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Norteamérica

La gran final del fútbol mexicano

Finalmente ha llegado la final del torneo Apertura 2015 de la Liga MX. El trabajo de un semestre desemboca en una serie de dos partidos que definirá el campeón liguero. La llegada de Pumas de la UNAM y Tigres de la UNAL nos garantiza un duelo entre universidades y también entre dos zonas del país socialmente rivales: el centro y el norte.

Ambos contrincantes cumplen con las expectativas al presentarse a la última instancia: la UNAM lo hace tras ser líder general de la competencia, al haberse mantenido durante gran parte de la misma en la cima y siempre viéndose, si no muy superior en cuanto a fluidez del juego, si  usualmente más sólido y con la sensación de controlar el partido. Por otro lado Tigres era esperado por el tremendo potencial de la plantilla y entrenador: se trata de un equipo consciente de sus virtudes y que maneja el ataque posicional como principal arma pero que además resulta imbatible cuando ataca mediante transiciones ofensivas de velocidad. Tiene sus defectos, sí, pero se trata del equipo más completo del fútbol mexicano. La enorme experiencia de Ricardo Ferretti y la calidad de Gignac, Aquino y compañía sellaron un pase que sólo se clarificó en la última media hora.

 

PUMAS 

Resistir. No desfondarse justo en el último esfuerzo. Pumas de la Universidad Nacional es un modelo de manejo en el nuevo milenio. Se trata de un club cuyo presupuesto viene de la asignación del estado, principalmente, al ser una universidad pública. Acertando en las contrataciones y creando un fuerte lazo jugadores-afición termina, mediante la retroalimentación, potenciándose al máximo. Ritos como el del himno de la universidad antes del partido han fortalecido una identidad que hace valer su localía: juegan sus partidos al mediodía, con el respectivo calor y efecto de la altura sobre el nivel del mar de la Ciudad de México (2.250 m). Sus últimos campeonatos, en 2009 y 2011, no se consiguieron en base a calidad de los jugadores, que lo tenían, sino en su capacidad para dar el máximo. Esa capacidad de sobra conocida es su principal argumento para la final.

 

“MEMO” VÁZQUEZ

Fue jugador de fútbol en la década de los 80’s y 90’s, finalizando su carrera como mediocampista pragmático. Ahora que se acerca a la década en los banquillos ha demostrado una capacidad para encontrar el sistema y forma de sacar el máximo a sus jugadores, pero con un matiz: debe ser en su alma mater, los Pumas, donde logra desatar su potencial. Es que son el uno para otro. De hecho, tras su campeonato en 2011 con Universidad, Memo acudió al Cruz Azul, un grande de México y a pesar de lograr entrar a liguilla, terminó sin convencer: sin duda, su discurso no calaba al máximo en jugadores de mayor estatus en la que quizá sea la institución más convulsa del fútbol mexicano.

Así que Vázquez en Pumas se encuentra en su casa en sentidos literal y figurado. El espíritu combativo del club es un terreno propicio para que germine su idea de fútbol de esfuerzo, ayudas y contragolpe: aceptar una especie de inferioridad permite que no se discuta el modo y se pueda centrar en el resultado.

MODELO DE JUEGO

Se trata de un equipo metalúrgico. Fiable atrás, con mucha lucha por recuperar en un repliegue bajo y contragolpes rápidos que ha encontrado atacantes y puntas veloces y precisos. Cerrar carriles centrales y atacar espacios es su punto de partido.

