Tras el Campeonato del Mundo logrado por la Selección Argentina de Scaloni, muchos no pudimos evitar celebrarlo pese a no ser argentinos. Principalmente por la figura de Leo Messi, alguien a quien el fútbol le debía esta alegría. En relación a esto os dejo una preciosa carta que le escribió Lluís Bou a este nuestro deporte que plasma perfectamente lo que muchos pensábamos antes de la final: «Querido fútbol«
Esto es una manera de ejemplificar cómo se vivió y se está viviendo la previa y el post de la final que terminó con la victoria albiceleste fuera de Argentina, pero las celebraciones del propio país campeón son otro nivel. Ya el propio domingo la fiesta que se montó a lo largo y ancho del país no tuvo precedente, la euforia del momento se apropió de los corazones de la gente y, por supuesto, de las calles.
Hace apenas unas horas la Selección Argentina aterrizaba con la Copa del Mundo en territorio nacional. Ahí comenzaba la verdadera fiesta. En los momentos que escribo estas líneas el autobús de la AFA recorre las calles de Buenos Aires entre una multitud de personas que, visto desde las alturas, más que humanos parece una plaga de insectos. Y es que los planos aéreos son los únicos que realmente nos muestran las dimensiones de la fiesta que está siendo en estos momentos la ciudad. Se calcula que más de 4 millones de personas se encuentran en estos momentos en las avenidas y autopistas de la capital sudamericana, seguramente la movilización popular más grande que ha vivido el país. Y si no, una de las más grandes.
Y la pregunta es: ¿toda esta gente no tiene obligaciones? Trabajos, estudios… Lo que sea que les ocuparía un martes normal y corriente. Pues no porque el día de hoy se declaró festivo nacional para que todo el pueblo pudiese celebrar la victoria de sus campeones, de sus héroes.
Argentina es un país muy pasional en esto del fútbol. En ocasiones incluso demasiado, y eso no es ningún secreto. Viendo las imágenes de la multitud no puedo evitar pensar en la seguridad, algo que para muchos es algo «secundario» en este día pero que realmente debe ser la prioridad número uno. Es tal la movilización que, en estos momentos, no se sabe si el autobús con los jugadores podrá llegar a la zona del Obelisco, emblema de la ciudad y punto central de las celebraciones. Es por eso que, desde un pueblo cercano a Vigo, a unos 10.000 km de Buenos Aires, deseo que todo salga bien, que esta alegría tremenda que supone la tercera estrella no termine con ningún accidente que lamentar y el pueblo argentino pueda celebrar en paz, porque motivos tienen. Que sigan las buenas noticias, que buena falta nos hacen.
Imagen de cabecera: Getty Images