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NBA

Leyendas sin anillo (Capítulo II)

No todas las grandes estrellas han podido completar su legado con el anillo de campeón. Una empresa harto complicada cuando topas con equipos o jugadores tan dominadores que no dan muchas opciones. En los resquicios restantes, cuando esto no ocurre y la competición se abre un poco, pende de un hilo alcanzar la gloria. Que se lo digan a todos estos jugadores que vamos repasando en esta miniserie. Tras la introducción y haber dado los primeros nombres en la entrega anterior, ponemos sobre la mesa otros siete jugadores de la lista. Los que van desde el 14 hasta el número 8…

LEYENDAS SIN ANILLO: Capítulo I

 

14. ALEX ENGLISH

15 temporadas. Medias carrera: 21,5 puntos; 5,5 rebotes; 3,6 asistencias.

Reconocimientos: Hall of famer; All Star (x8), All NBA Team (x3)

Cuando yo comenzaba a ver NBA, me llamaba poderosamente la atención el uniforme de Denver Nuggets. Era muy bonito. El primer recuerdo de un jugador de ese roster no podía ser otro que el de Alex English. Hoy, cuando se piensa en Denver, la gente retrocede a los tiempos de Carmelo Anthony, o, yendo un poco más atrás, Dikembe Mutombo. Pero este tipo fue más grande que ellos. Llegó a la liga para jugar en los Bucks, y, después de una breve estancia en Indiana, recaló en Colorado. En 1982 metería al equipo en playoffs, algo que se convertiría en tónica habitual, y que tuvo su mayor impacto en 1985, cuando junto a Calvin Natt, Fat Lever y Dan Issel, se enfrentarían por un sitio en la final a Los Angeles Lakers, a la postre campeones. Desde el 82, los Nuggets siempre serían conjunto de post temporada mientras English vistió sus colores. En 1990, ya con 37 años, jugó sus últimos partidos en Dallas, equipo que vio sus aspiraciones sesgadas cuando Roy Tarpley fue expulsado de la liga.

Alex English alcanzó hitos como ser máximo anotador del campeonato, y mantuvo su promedio por encima de los 25 tantos en nada menos que ocho temporadas. Pero en los ochenta la conferencia oeste era casi coto privado de los Lakers (otros equipos, como Rockets, asomaron, pero los favoritos cada curso siempre fueron los californianos).

13. PETE MARAVICH

10 temporadas. Medias carrera: 24,2 puntos; 4,2 rebotes; 5,4 asistencias; 1,4 robos.

Reconocimientos: Hall of famer; All Star (x5), All NBA Team (x4)

Un genio como pocos. Considerado por muchos el mejor jugador universitario de siempre. A día de hoy, conserva el récord de 44,2 puntos por partido en la División I de la NCAA (cuando no existía siquiera la línea de 3 puntos). Si bien no era un auténtico base, su influencia marcó a jugadores imaginativos, como Magic Johnson o, más recientemente, Jason Williams. Su facilidad para anotar era asombrosa, y en su corta carrera (solo diez temporadas), superaría la veintena de puntos de media ocho veces.

Debutaría en Atlanta Hawks, metiéndose en playoffs ya en su segundo año, con Lou Hudson y Walt Bellamy como compañeros destacados. Sus problemas con Cotton Fitzsimmons lo sacaron del equipo tras dos temporadas sublimes en el apartado individual. El destino, los Jazz, nuevo equipo por entonces en New Orleans. Tras cinco años, en los que llegó a ser máximo anotador (pese a que los problemas físicos empezaban a hacerle perderse partidos), los Jazz se mudaron a Utah. La franquicia acababa de adquirir a Adrian Dantley y su futuro giraba en torno a él. Maravich saldría a mitad de temporada rumbo a Boston, equipo que firmaría un asombroso 61-21 y parecía aspirar a todo. Pistol, ahora relegado a la profundidad del banquillo, estaba ante su gran oportunidad. Pero los Sixers del Dr.J resultaron una losa insalvable. Tras haber disputado playoffs por primera vez en mucho tiempo, Pete se retiraba del baloncesto con apenas 32 años.

12.TRACY McGRADY

15** temporadas. Medias carrera: 19,6 puntos; 5,6 rebotes; 4,4 asistencias; 1,2 robos.

Reconocimientos: All Star (x7), All NBA Team (x7), jugados más mejorado.

