Manchester-Liverpool. Son prácticamente 50 kilómetros de distancia. Su rivalidad parece casi innata producto de la cercanía territorial, pero complementada con dos vitrinas que relucen como pocas en el país. Dos rivales históricos, pese a no ser de la misma ciudad, pero la historia les ha ido convirtiendo en dos ‘vecinos’ que llegan al odio cuando se enfrentan, pero al mismo tiempo conviven con la necesidad de tenerse el uno al otro. Una rivalidad histórica que comenzó de forma externa al fútbol, ya que ambas ciudades eran competencia en materia de industrias y economía.
Manchester United y Liverpool FC conviven cada año siendo los dos clubes más laureados a nivel de títulos en el fútbol inglés y británico. El gran Clásico de la Premier League no vive su mejor estado de forma, ya que han visto como Manchester City, primero, y Chelsea, ahora, privan a las dos potencias de poder ganar el título liguero. Desde 2013, los de Old Trafford no tocan la cima inglesa, mientras que en Anfield la espera está siendo ya mucho más extensa, ya que no son Campeones desde 1990.
Dos potencias inglesas que conviven en una cortesía llena de protocolos en la actualidad, pero que quedan olvidadas cuando ambos equipos están sobre el césped y el balón echa a rodar. Sin embargo, existe un pacto, un acuerdo no escrito, que desde hace 77 años viene cumpliéndose de forma regular.
Fue en 1938, cuando el futbolista Allenby Chilton (fallecido en 1996), quien militaba en las filas del Liverpool, ficharía por el rival, Manchester United. Su etapa en Anfield fue corta, casi fugaz, pero llegó a vestir los colores del conjunto Red, y posteriormente los de los Red Devils. Sin saberlo, se convertía, así, en el último caso de futbolista que dejaba Liverpool para fichar por el Manchester United.
No se convertía en el último jugador en utilizar esa conexión de ciudades. En 1964, Phil Chisnall dejaría el Manchester United para recalar en el Liverpool, camino inverso a Allenby Chilton. Esta vez sí, se convertía en la última operación entre ambos clubes. Fue hace ya 51 años. Es decir, 51 años sin un traspaso de jugadores, en este caso Manchester United-Liverpool, y 77 años con el camino inverso, Liverpool-Manchester United.
Raheem Sterling se convertía en noticia hace unas semanas, cuando en Inglaterra saltó al primer plano que había decidido dejar el Liverpool tras dos temporadas en el primer nivel. Su estatus ha crecido de forma vertiginosa, y parece ser que, pese a sus 20 años, tiene mayores retos que seguir en Anfield. Ha sonado para muchos clubes, ingleses y del fútbol europeo, pero uno sonó con más relevancia. Evidentemente, los rumores de Sterling y el Manchester United no se hicieron esperar.
Los de Old Trafford podrían jugar la UEFA Champions League la próxima temporada, con una plantilla aparentemente mejor, con un futuro económico de lo más apetecible para todo aquel jugador, y evidentemente el salto Liverpool-Manchester sonó con fuerza.
De momento, sigue. De momento, está de vacaciones y su futuro adquiere dudas, pero la opción de marcharse al Manchester United, a parte de convertirse en una auténtica traición a orillas del Merseyside, rompería una sequía institucional que dura ya 51 años y que, en el caso de Anfield-Old Trafford, no se produce desde 1938.
Ocurra finalmente, o no, de momento se mantiene esta ya importante sequía de traspasos entre las dos instituciones más importantes del fútbol inglés.