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Premier League

Gracias, Claudio

Querido Claudio:

Antes de empezar, creo que mereces que exprese todo mi agradecimiento hacia ti. El mío y el de todos los aficionados del fútbol. Eternamente agradecidos, Claudio.

Hay veces en la vida en las que nos dicen que estamos locos por soñar cosas imposibles. Que por mucho que soñemos, hay cosas que jamás van a suceder. No obstante, hay alguien que enseñó al mundo que cualquier imposible se puede realizar con esfuerzo, entrega, sacrificio y lucha. Hay alguien que enseñó al mundo que no hay sueño imposible, sino personas incapaces de soñar. Y es que los sueños solo mueren si muere el soñador. Ese alguien eres tú, Claudio Ranieri.

Pasaste por el Chelsea, el Milán, la Juventus, el Valencia,el Atlético de Madrid y la Roma entre otros, y en ninguno de ellos conseguiste ninguna liga. En 2015, recibes la llamada del Leicester City. Probablemente no conocías ni dónde se encontraba la ciudad de Leicester. Pero como tú bien dijiste, querías volver a la Premier League: »Desde que dejé el Chelsea, he soñado con volver a tener la oportunidad de trabajar en la mejor liga del mundo».

Soñaste, y volviste a trabajar en la Premier League. Esta vez en un equipo con un presupuesto muy inferior al del Chelsea que habías entrenado. Volviste a la Premier para entrenar a un equipo que luchaba por mantener la categoría, y que tras nueve meses bajo tus órdenes, alcanzó la gloria absoluta. Eres un genio, Claudio.

Juntaste al grupo y le inculcaste tu filosofía. Tu estilo de juego. Convertiste a Vardy en un delantero feroz. Balón que cogía, balón que mandaba al fondo de la red. Hiciste que Mahrez fantaseara cada vez que tenía la pelota bajo su poder. Le enseñaste a N’Golo Kante cómo ser el líder del centro del campo, cómo se tenía que mover un equipo. Hiciste que los once hombres que vestían cada fin de semana la camiseta de los foxes, se movieran al ritmo de un sueño, sin que le importase a alguno el nombre que llevaba en su espalda, y así se lo hacías saber a tus jugadores:

»Somos un equipo pequeño, así que tenemos que luchar con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma. No me importa el nombre del rival. Todo lo que quiero es que luchen. Si son mejores que nosotros, bueno, felicidades. Pero tienen que demostrarnos que son mejores».

Y te hicieron caso, Claudio. Te hicieron tanto caso que un 2 de mayo de 2015, sobre las diez y media de la noche, el nombre de Leicester resonaba por todo el mundo. Tu equipo se acababa de convertir en campeón de la Premier League. Ese mismo día, viajaste a Roma. Serías el último en enterarte si tu equipo se convertía en campeón esa noche. No obstante, eso era lo que menos te importaba. Querías ver a tu madre, de 96 años. Otra lección para todos.

Le demostraste al mundo que nadie puede subestimar a un equipo por pequeño que sea, y es que la grandeza de un equipo no la determina el dinero que tiene, si no la capacidad de sacar lo mejor con lo que se tiene. Hiciste que muchas personas que no confiaban en tu fichaje, se quedaran perplejas cuando llevaste el nombre de Leicester a lo más alto de la Premier League. Hiciste que todo el mundo del deporte, aplaudiera la hazaña de tu equipo.

Pero Claudio, el fútbol tiene muy poca memoria. Y tú lo sabes. Tan sólo 9 meses después del título, te despiden del Leicester. Una decisión difícil de entender para todo el mundo. Habías declarado tu amor por la ciudad, querías dar por concluida tu carrera como entrenador allí, pero no ha podido ser. Te vas. Pero dejas una huella que jamás podrá ser borrada en esa ciudad. Dejas grabado tu nombre en cada rincón de Leicester, y ya no solo en cada rincón.

Leer más: Cuando ganar la Premier no es suficiente

Tu nombre quedará grabado para siempre en la historia del fútbol. Y es que había una vez, un equipo pequeño, que soñó con derribar a los grandes y conseguir el título de la Premier League. Y lo consiguió. Ese equipo fue el tuyo, Claudio Ranieri.

Eternamente agradecidos.

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