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Celta

Sanción de regalo

Nota del autor: este es un artículo totalmente personal y pretende ser lo más objetivo posible. Creo que es difícil no estar de acuerdo con el mensaje global del texto pero, en cualquier caso, es obvio que es un tema de debate. A continuación no leerás ninguna verdad absoluta.

Hoy estoy enfadado y desconcertado a partes iguales. No por nada personal, por suerte, sino por temas que tienen que ver con el fútbol. Como se suele decir, el fútbol es lo más importante dentro de las cosas menos importantes de la vida. Más concretamente por la sanción de tres partidos a Renato Tapia, centrocampista del Celta. Es evidente que la parte de enfado responde a mi sentimiento por el club, pero la otra, el desconcierto, es algo más objetivo.

El pasado fin de semana, en el Real Sociedad vs Celta de Vigo, Tapia fue expulsado por doble amarilla, ambas en la misma acción. La primera fue por una falta merecedora de tarjeta, hasta ahí bien. La segunda fue de lo más extraño. Ortiz Arias le mostró la segunda amarilla consecutiva por protestar la primera, decisión que ya fue un escándalo en el momento pues el peruano no hizo ningún tipo de aspavientos y su lenguaje corporal era de haberlo asumido. Pero todos nos quedamos con la incógnita de qué le habrá dicho, pues un árbitro no expulsa a un jugador porque sí (o no debería). Con ansias esperé al acta oficial del partido pero no encontré respuesta a mis preguntas. Lo único que reflejó el árbitro respecto a la segunda tarjeta fue «motivo: poner objeciones a una decisión mía, tras haber sido amonestado». Si expulsásemos a todos los jugadores que ponen objeciones…

Además, Ortiz Arias añadió un apunte en «otras incidencias». Dice así: «una vez expulsado y estando aún sobre el terreno de juego se dirigió a mí en los siguientes términos: ¡Qué prepotencia!». Este comentario ha sido suficiente para que el Comité de Competición decidiese sancionar al jugador con tres partidos. Sinceramente no sé si soy yo que no puedo verlo de manera 100% objetiva o que nos hemos vuelto todos locos. Por decisiones como estas, es normal que la gente ponga en duda ciertas sanciones -dentro y fuera del partidos- según la camiseta que lleven los jugadores, ya sea por lo que pueda haber detrás o porque simplemente es más difícil decidir en contra del grande, aunque no debería ser así. El caso es que normal que se desconfíe, más aun cuando ves imágenes de jugadores diciéndole barbaridades en la cara a los árbitros al nivel de «vete a tomar por culo, hijo de puta» y no reciben una simple llamada de atención. No doy nombres porque todos sabemos a quién me refiero. Pero lo importante no es el quién lo dice, es el qué se dice.

En mi más humilde opinión de aficionado, dejando escudos a un lado, seguramente ni una ni otra debería ser expulsión. Como mucho una tarjeta amarilla o un aviso para el segundo, pero nunca para Tapia. Lo que jamás debería suceder es que se sancione con tres partidos a un jugador por algo tan leve, sea el futbolista que sea y lleve la camiseta que lleve. Dejar a un equipo sin un futbolista tanto tiempo debe estar debidamente justificado.

Imagen de cabecera: Getty Images

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