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La Francia más temible

Karim Benzema vuelve a la selección francesa. A priori la selección gala presenta una de las mejores selecciones de su historia. A finales del Siglo XX, la Francia multicultural envió un mensaje al mundo conquistando su Mundial. El de 1998 en casa. Además, conquistó una Eurocopa para despedir el siglo y dar la bienvenida al fútbol del siglo XXI en el año 2000 con Zinedine Zidane a la cabeza.

El título del 98 fue el del triunfo colectivo por encima de las individualidades. Aimé Jaquet prescindió de la principal estrella del momento en el fútbol francés, Eric Cantona, que incluso adelantó un año su retiro sabedor de que era imposible disputar el Mundial con su selección. También prescindió de David Ginola y un ya veterano Jean Pierre Papin. Optó por una combinación de fuerza y calidad que resultó definitiva. 

Francia es el principal exponente del cambio que viene experimentando el fútbol desde finales del pasado siglo. Tras unos años en los que lo pasó mal, coincidiendo con el siempre difícil relevo de la generación campeona del Mundo y de Europa, y tras rozar un nuevo Mundial en 2006, la transición fue dura, pero volvió para liderar el fútbol mundial en la década recién concluida.

Subcampeona de Europa en 2016 y campeona del Mundo hace tres años en Rusia 2018. Ahora llega a esta Eurocopa probablemente con una de las mejores generaciones de su historia. Lejos del fútbol Champagne de comienzos de la década de los 80 con “Le Carré Magique” en aquel mediocampo de la selección que acudió al Mundial 82 con Genghini, Giresse, Tigana y Platini. 

Dos años después, Michel Hidalgo sacrificó a Genghini en favor de Luis Fernández, para darle más lucha y sacrificio al equipo y conquistar la Euro 84. Dos semifinales de la Copa del Mundo (82 y 86) y una Eurocopa (84), también conquistada en casa, fue el saldo de una generación que permanece en la retina de todos los que la vieron.

Esta Francia es distinta. A priori es una generación más parecida a la del 98, pero incluso con más calidad. Benzema es la guinda. En el tramo final de su carrera, pero más maduro que nunca. Viene a complementar una delantera de ensueño con la velocidad y desequilibrio de Mbappé, y el Griezmann menos delantero y más jugador que nunca. Ese Griezmann costurero que ya vimos en Rusia conectando con el mediocampo y ayudando a enviar a la nevera los partidos en los que su equipo dominaba el marcador.

Por detrás de los tres, asoma el dúo Kanté y Pogba en forma de pesadilla para el rival. Kanté corriendo para todos lados y Pogba con su capacidad para ir de un área a la otra como un tren de alta velocidad.

Atrás asoma una generación de centrales sin parangón en el fútbol europeo. Los centrales franceses jóvenes y buenos brotan del suelo con la misma facilidad que el Mono Burgos saltó a la Gran Vía, anunciando el regreso del Atleti a Primera hace ahora 19 años.

Ser la mejor selección no garantiza ganar, la historia está plagada de casos en los que no ganó el mejor, pero es muy difícil encontrarle una fisura a esta selección francesa plagada de juventud y experiencia al mismo tiempo, combinada con la fuerza y talento. Didier Deschamps tiene un reto fabuloso por delante.


Imagen de cabecera: ImagoImages

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