices a tus jugadores: “Muy orgulloso de haberos entrenado”. Cuéntanos un poco más sobre esto.

Cuando empezaba La Liga todo el mundo nos daba como un candidato al descenso, lógico. No es una molestia que me lo dijesen. Teníamos mucho debutante. Analizas el once titular y muchos o eran debutantes o casi su temporada donde se asientan. De esto me siento orgulloso, del crecimiento de los chicos durante el año. Y porque es un equipo que ha seguido el plan a la perfección. Han creído en la forma que quiero que juegue el equipo, la hemos llevado hasta límites máximos. Quizás es lo que más orgullo hace sentir a un entrenador, que los chicos crean en lo que hacemos. Después perderemos muchos partidos pero, cómo se han levantado en cada entrenamiento. Creo que es lo que más me ha hecho estar orgulloso de entrenarlos.

Con tu labrada experiencia, hasta qué punto es importante para un entrenador la presencia del Grupo Baskonia en la gestión y dirigencia de un club como el Alavés?

Hablando de experiencia es verdad, yo con 30 años ya estaba entrenando en segunda B. Tengo 51. Son 21 años. La experiencia en el extranjero te hace ser muy moldeable. Nosotros tenemos que montar nuestra impronta y dar un estilo al equipo, pero también tienes que captar lo que el club te da. En este caso, Josean Querejeta es muy ambicioso y, además, es un proyecto muy global. No solo el Deportivo Alavés, es el Baskonia, Ibaia, es todo lo que está haciendo alrededor de la ciudad, con la universidad, muchas cosas. Es un empresario ambicioso y quiere resultados y objetivos, desde el primer día. Es un tío muy exigente que lleva tu exigencia al límite. Si hay un respeto, eso te lleva a dar lo mejor de ti.

Dicen que un minuto lo puede cambiar todo. En la vida, en el fútbol. ¿Tú cómo recuerdas ese minuto en que el Alavés asciende a Primera?

(Risas) Es tópico de este fútbol y de este deporte. Cuando te pitan el penalti, todo el mundo empieza a celebrarlo y yo empiezo a pensar en quién lo tiene que tirar. Y no solo eso, empiezo a pensar en que si marcamos gol va a haber otra jugada y la tenemos que defender. Es verdad que ese minuto te cambia la vida, en muchas cosas. Yo también he ascendido con el Levante, tienes que tener ese momento de acierto y que las cosas te salgan de cara. Un ascenso como el del Mallorca es muy complicado. Tienes que tener esos momentos de que el trabajo te lleve a triunfar. Ese minuto es la hostia, yo lo repaso y es la hostia. Es toda una temporada en ese penalti. Llegó ‘El Barbas’ (Asier Villalibre), lo tiró de manera magistral y fue un éxtasis. Si hacemos un guion de una película, es imposible hacerlo más épico, que toque más el corazón y la fibra. Creo que va a ser uno de los ascensos más recordados de la historia, porque ha sido hasta el último segundo, del último partido, de la prórroga. Hay una imagen, que va a tirar el penalti Asier y hay cuatro de mis jugadores arrodillados, rezando. No puede haber rechace, había cinco que no estaban ni en la jugada. Fue brutal, la verdad.

¿Cómo se siente un entrenador que a día de hoy tiene al equipo décimo y le queda el partido de Las Palmas, teniendo uno de los presupuestos más bajos de toda la Primera División. ¿Qué te evoca? ¿Orgullo, la sensación de haber hecho un buen trabajo, es un milagro? ¿Cómo lo calificas?

