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Benzema, la poesía y el desarraigo

En 1872, en las calles de París, un desarragaido y salvaje poeta llamado Arthur Rimbaud vive enganchado al ajenjo, al hachís y a la provocación. Son tiempos convulsos para Francia pero su literatura florece con alguno de los nombres más geniales de la humanidad, desde la punzante prosa de Victor Hugo y Flaubert hasta la belleza poética de Verlaine y Mallarmé. Era Francia un lugar maravilloso para ser poeta y una época ideal para ser maldito y bohemio. Y algo de esa Francia revolucionada, arisca con sus genios, romántica y bella pero con cierto aire de desdén se puede contemplar en la figura de un delantero especial que enamora a los más finos paladares. Se llama Karim Benzema y juega en el Real Madrid.

Benzema, que es parte Francia bohemia y parte Cabilia errante, llegó a Madrid en 2009 dentro del plan de reestructuración galáctica acometido ese verano por Florentino Pérez. Desde entonces lo ha ganado todo, es titular indiscutible y cuenta con el beneplácito de la crítica más analítica, el periodismo más underground y del ‘paraboliquismo’ en general pero no acaba de contar con la aprobación del público en general, ni en el exigente Bernabéu ni en la selección francesa que tiene como claro objetivo ganar la Eurocopa dentro de menos de dos años.

Hay pocas razones futbolísticas que expliquen la constante desconfianza hacia Benzema.  Su estilo, su carácter y el prejuicio sobre su falta de gol sobrevuelan continuamente en el debate. Cada poco tiempo aparecen voces que dudan de si es el mejor nueve para el Madrid, sobre si se debería buscar otro perfil (más goleador) o sobre si necesitaría, al menos, competencia acorde a su nivel.

Si miramos la media goleadora de Karim Benzema esta temporada, en liga y Champions, según los datos de Squawka, nos da 0,61 goles por partido en competición doméstica y un gol por partido en la máxima competición continental.  Por su parte, Carlos Tévez tiene un 0,68 en liga y 0,50 en Champions. El brillante fichaje del Bayern, Robert Lewandoswki,  lleva 0,46 en liga y 0,33 en Copa de Europa. Es decir, con cifras en la mano, no parece que Benzema desluzca demasiado comparado con otros grandes delanteros de otras ligas. Futbolistas admirados y dignos de toda clase de elogios. Es cierto que los fríos números no enseñan lo más importante y que Benzema está lejos de otros delanteros como puede ser el caso de Agüero que tiene un 0,82 en Liga y va a un gol por partido en Champions. Pero el perfil de Benzema se ajusta como un guante a las necesidades que tiene el Madrid y hace que las cifras goleadores no sean lo más relevante. Sobre Agüero recae la mayor parte de responsabilidad goleadora del Manchester City.  Es un delantero nato rodeado de mediapuntas y centrocampistas ofensivos. El ataque del Real Madrid es diferente.

 

 

Porque el delantero del Real Madrid es Cristiano y porque las características de éste y de Gareth Bale, el otro expreso de la plantilla, se acoplan a Benzema como un guante a la mano. Con la capacidad realizadora de Cristiano que año a año bate récords no urge un nueve de 35 goles por temporada. Benzema enlaza el brío y la verticalidad del Madrid con toques aparentemente pausados hechos a una velocidad de vértigo. El francés es un asistente, un mediapunta, quizá hasta un mediocentro disfrazado de delantero que fabrica más goles de los que las estadísticas jamás podrán enseñar. Su capacidad de asociación, su inteligencia y sobretodo su brutal talento técnico permiten a sus compañeros ofrecer al público cifras de goles muy altas.

Su carácter, poco dado a la algarabía y a las carreras propagandísticas por el campo, tampoco le ha ayudado a conectar con las masas. Ha tenido algún episodio polémico como aquel incidente con una prostituta menor o algún pequeño accidente de tráfico. Benzema tiene aire de vagabundo despistado, de eterno desarraigo, de ser un Rimbaud perdido en medio de un Madrid vertiginoso. Benzema como muchos otros futbolistas franceses es un hijo de la inmigración. Su familia procede de la Cabilia, una zona bereber de Argelia, y como desgraciadamente pasa con muchos ciudadanos de segunda generación francesa las relaciones con la patria son complicadas. El propio futbolista se ha quejado alguna vez en entrevistas de que su nacionalidad, francesa o argelina, dependía de si esa noche había marcado gol. Si así había sido era un orgulloso hijo de una Francia integradora y multicultural. Si fallaba era un….lo dejamos para la imaginación del lector.

Un día Benzema se irá, quizá del Madrid, quizá del fútbol en general, no sorprenderá demasiado en una persona con ese aire de continua ausencia pero en el fútbol quedará un vacío enorme. El poeta desarraigado se irá de los campos de fútbol y nosotros le dedicaremos los versos del genio Rimbaud en su honor. “Me iré lejos, dichoso, como con una chica, por los campos, tan lejos como el gitano vaga”.

La Fidanzata d`Italia. Juventus/Calcio. Femidrughismo. En http://www.undergroundfootball.com y http://www.spherasports.com

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