Tracy McGrady fue uno de los 24 jugadores que vistieron la camiseta de los Raptors la temporada 1997/98. La franquicia apenas llevaba un par de años en la liga y, lógicamente, perdían la mayor parte de sus partidos. McGrady había aterrizado directamente desde el instituto, y su inexperiencia se vería reflejada en los minutos de los que disponía en pista (unos 20 en los primeros dos años). Con la llegada de su primo, Vince Carter, se abría un nuevo horizonte en el camino de los canadienses. El crecimiento de T-Mac le llevaría a disputar más de 30 minutos por noche. Pero cuando parecía que el entorno se presentaba ideal, hizo las maletas para marcharse a Florida, donde los Magic preparaban un plan que le uniría a dos superestrellas como Tim Duncan y Grant Hill. El primero rechazó la propuesta para seguir su carrera en los Spurs (el resto es historia), mientras que el segundo comenzaba un calvario de lesiones que jamás le permitirían volver al nivel mostrado en Pistons. Todo el peso del proyecto recaía sobre los hombros de McGrady. Y respondió. En sus primeros tres cursos en Orlando, metería al equipo en playoffs a base de anotaciones elevadas (hasta en dos ocasiones lideraría la competición en puntos), pero jamás superaría la primera ronda. El cuarto año todo fue un desastre, y McGrady era traspasado en verano a Houston Rockets.

En Texas se une a Yao Ming, formando una dupla talentosa que optaba ser importante. Tras una primera campaña prometedora, las lesiones se cebarían con las dos figuras del grupo. Curiosamente, la única vez que los Rockets superarían una eliminatoria de playoffs durante la estancia de McGrady, sería justamente en su ausencia (2008/09). Su físico no le daba tregua, y el declive comenzaría con apenas 28 años. En la 2009/10 sería enviado a los Knicks, donde acabaría la campaña. Luego vinieron Detroit y Atlanta, firmando unos números muy discretos. Después de haber disputado la temporada 2012/13 en China, es recuperado para la causa por los Spurs de San Antonio, de cara a las eliminatorias por el título. No fue importante, pero al menos lograría avanzar más allá de la primera ronda, ese estigma que siempre lo acompañó.

11.PATRICK EWING

17 temporadas. Medias carrera: 21,0 puntos; 9,8 rebotes; 1,9 asistencias; 2,4  tapones; 1,0 robos.

Reconocimientos: Hall of famer, All Star (x11), All NBA Team (x7), All Defensive Team (x3), rookie del año.

Cuando pensamos en el jugador más grande de la historia de los Knicks nos viene Pat Ewing a la mente. No porque haya sido el mejor que haya vestido ese uniforme (que, opinión personal, no lo es), ni porque ganase al menos un anillo con la franquicia de la capital del mundo. Simplemente asociamos su número 33 con Nueva York. No hay más. Llegaría en 1985 para tener impacto inmediato. Rookie del año (el de menos partidos jugados de la historia) y All Star. Así, como carta de presentación. Fueron 15 años defendiendo esa camiseta. Con mejores y peores compañeros y técnicos. Desde la temporada 1987-88 hasta la 1999-00 siempre metidos en playoffs.

A finales de los 80, Boston, Detroit y Chicago eran murallas insuperables para los neoyorkinos. Siempre tropezaban con equipos más hechos. Pat Riley desembarcaba en 1991 para dar una vuelta de tuerca al equipo. A partir de una defensa sólida, la búsqueda del cielo. Pero chocaban una y otra vez con los Bulls de Jordan, siempre los Bulls de Jordan. Hasta que MJ se tomó un respiro. Entonces se abrió de par en par la ventana de la esperanza. El primer intento casi da en la diana. Con dos match balls para levantar el trofeo, dos lecciones del entonces mejor center del mundo, Hakeem Olajuwon, les apartaría de la meta. La segunda tentativa topaba con Reggie Miller, uno de los grandes villanos de la época. Pat Riley abandonó el banquillo y Michael Jordan había regresado a la competición. No hace falta decir mucho más, ¿verdad?

Pero en el cargador quedaba una última bala. Tras quedar octavos del este en la temporada del lockout, una canasta de Allan Houston en el partido decisivo ante los Heat en Miami, abre de pronto una vía impensable. Los Hawks caerían en cuatro duelos y posteriormente los Pacers, en seis. Aunque justo en esa serie, Ewing se lesionaría. Emergería entonces la figura de Marcus Camby para hacer de Pat, y, junto a Sprewell, inundar de corazón el Madison Square Garden. Tal vez hubiera bastado. Ante otro rival. Los Spurs de Duncan y Robinson no dieron opción en la final. Ewing recogía sus bártulos para intentarlo, sin éxito, en Seattle y Orlando, antes de decir adiós a sus casi 40 años.