Pumas utiliza un 4-2-3-1 a la usanza: dos laterales y dos centrales, un doble pivote con labores claramente diferenciadas: un recuperador y un, si no creativo u organizador, si lanzador para los contragolpes. Por delante se colocan tres jugadores que actúan como mediapuntas pero que tienen trabajos específicos y diferenciados. Por la izquierda y pegado a la cal va Fidel Martínez, espigado y veloz delantero ecuatoriano, apodado “Neymar” por cuestiones estéticas. Por dentro actúa Britos, delantero uruguayo de inmenso sacrificio. Su capacidad para ocupar espacios en defensa y recuperar es notable, no así como su definición, que deja a desear. A pesar de ello, su potencia de salto y capacidad de remate le hacen un arma en las dos áreas a considerar. Y por la derecha aunque más libre para pisar área e ir hacía dentro está Sosa: es excelente en sus movimientos y de gran capacidad para definir. Es la pieza más importante en la delantera universitaria, por encima del “9”, Herrera, delantero mexicano que a pesar de su lentitud es un seguro rematador dentro del área y atraviesa un gran momento.

Podríamos decir que el plan de Pumas es un ciclo de ataque defensa. Hablamos de un equipo contragolpeador, fuerte mentalmente para resistir situaciones de asedio. Habitualmente el repliegue es bajo, por detrás de la línea de mediocampo y cerrando la zona entre líneas. Britos baja como interior izquierdo prácticamente, Fidel vigila la banda listo para salir y Herrara y Sosa quedan un poco más descolgados. Pese a la gran vigilancia que hacen de la zona entre defensas y mediocentros, en los que el gran nivel de sus centrales logran hacer que se repelan las recepciones de la zona, la debilidad del esquema defensivo está en las bandas: los rivales logran encontrar posiciones para centrar con frecuencia y colocar balones cruzados que atraviesen el área, situaciones en las que los defensores han mostrado flaqueza.

Si Pumas logra recuperar en zonas cercanas a su portería, Javier Cortés ejerce de lanzador. El objetivo principal es Fidel, en la banda izquierda, una transición que lo encuentre descolgado y con espacio culminará con un servicio a Herrera o combinación con Sosa. La pelota larga a la espalda de la defensa también es un recurso, aunque se dificulta por la falta de velocidad punta de Herrera. El recurso más espectacular es el contragolpe por dentro, donde Javier, Sosa y Britos pueden combinar para sortear rivales y encontrar posición de remate dentro del área.

SU CAMINO

Pumas finalizó la temporada como líder general. A pesar de una serie de altibajos e irregularidad en las primeras jornadas, el equipo ganó rodaje y con ello solidez, al grado de sellar su presencia en la liguilla antes que nadie.

Pero pese a su gran fase regular, las cosas se complicaron en el play-off. El motivo, a mí parecer, el natural bajón mental producto de entrar la fase de eliminación, donde muchos equipos suelen relajarse. Los octavos de final los topó con el octavo lugar, un Veracruz experimentado que los superó ampliamente en los primeros cuarenta y cinco minutos, donde aprovechó las bandas y la débil defensa a los centros laterales para irse al frente. La prueba de que los jugadores estaban desconectados fueron los cambios de Memo Vázquez. El entrenador leyó bien el partido, realizó modificaciones acordes y en el momento, pero a pesar de una mejoría, no logró sacudirse la sensación de peligro. En la vuelta, un gol tempranero permitió el empate global y Pumas avanzó por su mejor posición en la tabla como factor de desempate.

Pero todavía más dudas generaron las semifinales. El clásico contra Club América mostró nuevamente las dificultades para controlar las bandas y los balones que cruzan el área. Sin embargo, Pumas demostró una cosa: no le afecta mentalmente soportar situaciones de asedio. Los jugadores tienen plena confianza en que tarde o temprano llegará su contragolpe. El Club América se suicidó propiciando expulsiones y errando los ajustes tácticos hasta que Pumas realizó sus transiciones ofensivas con todo éxito, llevándose un cómodo 0-3. A la vuelta, sin embargo, volvió a bajar el pistón. América jugó con tres delanteros y cazó balones cruzados dentro del área aprovechó errores defensivos de intensidad y estuvo cerca de la hazaña, pero sus jugadores fueron expulsados por el arte de un inteligentísimo Sosa (en una jugada incluso, en vez de atacar el espacio se fue delante del central para que le cometiera la falta y terminara expulsado). La eliminatoria se saldó con un 4-3 a favor de Pumas y un Club América que terminó con cuatro expulsados y acusando a su rival de malas artes y actitudes racistas.

