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Atlético

Sentimiento de pertenencia

Formar parte de algo nos produce bienestar. En estos tiempos de desconexión social es importante recordarlo. La sugerente portada de la revista The New Yorker nos mandó otro aviso. Todos los comensales de la mesa rodean un pavo con sus dispositivos electrónicos en las manos, haciendo una copia del presente sin permitirse vivirlo. Una incongruencia. Echar raíces en un banquillo es casi tan difícil como buscar una aguja en un pajar. La longevidad de Simeone en el Atlético la disfrutan los rojiblancos y la envidian con buenos ojos los que observan esa honesta relación desde algo de distancia. Lograr ese sentimiento de pertenencia no está al alcance de cualquiera.  

El técnico argentino ha llegado a los 100 partidos de Champions y lo ha hecho posicionándose tras leyendas como Alex Ferguson y Arsène Wenger: el paradigma de la perennidad. Casi doce años del Cholo – que se van a cumplir este mes- cambiando la historia, escribiéndola con títulos en negrita y subrayado, y aguantando carros y carretas en los momentos más delicados. En tiempos de divorcios, el Atleti y Simeone han prolongado su matrimonio. En la salud y en la enfermedad. En su convivencia, el legado de Gabi, la cabeza de Godín, la valentía de Juanfran, la banda izquierda de Filipe Luis, la pillería de Diego Costa, el regreso de Saúl, la huella de Koke, la reconversión de Llorente, el muro de Oblak, el ángel Correa, la clase de Griezmann, la apuesta de Riquelme o las diabluras de Samuel Lino, entre otras tantas. Una doctrina marcada por el esfuerzo. Del ‘unocerismo’ a ser uno de los equipos más goleadores de LaLiga. El Cholo es la analogía que lo explica.

Partido a partido es una consigna innegociable y una de las mejores campañas de publicidad del escenario balompédico. Aspavientos, garra, símbolo, corazón. El técnico con más títulos de la entidad rojiblanca. Simeone es un trozo del escudo. Del de antes, del que volverá sin haberse ido nunca. El que no destiñe la naturaleza ni acepta sucedáneos. Simeone es el salvavidas que llegó para sacar a flote al Atlético y, aferrado a sus colores, lo llevó hasta la tierra prometida. Lo escribieron Leiva y Sabina: “En el trono de Neptuno donde no cabe ninguno que no sepa soñar partido a partido”. Nadie se ha ganado más el derecho a seguir soñando.

Editora en SpheraSports. Especialista en Scouting y análisis de juego por MBPSchool. Sport Social Media. Eventos Deportivos

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