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Eden Hazard y su última gran obra de arte

 

Es una idea cuando menos descabellada la de comparar a Eden Hazard con Leo Messi (de hecho, es descabellado comparar a cualquier otro futbolista de la actualidad con el astro argentino), pero si es innegable decir que Eden nos regala pequeños destellos de Messi, pequeños toques de magia, esos detalles que separan a Leo del resto de los mortales y que lo convierten en el «10» por excelencia.

Y es que Hazard de vez en cuando nos maravilla con esos goles increíbles, que parecen hechos por el mismísimo 10 del Barcelona. Esas galopadas antológicas dignas de cualquier corredor de 100 metros lisos, esas conducciones de balón a velocidades impresionantes, que sólo parecen posibles en la ficción. Uno de esos goles fue el que le convirtió al Arsenal el pasado fin de semana.

Eden agarra la pelota en la mitad de la cancha y al levantar la cabeza ve un panorama desolador para la mayoría de los futbolistas, ninguno de sus compañeros estaba cerca y al frente se encontraban cuatro hombres del Arsenal para entorpecer su trayecto. Como se dice popularmente, Eden estaba solo contra el mundo. Pero lejos de amedrentarse decide emprender la carrera de su vida. Y es que donde la mayoría ve dificultades, Hazard ve las mayores oportunidades.

La primera pincelada de la gran obra de arte que fue este gol, la da nada más empezar la jugada. Koscielny le encara y Hazard con la clase que es habitual ver en él, lo saca de carrera con un sutil movimiento de pelota hacia la derecha que muy seguramente dejó lastimada la cadera del central francés, el cual no tuvo más opción que ver cómo Hazard avanzaba.

Lo siguiente sería una muestra de fuerza y de garra. Coquelin al ver que Eden iba en serio con sus intenciones de fabricar una jugada de ensueño decide ir por todo, utilizando la fuerza como principal arma para emprender el robo, sin embargo él hasta ese momento no se había percatado que nada ni nadie podría interponerse en la carrera de un Eden endiablado que tenia el arco entre ceja y ceja. Coquelin va por la bola o por Hazard, lo que cayera primero. Quería entrar como un camión en la jugada, pero cae como un débil niño luego de forcejear con un Eden al que le bastó un empujón con el hombro para dejar al francés en ridículo y tirado por el suelo.

Hazard avanza hasta pisar el área y vuelve a encontrarse a un Koscielny con sangre en el ojo, que esta dispuesto a detener al belga cueste lo que cueste, sin embargo, Hazard todavía tiene un último truco que mostrar. Le basta un amago de enganche hacia adentro y luego hacia afuera para romper las ilusiones de un Koscielny al que si por suerte no se le había roto la cadera luego de su primer encuentro con Eden, ahora si no quedaba ninguna duda que estaba despedazada y que necesitaría un yeso y alguna que otra terapia para superar la lesión.

Lo próximo es mero protocolo, superar a un gigante bajo los tres palos como lo es Petr Cech. Un Petr que se ve disminuido ante un Eden que dispara cruzado mientras que Mustafi quema el último cartucho y se barre con la esperanza de poder impedir que el gol llegase. Pero es muy tarde, el balón cruza la línea. Hazard acaba de hacer uno de los goles más memorables de su carrera y ante un rival tan complicado como lo es el Arsenal. Arrancar de media cancha y dejar tirados a un par de rivales, mientras haces alarde de potencia física y habilidad técnica, otro día en la oficina para Eden. Un genio del fútbol moderno, un mago que nos sorprende cada vez más y nos muestra credenciales para creer que será el próximo que tome la batuta de los mejores del mundo.

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