Es verdad que partíamos de uno de los presupuestos más bajos de la categoría, pero esto le pasa a todos los equipos que ascienden. El año que viene, los tres presupuestos más bajos serán de los tres equipos que ascienden. Es algo que tenemos que lidiar. Espero que dentro de unos años no seamos de los presupuestos más bajos, esto tiene que ir creciendo. Pero eso quiere decir que se ha hecho un buen trabajo. Cuando las cosas van mal, recae todo en el entrenador y cuando las cosas van bien, hablan mucho del entrenador. Y es un trabajo global. La dirección deportiva para mí ha estado a un nivel excelente con esos recursos, los chavales han estado excelentes, hemos tirado de Ibaia todo lo que hemos necesitado. Es un trabajo conjunto y hay que estar orgulloso, porque, ¿cuál es el objetivo que tiene el año que viene el Deportivo Alavés? La permanencia. No puede ser otra cosa. Ahora, dentro de conseguir muchas permanencias tiene que haber años buenos y este es uno de ellos. El año que viene, me das un papel y me dices el 15º, faltando una jornada, pues hay que ser realista y lo firmo. Pero, a lo mejor, si consigues cinco o seis permanencias seguidas, tiene que haber años como éste. Y no solo eso, un año en el que juegues una final de Copa del Rey, un año en que puedas meterte en Europa, pero sin perder la base. Creo que hay que estar muy satisfechos.

¿Cuáles crees que han sido las claves para que el Alavés haya podido demostrar esta solidez y fortaleza en su vuelta a Primera?

Sí que es verdad que pensamos en encajar lo menos posible. Antes del partido ante el Real Madrid que nos meten cinco, éramos el tercer equipo menos goleado de la Liga. Que además, eso yo no lo busco, porque cuando ves mis equipos se intenta presionar arriba, salir combinativos, que los laterales le den solvencia para ir arriba. Pero ha sido un equipo muy solidario y muy disciplinado en defensa. Además, creo que, sobre todo hemos sabido jugar cada tipo de partido. Los jugadores han tenido una gran capacidad para absorber que debemos ser muy camaleónicos. Creo que esa ha sido la clave, ser muy sólidos.

En qué momento, en qué partido, te dices a ti mismo: «nos salvamos seguro».

Está claro que lo conseguimos cuando ganamos al Celta. Pero antes, la sensación que tuvimos es que estábamos en el camino. Nunca hemos estado en descenso. Siempre hay momentos de dudas, pero el equipo transmitía sensaciones de que iba a llegar la victoria. De hecho, hemos hecho rachas de tres partidos seguidos ganando. Esto es lo hostia para nosotros. Hemos hecho una puntuación alta para nosotros. Los de abajo no han estado bien, mandarles todos mis ánimos y mis abrazos a esos tres grandes equipos. Pero nosotros hemos cumplido el expediente con nota. Creo que durante el año el equipo transmitía que se iba a salvar.

Para eso es necesario también todo el trabajo mental. Ser un buen entrenador no solo requiere recursos tácticos. ¿Cómo de importante es saber gestionar al grupo emocionalmente? Más, cuando hay personalidades tan distintas y cada jugador es un mundo. ¿Cómo se gestiona?

Para mí es lo más importante. Nosotros le damos muchísima importancia a cómo quiero jugar, a acoplarte a diversos sistemas, a cambiarlos durante el partido, a si el rival cambia el sistema tú poder adaptarte, pero emocionalmente es la clave. Para mí los equipos que muestran fortaleza mental, que creen en una idea, tienen mucho ganado. Hace ya tiempo que incorporé a un psicólogo a mi staff y lo llevo conmigo siempre. Trabaja con los jugadores individualmente y creo que es un paso adelante que se está dando. En el deporte de alta competición, la mente manda mucho. Eso no significa que vayas a ganar, sino que tú tengas un convencimiento de lo que haces. Para mí, es hasta más importante que la táctica.

¿Cómo gestionas que tu familia esté en Altea y tú en Vitoria? ¿Es complicado?

Sí es complicado, porque además es la primera vez que estamos así. Nosotros hemos estado en el extranjero juntos. En China, en Arabia Saudí, en Mallorca. Pero cuando terminó Mallorca, los niños tendrían ya quince años. Llegó un momento que ya quisimos que estuvieran estables antes de ir a la universidad. Y se lleva mal. Ahora llegas a casa y te encuentras solo, y no desconectas la mente. Me llevo trabajo a casa, para estar ocupado. Sino al final me veo todas las series de todas las plataformas. Es duro. A mis hijos los veo muy poco, y eso duele.

Hablando de la familia, tu mujer, Maribel, es quien te animó a ser entrenador. Mirando tu trayectoria, ¿cuánto le debes?

