El ‘Método Conchita Martínez’

Dicen que las dietas milagro existen. Sí, esas que te hacen perder
kilos y kilos sin necesidad de hacer ningún esfuerzo. Esfuerzo. Qué poco cuesta
escribirlo y qué difícil es convertirlo en una realidad. La realidad es que las
dietas milagro no existen ni tampoco el triunfo sin esfuerzo. Porque el éxito
no llega de la noche a la mañana, porque ganar no es una cuestión de suerte,
porque ser el mejor es una cuestión de sacrificio. 

Conchita Martínez no llegó al número 2 del mundo de la noche a la
mañana ni tampoco se alzó campeona de Wimbledon por suerte. Conchita Martínez
escribió en el aire la palabra ‘esfuerzo’ con cada servicio, con cada volea y
con cada revés cortado, ese que tanto le caracterizaba, que salió de su
raqueta. No existe una fórmula mágica para ganar Wimbledon, pero si hay alguien
que puede transmitir los valores del esfuerzo y el sacrificio a las nuevas
generaciones esa es Conchita Martínez.

En un deporte tan complejo como el tenis, en el que factores tanto
físicos como psicológicos juegan un papel fundamental en el desarrollo de un
jugador, dejarse llevar no es una opción y Garbiñe Muguruza lo sabe. Después de
una década de idas y venidas, de llegar a tocar el cielo pero también de llegar
a sentirse perdida en la pista, Garbiñe sabe ahora lo que significa ser una tenista
profesional. Tener unas condiciones físicas óptimas no lo es todo y diez años
de experiencia viviendo una montaña rusa de emociones le han servido para
apreciar la estabilidad.

La estabilidad de un referente sereno y de confianza. La
estabilidad de una persona que ha soñado, anhelado y vivido los mismos sueños
que ella persigue, con las mismas ilusiones y los mismos miedos. En la vida, la
estabilidad se plantea como un objetivo común. En el tenis, este objetivo se
convierte en un tesoro de incalculable valor. Para volver a disfrutar de ese
tesoro llamado estabilidad, Garbiñe ha vuelto a buscar cobijo en la experiencia
de Conchita Martínez.

La apuesta es segura. No hay riesgo de equivocación ni de error
fatal. Se conocen. Se respetan. Se admiran y, sin ninguna duda, se profesan una
confianza plena. Conchita es el bálsamo de Garbiñe, la calma dentro del
frenetismo de una jugadora voraz e impetuosa. Conchita es la cura a cualquier
indicio de rebeldía. He aquí las claves de un método que ya les llevó al éxito
la temporada pasada y con el que quieren volver a dejar huella.

Aún con el eco de aquel triunfo en Wimbledon 2017 resonando en
nuestros oídos, sus caminos vuelven a cruzarse en este 2018 con el objetivo
puesto en Doha – donde Garbiñe ha alcanzado su primera final del año – Dubai,
Indian Wells y Miami. La hierba de Londres ya empieza a temblar con el rumor de
una unión, de un método, el de Conchita Martínez, que se cuece a fuego lento.