Reset

Este año en el Atlético ha fallado todo. Se ha juntado el hambre con las ganas de comer y llega marzo con la temporada terminada. Eliminados en las competiciones de Copa y sin opciones en Liga salvo salvajada y derrumbe histórico del Barcelona, es ahora el equipo de Simeone cuando tiene todo el tiempo del mundo para centrarse en preparar una buena planificación para la próxima temporada, que es lo que principalmente ha fallado en esta.

La competición acabó tarde para los colchoneros, jugando la final de la Europa League y comenzó pronto, con una Supercopa de Europa a mediados de agosto de la máxima exigencia. Entre medias, un Mundial donde presentó la mayor nómina jamás vista en una cita internacional y la mayoría de ellos llegando a la última semana de competición, con Griezmann y Lucas levantando la Copa acompañados de un Lemar que canceló sus días de vacaciones para ponerse las rayas rojas y blancas y adaptarse cuanto antes.

Ahora, como en un equipo de F1 que se ve que desde el primer día no tira, el Atlético debe poner la vista ya en desarrollar un buen motor y un buen chasis para la temporada que viene, encajar todas las piezas, cambiar algunas y ser mucho más aerodinámicos para lo que toca, que es una nueva lucha ante los dos titanes más grandes de la historia del fútbol y una nueva incursión europea en la que, sin ser favorito, nadie quiere cruzarse en su camino. Si esto nos lo dijeran hace 10 años…

Ahora es tiempo de renovaciones, de fichajes, de planificaciones… Ver por qué ha fracasado una temporada en la que a día de hoy se contabilizan más de 40 lesiones, preparar un stage y una pretemporada acorde con lo que va a venir, aprovechando que no hay Eurocopa pero teniendo muy en mente qué va a pasar con esos jugadores que irán a la Copa América (argentinos, uruguayos, brasileños y colombianos), con Thomas, que liderará a Ghana en la Copa África y con Nehuén, que estará en el Mundial Sub20.

Es tiempo de hacer que los Godín, Lucas y Filipe decidan su futuro. Que tomen una decisión para que el club pueda hacer y deshacer, buscar o no recambios y seguir pensando en fortalecer una plantilla que ha ganado en nombre pero ha perdido en pertenencia y liderazgo, en sentimiento de equipo. Es tiempo de reset.