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Ganó el fútbol femenino

El pasado miércoles asistimos, sin miedo a equivocarme, al mayor acontecimiento nunca visto en el fútbol femenino mundial. Barcelona y Real Madrid, dos colosos cuyas historias hablan por sí solas. El Camp Nou, el estadio más grande de Europa, con una atmósfera que impresiona y atemoriza a partes iguales. Una afición que registró la mejor entrada del feudo azulgrana… ¡desde 2019! Y batiendo con ello un récord que ya queda en los anales del deporte. Y unas jugadoras que han demostrado que todo lo que han conseguido y van a conseguir se lo han ganado sin regalos, con esfuerzo, sudor y muchas lágrimas.

Como dice Jenni Hermoso, el miércoles ganó el fútbol femenino. Ganó el Barça, el mejor equipo del mundo y el mayor ejemplo de cómo hacer las cosas. Pero también el Real Madrid, del que se llegó a decir que “no hacía falta” su aterrizaje en el futfem, y menos si no lo hacía desde la base. El tiempo ha dado la razón a aquellos que hablaban de “otra dimensión”, porque no se confundan: un Barcelona-Real Madrid se vende solo. La marca ‘Clásico’ se vende sola y ni el Atlético se ha parado a protestar por su ‘exclusión’. Y la marea azulgrana que acudió al Camp Nou lo hizo, en parte, para ver cómo su equipo daba una exhibición de superioridad ante el eterno rival. El morbo, amigos.

Y pese a que el Madrid volvió a marcharse trasquilado de Barcelona, la sensación de las jugadoras blancas es de la de haber conseguido algo muy importante, no solo por mantener el empate al descanso o de incluso haberse puesto por delante (la ventaja se esfumó en cuestión de minutos), sino por el hecho de haber formado parte de la fiesta. El mundo entero estuvo pendiente de un partido de fútbol femenino con más de 90.000 personas que vieron el gol desde su casa de Mapi León, el baile de Aitana Bonmatí, los detalles técnicos de Alexia Putellas o el golazo por la escuadra de Claudia Pina. Pero también cómo Olga Carmona marcó un penalti con el Camp Nou entero pitándola, Zornoza firmando un gol imposible o Athenea cruzándose el campo a todo tren.

No todo podía ser perfecto, claro. La rivalidad Barça-Madrid trae espectáculo en todos los sentidos, pero también arrastra cierta toxicidad. Y las redes sociales se convierten en caldo de cultivo de insultos, despropósitos y malas formas, cuando en el campo vemos justo todo lo contrario: Athenea preocupándose por Mapi León, Alexia Putellas sonriendo desenfadada ante Misa antes de tirar un penalti, todas las jugadoras abrazadas en el centro del campo tras acabar un partido inolvidable… No hay que olvidar que gran parte de las jugadoras de ambos equipos conviven en la Selección española y son buenas amigas. En la convocatoria del próximo parón internacional hay nueve del Barça y ocho del Madrid. Que se lleven mal entre ellas es una posibilidad que ni se puede contemplar.

Además, es difícil encontrar alguna declaración despectiva o cruce de palabras. Las jugadoras del Barça celebraron la llegada del Real Madrid al fútbol femenino, y no han dudado en elogiar el trabajo de sus rivales en estos dos últimos años. Las blancas, por su parte, se rinden a los pies de Alexia Putellas y compañía, sobre todo de la centrocampista de Mollet del Vallés (le llovieron felicitaciones por el Balón de Oro). Recuerdo a Marta Cardona hablando de la nominación de Jenni para el The Best en 2020: “Para mí es una jugadoraza, tiene una técnica excepcional, es una jugadora súper completa y nos da un montón [en la Selección]. Es totalmente merecidísimo. De hecho, deberían estar también otras jugadoras como Patri Guijarro, Alexia, Sandra Paños… se lo merecen, son jugadoras de talla mundial. Es un lujo tenerlas, y entrenar con ellas ni te imaginas”.

La rivalidad, en este caso, queda en un segundo plano. “Es el Barça pero es así, no me importa decirlo”. Athenea desveló que Alexia Putellas era la futbolista a la que más admiraba, y eligió a Mariona Caldentey y a Jenni Hermoso como jugadoras con las que le gustaría jugar algún día. Y sin ir más lejos, familiares de jugadoras del Real Madrid no dudaron en hacerse fotos con Alexia tras el partido del Camp Nou. “Para mi hija Alexia es una referente”, dijo la madre de Teresa Abelleira a los medios. La cordialidad es máxima, y ni siquiera un vídeo sin audio y fuera de contexto debe enturbiarla. Si alguien pretende trasladar el bochornoso espectáculo vivido durante los Clásicos Pep-Mou, con tánganas, rajadas y dedos en el ojo, que se vayan olvidando.

Una vez más, me quedo con el discurso que el club azulgrana compartió tras ganar la Liga y que se volvió a pronunciar antes del histórico partido del pasado miércoles en el Camp Nou: “Celebremos las victorias, porque gracias a la lucha de cada una, las cámaras nos enfocan y las entradas vuelan. Y aunque los estadios, colores y escudos nos separen, nos une algo mucho más grande”. Que así sea.

Contenido patrocinado por Iberdrola

Imagen de cabecera: Getty Images

Alicante, 1991. Mi madre siempre me decía: "No sé por qué lloras por el fútbol, sino te da de comer". Desde entonces lucho por ser periodista deportivo, para vivir de mis pasiones (y llevarle un poco la contraria).

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