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Ciclismo

El Giro de las fuerzas justas

Tom Dumoulin cumplió el pronóstico el último día: con solo 53 segundos de desventaja respecto al líder Nairo Quintana, el neerlandés neutralizó la distancia en la contrarreloj en Milán para ganar el Giro d’Italia del centenario.

Dumoulin hizo valer su fortaleza contra el crono, habilidad que ya le dio enorme ventaja tras la contrarreloj en la Umbria, para convertirse por una exigua ventaja de 31 segundos en el primer holandés que gana el Giro y el primero que gana una gran vuelta desde Joop Zoetemelk en el Tour 1980. Casi cuatro décadas después.

El tanque holandés ha acabado también con una especie de maldición que parecía afectar a los ciclistas de este país en las luchas por la general. El propio Dumoulin perdió el penúltimo día la Vuelta 2015; Bauke Mollema perdió el amarillo del Tour 2016 en la última semana, igual que Steven Kruijswijk antes en el Giro 2016, tras una caída en el Agnello. Dumoulin, esta vez, no falló.

Ha sido el Giro de la igualdad. Dumoulin salió de la segunda semana, con sus victorias en Montefalco y en el ascenso a Oropa, con casi tres minutos de ventaja como líder, antes de la criminal última semana en los Alpes. Sus principales rivales, los escaladores Nairo Quintana, Vincenzo Nibali y Thibaut Pinot, tenían allí su esperanza.

Pero este Giro ha sido también el de las fuerzas justas. Todos los favoritos llegaron a la semana final alpina con la marcador de la gasolina en la reserva. Hasta tal punto que el día que más desventaja le recortaron a Dumoulin fue el día que el líder se paró literalmente a cagar al pie del Stelvio.

Nairo Quintana perdió el Giro en la contrarreloj final

Dumoulin desfalleció también el antepenúltimo día en la subida a Piancavallo. Sin embargo, con las fuerzas al límite, ni Nibali ni Quintana no atacaron y terminaron subiendo al ritmo de sus gregarios. Solo se movió Pinot, el único que fue de menos a más en la carrera, pero fue insuficiente.

Nairo Quintana salió líder de allí, pero con diferencias escasas. Tanto que había cuatro ciclistas -Nairo, Nibali, Pinot y Dumoulin- en menos de un minuto, y seis en minuto y medio -incluyendo a Zakarin y Pozzovivo-.

En Milán se cumplió el pronóstico: las dos contrarreloj fueron decisivas para Tom Dumoulin, flanqueado por Nairo Quintana y Vincenzo Nibali en el podio. Justo vencedor, teniendo en cuenta se superioridad en el llano, su coraje en la montaña y su honorable defensa en el Stelvio.

Se quedó sin premio Nairo Quintana, decepcionante salvo el día del Blockhaus. Decepcionó también Nibali, que no lanzó ni un ataque decisivo. Aun así aseguraron el podio, premio que no tuvo Pinot. Zakarin y Pozzovivo, ‘el punto y la i’, siempre juntos, completaron el Top-6 en la clasificación.

Mikel Landa, cuyas opciones en la general quedaron lastradas con el incidente de la moto en el Blockhaus, fue el mejor escalador, maglia azzurra, ganó una etapa y quedó segundo en otras dos. El colombiano Fernando Gaviria se llevó la maglia ciclamino como mejor sprinter, con apenas 22 años. Y Bob Jungels consiguió el último día repetir la maglia bianca como mejor joven.

Madrid, 1993. Oscense de adopción. Editor en @SpheraSports. Combino Calcio y ciclismo con todas las consecuencias.

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