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Mauricio Pochettino está bien molesto con el mundo porque el oráculo -puede que el de Delfos- le aseguró que su equipo estaría en el flamante White Hart Lane a mediados de septiembre. Esta no es una historia sobre tragedias griegas – faltaría más – pero sí una crónica sobre medias verdades de la que, cuando las sumas, siempre acaba saliendo un resultado negativo. Dos ladrillos mal puestos o un fichaje que se te escapa como aquel tren por llegar un minuto tarde, pese que normalmente se presente con retraso. Si eso no cansa, que baje Zeus y lo vea.

Los Spurs han cuajado un inicio de ensueño en Premier, de hecho, el mejor desde que la competición se llama Premier, esa manía perenne en Inglaterra en la que el fútbol solo existe desde el 1992. Y eso, pese a tener a su entrenador rasgándose las vestiduras continuamente. Wembley fue un bonito parche en su día, pero cada noche que pisan el verde del olimpo del balompié inglés parecen más enganchados a la nicotina de White Hart Lane, que de momento está repleto de grúas y pidiendo el fuego que extrae este deporte, para volver a encender el cigarrillo del fútbol, del que nadie puede desengancharse. Ni con el mejor psicólogo. 

En el campo, entonces, el Tottenham atesora unas dudas que nadie se atreve a resolver, como la poca fiabilidad atrás. Toby Alderweireld y Jan Vertonghen son los más seguros pero continúan enquistados en su pelea con las lesiones. Hugo Lloris, por su parte, ha tenido problemas dentro y fuera del campo que han significado la entrada de Paulo Gazzaniga en algunos momentos, el tercer guardameta. Sin embargo, Pochettino hace un año contrató a Davinson Sánchez, un central que precisamente tenía muchísimas respuestas, como si fuera un profesor de repaso. Aun así, parece que el colombiano no puede dar luz a todo lo que sabe. Y los de Londres lo sufren. 

Daniel Levy es el hombre que puede devolver la melodía del pasado, aquella que tenía pinceladas tristes por no ganar nada pero que acababan siempre con un repique reivindicativo. Pochettino siempre quiso ser diferente en todo incluyendo el apartado de los fichajes. Nunca entendió esos rimbombantes fichajes que hacían sus rivales, rodeados de oro pero fétido a la hora del toque de corneta. En el momento de jugar. 

Por eso el Tottenham se aparta de ello porque además prefiere abrir el cajón de los idealistas, en el que no te encuentras grapadoras sin grapas sino a futbolistas de la cantera que sueñan con jugar en el primer equipo. Que lo digan Harry Kane o Harry Winks. Además, ya han pasado más de 2000 años desde Antígona. No todo tiene que salir mal. 

Martorell (Barcelona), 1996. Periodista freelance. Amante del fútbol y loco por la Premier League. En mis ratos libres intento practicarlo.

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