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Héroes desde el banquillo

El fútbol es un deporte de once contra once.
Eso dicen las reglas. Pero, en realidad, son más los deportistas que disputan
un partido.  Hasta 14 jugadores de un
equipo pueden acabar jugando un mismo encuentro. Sí, los cambios existen y
pueden ser claves. Esta misma semana hemos visto un caso en el partido de
Champions entre el Real Madrid y el Paris Saint-Germain. Marco Asensio entró
desde el banquillo sustituyendo a Isco en el minuto 79 y fue clave en los dos
últimos goles del equipo merengue, anotados por Cristiano y Marcelo.

Un jugador suplente no significa que sea
peor o tenga menos calidad que los titulares. Muchas veces los entrenadores
buscan tener un revulsivo, un jugador que, cuando todos estén cansados, entre
al campo con garra y velocidad para romper a la defensa rival. Saber gestionar
adecuadamente los cambios en un partido puede ser un factor determinante. En un
encuentro de la Serie A, el Milán iba perdiendo por tres goles a cero contra
el Leece. Kevin Prince Boateng, actual futbolista del Eintracht de Frankfurt,
que se encontraba jugando en el equipo rossonero, entró desde el banquillo y
empató el partido anotando tres goles. 
El 23 de octubre de 1999, se enfrentaban el Chelsea y el Arsenal en un
partido de la Premier League. El Chelsea se había adelantando en el marcador y
ganaba el partido de manera contundente por dos a cero. Hasta que entró Kanu al
terreno de juego. El futbolista nigeriano fue un quebradero de cabeza para la
defensa blue y con una actuación para la historia anotó un triplete para
remontar el partido y dar la victoria al Arsenal.

En España también tenemos algunos
ejemplos, sobre todo en momentos importantes, como las finales de la Copa del
Rey. En la final del 2005, en un partido que enfrentaba al Betis y al Osasuna,
hubo un protagonista inesperado. Dani, jugador del equipo verdiblanco entró en
el 90 y rompió el empate en el marcador dando la victoria a su equipo en el
115. En la final del año anterior, en la de 2004, Galletti había realizado una
gesta similar. El Real Madrid y el Zaragoza habían empatado a dos tras los 90
minutos, con goles de Beckham y Roberto Carlos por parte del equipo blanco; y
David Villa y Dani por parte del equipo aragonés. En la prórroga, Galleti, que
había entrado en el minuto 60 daría la victoria al Zaragoza con un gol en el
110.

No solo en las ligas o copas nacionales
hay héroes inesperados. En las competiciones internacionales, tanto de clubes
como de selecciones, son varios los jugadores que pasaron a la historia
saliendo desde el banquillo. En las finales de Champions tenemos varios
ejemplos. Kluivert dio la victoria al Ajax en la final de  1995 contra el Milan de Capello. Larsson, que
había entrado al césped en el minuto 60, revolucionó la final de Champions de
2006. El Arsenal se había adelantando en el marcador gracias al tanto de Sol
Campbell. Con la entrada del futbolista sueco al campo, el partido cambio
radicalmente. Dos asistencias y una actuación estelar permitieron al Barcelona
remontar el partido y ser campeones. Incluso Dietar Hamann, sin ser un goleador,
fue clave en la final de Champions que enfrentó al Liverpool y al Milán en
Estambul. El alemán entró en la segunda parte y liberó a Steven Gerard para
empezar la remontada. Su gran labor defensiva fue clave en ese encuentro.

Si hay unas sustituciones que representan
el éxito son el caso de Olers Gunnar Solskjaer y Teddy Sheringham en la final
del United contra el Bayern de Munich en 1999. El Bayern de Munich se había
adelantado en el minuto 5 con un gol de Basler y dominaba el encuentro.  En la segunda parte,  Solskjaer y Sheringham entraban al terreno de
juego y remontaban el partido con dos goles en el descuento, en el 91 y el 93.
Por si fuera poco, Solskjaer ya había realizado grandes actuaciones saliendo
desde el banquillo, como los cuatro goles que le marcó al Nottingham durante un
partido de Premier League, entrando en el minuto 80.

Ser el héroe en una final de Copa o de
Champions es una gesta enorme pero hay algo que lo supera: dar un Mundial, una Eurocopa
o una Copa América a tu país. El ejemplo más reciente, el de la Eurocopa de
2016 en Francia. La selección gala y el conjunto portugués disputaron la gran
final el 10 de julio en Saint-Denis. Los focos, sobre Griezmann y Cristiano
Ronaldo. Pero hubo un protagonista inesperado para todos: Éder. El espigado
delantero portugués entro a la final en el minuto 79, sustituyendo a Renato
Sanches y, pese a tener unos números bastante discretos, se convirtió en héroe
nacional. En la retina de todos todavía está ese latigazo desde fuera del área
que batió a Hugo Lloris en el minuto 109 de la prórroga  y que permitía a Portugal alzarse con su
primera Eurocopa.

Unos años antes, en 2014, Mario Götze dio
el Mundial a Alemania con un gol en la prórroga. Además durante ese mundial,
Tim Krul había dado el pase a Holanda saliendo en el último minuto de la
prórroga y parando dos penaltis.  Otro
alemán, Bierhoff, en la final de la Eurocopa del 96, empató el partido contra
la República Checa y dio la victoria a su selección con un  segundo gol.  Francisco Silva anotó el penalti decisivo en
la final de la Copa del Centenario, tras entrar en la prórroga, y David
Trezeguet, en la final de la Eurocopa del 2000, disputada contra Italia, acabó
marcando el gol de oro que daba el título a Francia.

Son
muchos los jugadores que, saliendo desde la caseta, revolucionaron un partido y
se convirtieron en los protagonistas de su equipo, porque, para entrar en la
historia, no es necesario jugar los 90 minutos.

Fútbol como forma de vida. Colaborador de varios medios digitales como Los Otros 18, Mundiario o DeporSempre. Twitter: @Aldo_Vazquez1

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