Era una noche europea de mucha relevancia en Londres. El Arsenal, en su Emirates, jugaba unos cuartos de Champions League 14 años después. Se manifestaba en las gradas y en un arranque de partido que Bukayo Saka confirmó en el 12’ del lado de los ‘Gunners’. Eran los mejores momentos de los de Arteta, que no pudieron amortizar mejor.
El Bayern, con una cara distinta al gesto apagado y débil que ha mostrado en sus últimas citas de Bundesliga, replicó minutos más tarde, aprovechando la falta de solidez defensiva de su adversario, con un tanto de Serge Gnabry.
A pesar del marcador igualado, el Arsenal siguió trabajando con su característica paciencia. Sin embargo, en un rápido contragolpe del conjunto alemán, Saliba derribó a Sané en el área. Harry Kane, un viejo conocido, puso en ventaja a los suyos desde los once metros. Los nervios y la inexperiencia del Arsenal en este tipo de contiendas, frente a un rival experimentado en las noches europeas, se plasmaron en el terreno de juego.
Sin alcanzar su mejor versión, el Arsenal salió mejor en el segundo acto. Trató de hallar la forma de no recibir un castigo tan dañino y encontró el alivio en el tanto de Leandro Trossard en el 76’ que pondría el 2-2 definitivo.
Con una vuelta que lo deja todo abierto, ambos equipos tienen una tarea pendiente. El Allianz Arena acogerá el duelo definitivo que otorgará la plaza a semifinales. El Arsenal tratará de alargar la ilusión europea mientras el Bayern defenderá su única posibilidad de mantenerse en vida para lograr un trofeo en el presente curso.