 

TIGRES

Club de Fútbol Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Consolidarse. Lograr poner la puntilla al proyecto más ambicioso del fútbol mexicano. Un club que ha tenido paciencia cuando lo ha necesitado, que aprendió de fracasos que casi lo llevan al descenso y que se mueve en comunión con una afición espectacular. La oportunidad de corona con un título un año en el que se perdió una final de Copa Libertadores es única. Están implicados desde el entrenador hasta el último jugador. Es un plantel que lo tiene todo: experiencia, juventud, calidad y hambre. El último paso los espera en una competición donde han enamorado con su juego pero han estado también lejos de reflejarlo en el marcador.

RICARDO FERRETTI

Ricardo es brasileño de nacimiento, porque al resto de los efectos es mexicano. Su carrera como jugador y su formación técnico-táctica son sólo desmentidas por ese acento brasileño que no pierden los brasileños ni en dos generaciones lejos de su patria. Pero lo que pone un sorprendente sabor a la final es su legendaria historia como universitario: efectivamente, Ricardo Ferretti no sólo campeonó con los Pumas, además les dio un título con un disparo mítico en una temporada que comenzó retirado. Y apenas en 2009 los llevó, ya como entrenador a la gloria nacional, antes de recalar en… Tigres, a los que volvió a hacer campeones con un juego muy diferente al actual, basado en reducir las opciones del contrario y cazar alguna arriba. Es natural, el Club venía de tener problemas de descenso porcentual y más de dos décadas si ganar una liga.

 

MODELO DE JUEGO

Debido a su calidad, superior a la media de la Liga MX (su valor casi dobla al de los Pumas) Tigres debe iniciar todos sus partidos con ataque posicional como idea. Ricardo Ferretti ha ido liberando a su equipo que ya no defiende tan abajo como hace un par de torneos, ahora se ánima a plantar batalla por la recuperación unos diez metros por delante de la frontal. Eso les permite, si recuperan, iniciar su elaborada salida sin el riesgo de estar muy cerca de la portería, situación por la que perdieron la última final que disputaron, contra Club América, hace un año exactamente.

Tigres juega con un 4-2-2-1-1. Línea clásica de cuatro defensores, últimamente presentando a Rivas, central, como lateral izquierdo. En la central tiene un defensa muy técnico, Juninho. En el centro del campo la pieza clave es el argentino Guido Pizarro, histórico de Lanús. Pizarro ejerce de segundo mediocentro, casi interior y toma todas las decisiones respecto a la dirección del ataque, se permite ser la pieza principal de la presión y ofrece cuando avanza una cantidad de apoyos interiores por jugada muy alta. Su acompañante solía ser Arévalo, últimamente Dueñas, jugador de corte más destructivo. Luego están las bandas: Javier Aquino, cada vez más maduro futbolísticamente, siendo siempre desborde y astuto para pisar el área y Damm, velocísimo y capaz de superar marcadores con sprint en pocos metros y cerca de la línea de cal. Y adelante están Sobis, mediapunta brasileño con cuerpo y gestos de delantero pero alma de enganche y Gignac, el mejor de la Liga MX, delantero internacional francés que muestra una gran inteligencia para manejar la jugada fuera del área y con una capacidad de predador muy completa. Mención especial a la conexión que tiene con los pases largos del arquero internacional argentino Nahuel Guzmán.

El equipo regiomontano hace su primera jugada de manera muy elaborada, sin miedo de que participen centrales y laterales cuantas veces sea necesario, combinando con los mediocentros. El objetivo que ha mostrado últimamente es hacer al contrario desistir de una presión alta y lograr atraerlos hacia una banda, a partir de la cual, con un cambio de orientación, tratan de encontrar libres a Aquino o Damm, los extremos, quienes desbordan y buscan a Sobis o Gignac, de no hacerlo, Tigres acumula toques en la frontal en busca un nuevo desborde o un disparo.

