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Marco Reus, el azul y el negro

La fórmula del éxito se describe siempre como perseverancia y talento. Los porcentajes de estos dos factores pueden variar según la persona en cuestión, los hay que con poco talento y mucho esfuerzo consiguen grandes hazañas, y los hay que con su ‘don’ por poco que se esfuercen llegan a sus metas. Cierto también es que sin ganas y constancia, de poco sirve ser el mejor. Sin embargo en la ecuación falta un factor que quizás sea ínfimo, incluso según las normas de la álgebra contemporánea podría ser hasta descartable y por lo tanto no podamos no tenerlo en cuenta, de modo que nuestra particular fórmula nos quedase cómo ‘esfuerzo y éxito es -casi- igual a éxito’.

El ‘casi’ viene definido por el factor que si bien sólo aporta quizás un 1% al resultado, sin ello el resultado será otro muy distante, hablamos del ‘estar en el sitio y el momento adecuado’. La capacidad de no llegar ni antes ni después, sino de la oportunidad, de cruzarse con el momento perfecto en el sitio perfecto con la mejor mezcla de esfuerzo y talento posible. Y en el fútbol, como en la vida, el don de la oportunidad es algo que puede cambiarlo todo. Los hay que nacen con la capacidad innata de encontrar el momento, y los hay que buscan tener la suerte de su parte, crean rituales y los siguen a rajatabla, también se usan amuletos o objetos que atraen a la sonrisa del destino.

Al que parece que no le sonríe la oportunidad es al jugador del Borussia Dortmund, Marco Reus. Con 25 años es ‘sólo’ campeón de la Supercopa alemana. Y este ha sido un verano difícil para él. A menos de veinticuatro horas del embarque de la selección alemana hacia Brasil se lesionó de gravedad en el tobillo izquierdo y tuvo que decir adiós a un mundial que cómo él mismo declaró ‘es doblemente doloroso tras ver como ha acabado todo’. A pesar de todo, Marco se concentró en su rehabilitación y con casi un mes de antelación a lo pronosticado por lo médicos, volvió a los terrenos de juego. Pero a falta de 3 minutos para el final del primer partido oficial de la Mannschaft como campeona del mundo Reus acabó siendo atendido, de nuevo lesionado de su tobillo izquierdo, aquel que le negó el billete a Campo Bahía.

Parece llegar en el momento adecuado al sitio adecuado no es el fuerte de Woody, apodado así por su parecido con el dibujo animado Woody Woodpecker –el pájaro loco-. A los 15 años de edad encontró el sitio, pero no el momento, llegó demasiado pronto, demasiado joven al U17 del Borussia Dortmund, su físico por aquel entonces escuálido hizo que el joven no tuviera los minutos que el necesitaba y se marchó a jugar al Rot Weiss Ahlen dónde enseguida captó los ojos del otro Borussia. Allí, en el Mönchengladbach encontró el momento, pero no era el sitio. El alemán marcó el gol que permitió a los potros mantenerse en primera división en la campaña 2010/11 y la temporada siguiente con 18 tantos ayudó al Gladbach a alcanzar los puestos de Champions League.

En verano de 2012 volvió al sitio pero no al momento. Su traspaso al club de su infancia, el Dortmund, ya se había anunciado en invierno, pero no era el momento, el BVB salía de ser campeón de Liga dos años consecutivos y de ganar la copa alemana consiguiendo el doblete en Junio del mismo año. Desde entonces el Bayern ha dominado en el campeonato doméstico y pese a las grandes actuaciones del Borussia Dortmund -finalista de Champions League y Copa Alemana-, Marco Reus es campeón de «sólo» dos supercopas de Alemania -2013 y 2014-.

Marco busca encontrar el momento y el sitio, intenta atar su suerte a sus botas y a su vida, por eso por se coloca toda la indumentaria del pie derecho y cuando está listo hace lo propio con el izquierdo, pero por si esto fuera poco tiene hasta sus propios calzoncillos de la suerte, unos azules que -casi- siempre lleva en los partidos. Esta es una de esas cosas que quedan como anécdotas, como el boli de la suerte para los exámenes. Creer o no en ellas ya viene al gusto del consumidor, pero seguro que Woody debe creer que el azul le trae suerte, y el negro seguramente no: sus ultimas dos lesiones coincidieron cuando el jugador no llevaba su ropa interior ‘de la suerte’ sino otra negra.

Hablamos de supersticiones, de creencias, pero sobretodo de conseguir ese pedacito fortuna que complete la formula de talento y esfuerzo que él ya tiene consolidada. A Reus le falta encontrar no sólo el sitio, sino también el momento.

Dortmund / Barcelona, 1992. CM de @BayernSphera. Trabajando en el Deutsches Fußballmuseum en Dortmund. "El fútbol es un juego simple: 22 hombres persiguen un balón durante 90 minutos, y al final los alemanes ganan."

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