Síguenos de cerca

Selecciones

Teófilo Cubillas y la orquesta peruana

En Sudamérica, el talento abunda por las calles, los barrios, las selvas y hasta en los desiertos. En esta parte del mundo, el fútbol es prácticamente una religión y gran parte de los niños le dedican muchas horas de ofrenda y sacrificio, anhelando un día ser como las grandes figuras que ven en los medios. Pero, pese a tanto caudal de jugadores, lo cierto es que son pocos, muy pocos, los que nacen con un don especial, como si hubieran sido los propios dioses del balón los que hubieran elegido como sus elegidos para continuar con un legado lleno de magia e ilusión. Los Maradona, Garrincha, Messi, Pelé, Valderrama, Zico, Di Stéfano, Schiaffino, Figueroa, Erico o Spencer -por citar a algunos- sólo nacen una vez cada cierto período de tiempo, destacándose estos por sobre los demás con gran diferencia. 

En Perú posiblemente la mayor leyenda de la historia fuera Teodoro Fernández, mejor conocido como el “Lolo”, un hombre que llevó a los suyos a la gloria en la Copa América de 1939 (siendo la primera selección que lograba destronar a las tres potencias continentales) y a ser recordados como los “campeones morales” de los Juegos Olímpicos de 1936. Pero, tras su retirada, la selección de la banda roja se vio huérfana de leyendas, de hombres en los cuales sentir esperanza. Los designios de los dioses a veces son curiosos, y es que estos escogieron como sucesor del Lolo a un “Nene” también llamado Teo, como para dejar bien claro que había una conexión. 

Un 8 de marzo de 1949, en Lima, nació Teófilo Juan Cubillas Arizaga, cuyo don fue el de haber sido todo un director de orquestas que tenía la capacidad de guiar a los suyos con sus pies. Muy pocos son capaces de portar el mítico dorsal número 10 en Sudamérica y salir ilesos como le pasó a él, quién no sólo maravillaba a los observadores gracias a una diestra prodigiosa –y con una precisión quirúrgica-, sino también porque no se cansaba de anotar goles, algo no tan típico en los enlaces, quienes suelen ceder más que acaparar.

Su presencia en Perú se sintió casi al instante: en 1966, durante su primer año como profesional (jugando para su amado Alianza Lima) se convirtió nada menos que en el goleador del certamen, repitiendo la gesta en 1970 y siendo segundo en 1968. El Nene no llegaba siquiera a los 20 años, pero ya se había erigido como uno de los máximos exponentes de su país. Y eso no sería todo: bajo su conducción cambió la historia del seleccionado incaico para siempre. 

Los peruanos solo habían participado de una Copa Mundial de la FIFA, la de 1930, aunque habían viajado hasta Uruguay en calidad de invitados. Las eliminatorias habían negado, una y otra vez, la posibilidad de disputar el máximo torneo a nivel global, relegando a la rojiblanca a un papel secundario. Y parecía que aquello continuaría siendo así en 1969, cuando tuvieron que afrontar una liguilla contra Bolivia y la Argentina, la gran favorita y que cerraba aquel grupo de tres (en donde sólo clasificaba uno) en Buenos Aires. Pero los elegidos lo son por algo: no sólo son talentosos, sino que también se animan a romper el orden establecido y potencian a los suyos para alcanzar metas que parecían imposibles. 

Comandados por el brasileño Didí, Cubillas y otros grandiosos jugadores (porque sí, los elegidos son enormes, pero necesitan compañía) como Héctor Chumpitaz, Oswaldo Ramírez o Hugo Sotil lograron dar el primer golpe al derrotar a la Argentina en Lima por 1-0 y, si bien perdieron contra Bolivia en La Paz en el siguiente encuentro (2-1), en la revancha se desquitaron con un contundente 3-0, siendo aquí donde Teófilo anotó el único tanto en estas eliminatorias. El 31 de agosto se disputó el duelo final en la Bombonera, el mítico estadio de Boca Juniors. La albiceleste, empujada por su público, era candidata en el papel, aunque en la práctica se vio como la talentosa generación peruana se crecía ante tamaño adversario. Finalmente, todo concluyó en un épico empate a dos goles (Ramírez anotó ambas dianas para los suyos), resultado que le permitió a la Banda Roja meterse en su primer Mundial 40 años después. Pero aquí no iba a acabar la historia. 