SU CAMINO

Tigres comenzó la fase regular a un nivel inferior debido a su participación en la Copa Libertadores. Logró reponerse y calificar en quinto lugar general. En octavos de final se enfrentó a Jaguares Chiapas, el equipo de Lavolpe presentaba un reto interesante porque suponía el tipo de equipo contrapuesto a su estilo: contragolpeador, esperando atrás y lanzando dos puntas velocísimos. La eliminatoria la ganó Gignac ante un rival que nunca se vio totalmente superado. De cara a la final se trata de una gran experiencia.

La semifinal fue más dura, el Toluca del paraguayo Cardozo nunca convence, pero está ahí. Los mexiquenses partieron de defender la igualdad y dejar que su mejor posición en la tabla, segundos, resolviese el desempate. Tigres está en esa fase que muchos equipos que optan por el juego de posición se enfrentan: concretar sus ocasiones. Le pasó en fase regular y le pasó en semifinales. Enviaron balones al palo, desviados e incluso fallaron un penal en pies del experimentado Juninho que, como su homónimo, tiene un gran disparo. Es decir, que Tigres mantiene un gran nivel pero necesita estar al máximo para lograr hacer la diferencia en donde es realmente trascendental: en el marcador. Ya en la vuelta, como visitante y en el último medio tiempo de la serie, Damm se lesionó y entró Damián Álvarez, artífice de la Copa Sudamericana de Pachuca en 2006, único título mexicano en CONMEBOL. Aquino pasó a la derecha y Damián dio profundidad por la izquierda, a pesar de sus treinta y seis años. Encontró espacio y a Aquino, que marcó. Cardozo entonces cometió un error: sacó a Botinelli, quien daba sentido a los ataques de Toluca y en una maravillosa contra, Gignac fuera del área, asistió a Damián quien ganó la eliminatoria con 25% del tiempo que se disputó.

EL PARTIDO

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Todo esto es suposición, aunque son las opciones más probables. En Cuanto a Sistema se verá un 4-2-3-1 de Pumas contra un 4-2-2-1-1 de Tigres. Lo lindo de esta final viene en lo “complementarios” que son ambos equipos: el juego de posición de Tigres contra los contragolpes de Pumas. Hablamos de que por el lado de los norteños la calidad y potencial de la plantilla son muy superiores a la de Pumas. Hablamos de que, sin embargo, a Tigres le está costando marcar goles y Pumas es un equipo experto en resistir asedios y capitalizar sus oportunidades. Pumas es un equipo que defiende bien por dentro, la zona de talento de Gignac, Sobis y Pizarro, pero que le cuestan las bandas, donde Tigres busca dar recepciones con ventaja a Aquino y Damm (duda para la final, en cuyo caso jugará el peligroso Álvarez y se cambiará de banda con Aquino).

El partido está en manos de Vázquez y Ferretti y las modificaciones que puedan hacer para prevenir los potenciales de su adversario. Por parte de Memo, la situación pasa por ajustar movimientos y automatismos, subir la concentración de sus jugadores y precisión de los mismos. Ferretti posee más nombres, como Egidio Arévalo en lugar de Dueñas, por ejemplo, para lograr más recuperación en las transiciones de Pumas; Guerrón, poderoso delantero ecuatoriano en lugar de Sobis para ganar agresividad en la definición o Torres Nilo como lateral en lugar de Rivas, para ganar fluidez en la salida. Se trata de una de las mejor finales del fútbol mexicano en los últimos años.

Horarios:

IDA – JUEVES 10 DE DICIEMBRE, 21:00 H. (CD. MÉXICO) ESTADIO UNIVERSITARIO, San Nicolás de los Garza, Nuevo León.

VUELTA – DOMINGO 13 DE DICIEMBRE, 12:00 H. (CD. MÉXICO) ESTADIO OLÍMPICO UNIVERSITARIO, Cd. De México.

 

1990, León, Guanajuato. Abogado mexicano. Apasionado y estudioso del periodismo deportivo.

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