La jornada de Ligue 1 de este fin de semana queda marcada por el capítulo vivido en los momentos previos del partido que debían enfrentar Olympique de Marsella y Olympique de Lyon. Los radicales de la ciudad de la Provenza francesa atacaron el autocar visitante en su llegada al Vélodrome. Los ultras lanzaron piedras contra el vehículo y alcanzaron a Fabio Grosso. El técnico recibió puntos de sutura después de sufrir el impacto de una lata de cerveza.
La LFP emitió un comunicado confirmando la suspensión del partido. Los jugadores del Lyon se negaron a jugar el partido. Ante los aficionados que se encontraban en el estadio, tanto jugadores como staff salieron al césped a saludar y agradecer el apoyo.
Ambos clubes implicados se pronunciaron al respecto para mostrar su rechazo a los inadmisibles acontecimientos. Por su parte, el Marsella mostró su apoyo al entrenador italiano. La rotundidad del Lyon en su comunicación señaló situaciones que se producen cada año en Marsella, invitando a las instancias a medir la gravedad y la repetición de este tipo de incidentes antes de que pueda ser más grave.
La ministra de deportes, Amélie Oudéa-Castera también ha señalado la gravedad del suceso. En el marco de la investigación, que todavía sigue abierta, Gérald Darmanin, ministro de Interior, ha indicado que cinco policías resultaron heridos y nueva personas han sido arrestadas.
Una vez más, la lacra de la violencia y el radicalismo vuelve a golpear a la competición francesa con hechos que no deben tener cabida en el deporte y que muestran una gran necesidad de los dispositivos de seguridad. El fútbol es simplemente una excusa para los incívicos.