10. REGGIE MILLER

18 temporadas. Medias carrera: 18,2 puntos; 3,0 rebotes; 3,0 asistencias; 1,1 robos.

Reconocimientos: Hall of famer, All Star (x5), All NBA Team (x3)

Para hablar de Reggie Miller hay que ponerse de pie. Toda su carrera en una misma franquicia y toda una carrera dando el 110% de sí mismo. Hay tipos singulares, que sabes que son muy buenos. Lo demuestran cada día en partidos que va marcando el calendario. Y luego están los especiales, esos que, no contentos con ello, elevan el nivel cuando llega la hora de la verdad, y se muestran letales con la soga al cuello. Si hiciéramos una lista de grandes hombres bajo presión, Miller estaría en muy arriba. Siempre buscando la bola cuando más quemaba, siempre siendo fiel a un instinto competitivo que hacía de él el jugador que era. Era un gusto verlo salir de los bloqueos y armar el brazo para sentenciar al rival. Si no eras su enemigo, claro. Que le pregunten a Spike Lee.

Tras un primer año partiendo desde el banquillo para dar descanso a John Long, le arrebató el puesto como sophmore para no entregarlo ya hasta su retirada. Poco recorrido tuvieron los de Indiana hasta 1994, con la llegada de Larry Brown. Entonces pondrían una pica en la final de conferencia, entregada a los Knicks tras siete duelos, escena que repetirían doce meses después ante distinto protagonista, los Magic de Shaq y Penny. Vinieron entonces tiempos más fríos, hasta que Larry Bird tomó el mando de la nave, en 1997. En su primer año forzaría siete encuentros ante los todopoderosos Bulls de Jordan, Pippen y compañía. El trienio de la leyenda en el banquillo se completaría con una nueva final de conferencia y unas finales de la NBA, plantando cara con la dupla Miller-Rose a un O’Neal descomunal (38 puntos y casi 17 rebotes por noche). La salida de Bird de nuevo sumergió a los Pacers en la mediocridad, de donde los rescataría Rick Carlisle, en unas intentonas que toparían con los Pistons de ex técnico local, Larry Brown. Tras los playffs de 2005, y tras haberse vaciado, Miller anunciaría su retirada, a los 39 años y con el reconocimiento unánime de unos aficionados que lo sitúan entre los mejores tiradores de siempre.

9. BERNARD KING

14* temporadas. Medias carrera: 22,5 puntos; 5,8 rebotes; 3,3 asistencias; 1,0 robos.

Reconocimientos: Hall of famer, All Star (x4), All NBA Team (x4)

Bernard King es un héroe. No puedo empezar la exposición de otra manera. Un hombre que superó las lesiones y se superó a sí mismo. Si miramos los números de King en sus dos primeros años en la NBA, jamás imaginaríamos los problemas que tenía fuera de las canchas. Ya desde la universidad arrastraba disputas con la policía y alcoholismo. Todo esto parecía importar poco, puesto que cuando saltaba al parquet firmaba más de 20 puntos por partido sin apenas despeinarse. Tras dos años en los Nets, daba con sus huesos en Utah, un equipo que contaba con otro anotador sólido como Adrian Dantley. Apenas jugaría un puñado de encuentros, pues comenzada la temporada, ingresaría en un centro de rehabilitación (la cocaína también fue su compañera mucho tiempo). La siguiente aventura sería en California. Los Warrios se hicieron con el alero y allí volvería a sus números habituales. Dos años de rodaje justo antes de arrancar la que sería su mejor etapa deportiva.

En verano de 1982 recalaba en los Knicks, equipo de su vida. Y King fue dando lo mejor de sí año tras año, superándose. En 1984 New York forzaría siete encuentros con Boston, a la postre campeones ese año. La franquicia estaba en la élite y en la temporada 1984-85 lideraba la tabla de anotadores con un promedio superior a los 32 puntos por duelo. Pero el 23 de marzo de 1985 ocurrió. Rotura del ligamento cruzado de la rodilla. En esos tiempos, una lesión así casi significaba decir adiós para siempre. El calvario duraría dos años. Por fin, en abril de 1987, pisaba de nuevo el Madison. Existían dudas… En su cuarto partido alcanzaría los 30 puntos.

