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Di María, el "Angelito Sin Alas"

¿Hasta dónde hubiera llegado Harry Potter sin Ron y Hermione cubriéndole las espaldas? ¿Qué hubiese sido de Frodo Bolsón sin Sam “El Bravo” a su lado? ¿Hubiese tenido el mismo éxito Sherlock Holmes de no haber estado siempre acompañado por Watson? El rol de actor secundario, a veces tan menospreciado por el público general, es de lo más decisivo en cualquier historia. Con este papel lleva años conviviendo Ángel Di María, uno de los mejores futbolistas de la época, siempre decisivo en los equipos en los que ha jugado (y ganado) mientras eran otros los que se llevaban los focos.

El fútbol, esclavo de la inmediatez y sometido a lo que dicta la temporalidad, nos dejó otro ejemplo de una rutina que lleva una década repitiéndose. El PSG, en un tremendo ejercicio de orgullo y crecimiento personal, defendió en el Parque de los Príncipes la ventaja obtenida en Múnich en casa del campeón de Europa. La actuación de Neymar copaba las portadas de la mañana siguiente (de manera justificadísima, menuda exhibición) y el nombre de Di María no aparecía en los titulares. Así ha sido y es la vida de Ángel Di María. Un tipo que asume el peso del equipo en cualquier circunstancia y no pide los reflectores que sí tienen otros; un protagonista sin cartel.

Su aterrizaje en Madrid en 2010 y su etapa en el club blanco fue el primer episodio de esta rutina que se ha ido repitiendo a lo largo de su carrera. El fideo llegaba al equipo de Cristiano Ronaldo, Benzema y Kaká a hacer la función de escudero de primera. Sin hacer ruido, se abonó a la titularidad y siempre fue decisivo. Su clímax en el Real Madrid llegó en el momento donde los héroes salen en primer plano. Apto solo para los elegidos, Di María aceptó el papel de protagonista en la sombra en la final de Lisboa. Con el Madrid buscando la décima y ante el vecino Atlético, Di María sostuvo al equipo e hizo estragos en el entramado defensivo del Cholo. A pesar de que el cabezazo de Ramos o los abdominales de CR7 fueron las imágenes que recorrieron el mundo durante el día siguiente, aquel día la UEFA sí que supo aplaudir la actuación del Angelito y le otorgó el premio de MVP de la final. El mejor del partido en el día decisivo. Una vez más.


Di María fue elegido MVP de la final de la Champions disputada en Lisboa – ImagoImages

El baile de Lisboa fue el último de Di María con la elástica merengue, pues ese mismo verano partió hacia tierras británicas a cambio de 80 millones de euros. Antes de su llegada a Old Trafford el Angelito se juntó con Messi para defender la camiseta de Argentina en el Mundial de 2014, celebrado en Brasil. Titular en todos los partidos de fase de grupos, anotó el gol decisivo en los octavos de final a falta de cuatro minutos para que acabara el juego. En los cuartos, ante Bélgica, el fideo se retiró lesionado y no pudo ayudar a su selección en el intento de levantar el cetro mundial. ¿Y si Di María hubiese estado en aquella final? Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos con certeza es que Di María era un pilar fundamental en el equipo de Messi. Imprescindible.

Convertido en estrella mundial, su paso por Old Trafford a bordo del Manchester United de Van Persie y Rooney fue fugaz. Un año más tarde, y sin ganar ningún título, Di María hizo las maletas de nuevo y se unió al ilusionante proyecto deportivo de un PSG que pagó 63 millones de euros por sus funciones. Esta operación le convirtió en el jugador que más dinero había movido en traspasos, alcanzando los 179 millones. No está mal para un actor secundario, ¿no? 

Llegados al barco capitaneado por Ibrahimovic y Cavani, Di María, sin alzar la voz, hizo nada más y nada menos que 15 goles y 25 (!) asistencias en su primera campaña. Los dobles dígitos en estas estadísticas se han mantenido siempre a lo largo de las temporadas, en las que los rumores de posibles traspasos le han ido persiguiendo año tras año. En el PSG, los protagonistas se fueron pero llegaron unos nuevos actores para asumir el rol de estrellas. Neymar y Mbappé se sacan fotos, firman autógrafos y posan para las marcas que les reclaman. 


El tridente del PSG – ImagoImages

Al mismo tiempo, Di María, a sus 33 años, sigue dando lecciones de fútbol para los que de verdad le saben valorar, sin que le importe lo más mínimo no aparecer en la foto de la portada del día siguiente. El Fideo la pide, se gira, la pisa, se mete entre dos y, cuando parece que se ha metido en la boca del lobo, se saca un taconazo de la chistera para darle el balón a un compañero. Clave en el esquema de Pochettino, el Angelito se siente cómodo ejerciendo de líder sin etiqueta, siendo un protagonista disfrazado de actor secundario. 

A Di María no le den reflectores ni portadas, no le pidan fotos ni campañas publicitarias. El Angelito no necesita que nadie le de alas para volar. Solamente denle un balón y disfruten. No hay duda: Óscar al mejor actor secundario.


Imagen de cabecera: ImagoImages

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