Ahora me lo recrimina (risas), me dice que estamos separados. Tuve distintas lesiones y operaciones al final de mi carrera como jugador. Yo me había sacado solo el primer curso de entrenador. Y fue ella la que me pegó un empujón. Ella tiene una asesoría desde que nos casamos. La idea era estar en el negocio, pero todo empezó a ir hacia arriba y de pronto estaba con 33 años, que era un crío, entrenando en Segunda División A. Le debo mucho a ella, tanto en lo personal como que en ese momento me animara a ser entrenador.

Finalizamos con un cuestionario. ¿Qué palabra viene a tu cabeza si decimos la palabra Vitoria?

Felicidad

El jugador favorito cuando eras un niño

No hay duda. Paulo Jorge Dos Santos Futre. El mítico Futre. Soy del Atlético y era la hostia.

Un entrenador que admires actualmente

Bueno, no puedo decir otra cosa. No está entre nosotros, Luis Aragonés. Para mí ha sido el entrenador con más personalidad que ha habido siempre. Actualmente me gustan muchos, pero no te puedo decir quién es el mejor porque quizá, para mí, el mejor entrenador es uno que en Segunda División, con los recursos limitados, consigue una permanencia. Me gusta Guardiola, Klopp, muchos. Pero esos son siempre los que ganan. Ancelotti me encanta cómo lleva el grupo. Los que ganan títulos son los que están en equipos grandes, los demás no podemos ganar ningún título. Por eso, los ascensos, para mí, son mis títulos.

¿Eres supersticioso? ¿Tienes manías?

Sí, tengo manías

¿Alguna que puedas decir?

(Risas) Repetir ropa. Mientras no pierdo, repito ropa. En Segunda División, llegaba un momento que la ropa no concordaba con el tiempo. Porque en Segunda sí que hemos llegado a estar 12 o 14 partidos sin perder. Y entonces, cuidado.

La peor experiencia en tu dilatada carrera en los banquillos.

Los seis partidos del Villarreal. No peor, sino una sensación muy rara. Creo que se gestó muy mal. Nunca hablaré mal del Villarreal, en la vida. En el filial fue un año magnífico, pero fue una situación muy extraña. Sólo seis partidos de entrenador, no me sentí entrenador del Villarreal. No es mala, es rara. Fue frustrante. Pero sin ningún rencor, porque veo a Fernando Ros y le doy un abrazo, nos llevamos muy bien.

¿Y la mejor experiencia, quitando el penalti de Villalibre?

Yo creo que todos los ascensos, incluso el de China también. Creo que ascender es ganar un título para entrenadores de nuestro nivel. Espero que pueda venir algo más bonito algún día. Pero el del Levante, el del Mallorca, este, el de China. Cuando tú tienes la posibilidad de hacer feliz a mucha gente, eres feliz.

Cuatro ascensos, poca broma.

Sí, son cuatro. La verdad es que es la hostia. No lo he pensado nunca pero dices, te dan un proyecto importante, en una categoría importante, y consigues ascender. Pero espero no tener que ascender nunca más (risas). Ojalá.

Un deseo por cumplir en el exigente mundo del fútbol.

Pues ahora ya no tengo tantos. Antes sí. Entrenar en Segunda, entrenar en Primera, tener un ascenso. Yo he sido siempre del Atlético de Madrid. Antes sí que, cuando me lo preguntaban al principio, pues ser entrenador del Atleti. Pues no, ahora mismo es ser feliz. Disfrutar de mi profesión. Me he dado cuenta que a un entrenador cuando hace bien las cosas y cuando congenias, le quieren mucho en los sitios. Y ahora mismo es ser feliz, seguir trabajando en el día a día. Consolidar al Alavés en Primera División y por qué no, jugar una final de Copa del Rey por lo menos. Ojalá pueda darse algún día.

Una promesa si metes al Alavés en Europa en la temporada 2024-25.

Ni lo pienso. No lo sé. Ahora mismo, como no lo pienso, mejor no hacerla.

Perdona, tampoco lo pensaba Míchel hace un año y medio.

¿Y qué promesa hizo?

No lo sé, alguna haría.

Hacemos una cosa, si faltando siete u ocho jornadas estamos en esas, hablamos y te hago un promesa.

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