Con 31 años y el lastre de su rodilla maltrecha, fue traspasado a Washington. Nadie esperaba que se acercara al nivel mostrado anteriormente. ¡Insensatos! King fue elevando sus prestaciones año tras año hasta promediar más de 28 puntos de media ya con 34 años cumplidos, en una temporada en la que se permitió el lujo de anotar 60 ante los Knicks en la visita de sus Bullets al Garden. Entonces, nuevamente sus rodillas dijeron basta. Una artroscopia detectó más problemas de los previstos. Nuevamente, otra temporada en el dique seco. Tras un desagradable incidente con Wes Unseld (entonces entrenador de los Bullets), amenazas con pistolas de por medio, en enero de 1993 volvía a estar en el mercado. Chuck Daly lo recuperó para sus Nets, donde Drazen Petrovic, Derrick Coleman y Kenny Anderson escribieron un capítulo que nunca tuvo final, tras la trágica pérdida del croata ese mismo verano.

8. DOMINIQUE WILKINS

15 temporadas. Medias carrera: 24,8 puntos; 6,7 rebotes; 2,5 asistencias; 1,3 robos.

Reconocimientos: Hall of famer, All Star (x9), All NBA Team (x7).

Entre los primeros recuerdos que tengo sobre la NBA, siempre hay uno que destaca por lo espectacular del mismo. Aquel concurso de mates de 1988, en Chicago. En él, Michael Jordan se imponía ante la mirada atónita de todo aficionado que no fuese fan de los Bulls o del mejor jugador de todos los tiempos. Yo entonces empecé a amar a Dominique Wilkins. El uniforme de los Hawks posiblemente también ayudara a la causa. Pero Wilkins era más que un matador. En los tiempos de Larry Bird o Magic Johnson, miraba a los ojos de estos y los desafiaba en cada enfrentamiento, pese a que rara vez saliese vencedor. En la memoria colectiva están esos palmeos hacia abajo llegando desde fuera de plano televisivo. En la historia, la lucha de un competidor al que siempre le faltaron mimbres. Y cuando los tuvo, se topó con un rubio de French Lick en estado de gracia.

Dominique aterrizaba en Atlanta, entonces equipo del All Star Dan Roundfield, en 1982, y en su segundo año ya lo hizo suyo. Roundfield dejaba el conjunto en la tercera campaña de Wilkins, pero los Hawks habían ido adquiriendo piezas como Doc Rivers o Kevin Willis, básicos en lo que tendría que llegar. En 1986, Dominique firma una temporada mágica y acaba líder entre los anotadores de la liga (estuvo diez años por encima de los 25 puntos de promedio, aunque solo en ese curso se impondría en la estadística), pero los suyos caen ante los Celtics campeones. En tres temporadas consecutivas alcanzan las semifinales de conferencia, a pesar de que solo en 1988 parecen aspirantes reales. Fuerzan siete partidos ante Boston y caen 118-116 en una de las batallas más hermosas de siempre en post temporada. A la desesperada, y tratando de conseguir la pieza que le faltaba al puzle, Atlanta recluta al veterano Moses Malone. La apuesta saldría cruz, y en tres cursos no logran ir más allá de la primera ronda, quedando incluso fuera de las eliminatorias en 1990. Los de 1993 serían los últimos playoffs con los Hawks de Nique, que vio como Chicago pasaba por encima de los suyos. Traspasado a los Clippers, en 1994 firmaba por los Celtics. Los pujantes Magic no tendrían problemas con los del trébol en la eliminatoria que los enfrentaría.

El epílogo de Wilkins es curioso. En la 95-96 se marcha a Grecia para ganar aquella polémica Euroliga con el Panathinaikos, en una Final Four donde sería designado MVP. Regresó a la NBA para ser complemento de los Spurs de David Robinson. Pero este se lesionaría para toda la temporada y San Antonio acabaría la temporada a trancas y barrancas (claro que no eran conscientes del premio que se les venía encima). En 1997 reactiva la aventura europea para formar en la Teamsystem de Bolonia, antes de cerrar su carrera en los Magic de Orlando, acompañando a su hermano Gerard (quien solo jugaría tres partidos) en el curso del lockout.

*No se contabilizan las temporadas en las que no llegaron a debutar.

**Con San Antonio Spurs (2012/13) solo disputó playoffs.

Tenerife. Estudié sociología aunque siempre he estado vinculado al mundo de la comunicación, sobre todo haciendo radio. Deporte en general y baloncesto más a fondo.

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