En México, Perú derrotó tanto a Bulgaria (3-2) como a Marruecos (3-0) para asegurarse el pase a cuartos, aunque perdieron por 3-1 ante el subcampeón mundial, Alemania Federal, algo que los obligó a jugarse la vida ante una de las mejores selecciones de todos los tiempos, la Brasil de Pelé, Rivelino, Tostao, Jairzinho, Gerson, Clodoaldo, Carlos Alberto y compañía. ¿Se rindió Perú ante lo inevitable? Pues no: en el Estadio Jalisco de Guadalajara ofrecieron uno de los mejores encuentros de todos los tiempos, vendiendo muy cara la derrota. Rivelino y Tostao pusieron prontamente a los suyos en ventaja, dando la impresión de que todo acabaría muy rápido, pero Gallardo descontó y dejó el primer tiempo con un escaso 2-1 a favor de los excampeones. El del Cruzeiro amplió la diferencia, pero Cubillas, a los 70 minutos, anotó su quinto tanto en aquel torneo, definiendo tras una gran jugada colectiva. Jairzinho, lamentablemente, no dio tiempo a una remontada, dejando un 4-2 definitivo que igualmente fue muy aplaudido por todos. Los desconocidos peruanos se iban de Norteamérica con la cabeza en alto.

Chile los eliminó en un desempate rumbo a Alemania Federal 1974, siendo este un golpe durísimo para esta generación, ya que posiblemente hubieran seguido maravillando a todos. Sin embargo, estos tuvieron la oportunidad de vengarse de su acérrimo enemigo en un par de oportunidades. Primero derrotándolos en la última jornada de su grupo de Copa América 1975 (una que se jugó sin sede fija) por 3-1, siendo Cubillas el autor de la estocada final. En aquel torneo también eliminaron a Brasil en semifinales tras ganar el sorteo luego de un 1-3 en el Mineirao y un 0-2 en Matute y luego derrotaron en un desempate a Colombia para volver a alzar el cetro continental. No conformes con esto, volvieron a eliminar a los trasandinos en la última jornada de las eliminatorias para meterse en Argentina 1978, donde dejaron en claro que su juego era una obra de arte. 

AFP via Getty Images

Chumpitaz, Muñante, Sotil, Ramírez, Oblitas, Rojas, Cueto, Cubillas… La mejor generación de la historia peruana se había reunido en tierras gauchas y estaban hambrientos de gloria, algo que dejaron en claro en Córdoba cuando derrotaron a Escocia por 3-1 (doblete de Cubillas, autor de un inverosímil gol de tiro libre), empataron sin tantos ante los Países Bajos de Krol, Suurbier, los van der Kerkhof, Neeskens y Rensenbrick y golearon sin piedad a Irán por 4-1, con un hat-trick del Nene, los cuales, sin saberlo, serían también sus últimos tantos con la selección. 

La Naranja Mecánica era la gran favorita de la zona, pero terminaron pasando con lo justo en el segundo lugar, viendo cómo Perú los miraba desde arriba. Lamentablemente, aquel auto que iba a gran velocidad terminó quedándose sin nafta muy pronto. Ya en el primer partido de la fase semifinal, Brasil los barrió por 3-0 y luego Polonia los venció 1-0 para dejarlos eliminados. Pero nadie recuerda estos encuentros previos, sino el posterior, en donde el local los humilló con un 6-0 envuelto en polémicas, ya que incluso en nuestros días es difícil saber si hubo jugadores comprados o no. Aquel equipo había comenzado como un rayo de luz, pero terminó siendo sepultado en la oscuridad, quizás de manera injusta.

En las eliminatorias de 1982 se cargaron al otro grande del Río de la Plata, Uruguay, a quienes incluso llegaron a vencer por 1-2 en Montevideo, pero luego en España no pudieron volver a dar cátedra como lo habían hecho durante la década anterior. Sendos empates ante Camerún (0-0) e Italia (1-1) y una catastrófica goleada en contra ante Polonia (5-1) terminaron siendo el punto final del Nene con la selección, con la cual disputó 81 partidos y convirtió 26 goles, superando en aquel momento al Lolo como máximo anotador histórico de los incaicos. Nadie podía decir que el traspaso no había sido exitoso.

Imago/Frinke

Cubillas jugó en el Basilea de Suiza, el Porto de Portugal y el Fort Lauderdale Strikers de Estados Unidos antes de volver por última vez al Alianza Lima, casi siempre llevándose algún título en la valija. Aunque quizás aquello no lo defina tanto como sí el hecho de haber sido elegido mejor jugador de Perú del siglo XX o aparecer siempre en los tops de los mejores jugadores sudamericanos y mundiales de la historia. Incluso su estela fue tan grande que hasta el 2018 los peruanos no pudieron volver a disfrutar de las mieles del gran torneo global. “El Nene Cubillas, la joya de la selección peruana más gloriosa, fue calificado como el sucesor de Pelé por el propio astro brasileño tras su estelar actuación en México 1970, donde fue elegido mejor jugador joven” dijo la web de la FIFA. 

Teófilo, siempre humilde, disfrutó como nunca de aquel pase a Rusia y manifestó que Paolo Guerrero era mejor que él. Y quizás así sea: el depredador de Chorrillos, sin saberlo, se había convertido en el nuevo elegido por los dioses. Quizás no es un director de orquestas, pero sí tenía la capacidad para obrar milagros, tal cual hizo Cubillas durante toda su carrera. Los dioses eligieron bien. 

Comparte la notícia

Comentar la noticia

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply

No te lo pierdas

Más sobre Selecciones