Hay campeonatos o partidos concretos que marcan la carrera
de un jugador y, sin duda,Miloš Teodosić tiene uno de esos. El
Eurobasket de 2009, torneo que significó el primer título continental de
España, tuvo un protagonista inesperado. Un joven serbio de 22 años se mostró
al continente como uno de los grandes talentos de la siguiente década.
No pasaba la selección Serbia por sus mejores años. Tras los
éxitos de 2001 y 2002, en los que consiguió ganar el Eurobasket y el Mundial
aún bajo el nombre de Yugoslavia (aunque ya solo contaba con jugadores serbios
y montenegrinos), vivió una época bastante complicada. El relevo
generacional de la maravillosa selección entrenada por Pešić no fue fácil.
Entre 2003 y 2006, el país pasó a denominarse Serbia y
Montenegro y, a nivel baloncestístico, fue una decepción. La federación se
encomendó a Željko Obradović para comandar un proyecto que tenía marcado el
Eurobasket de 2005 en rojo. Como anfitriones, cayeron ante Francia
jugándose la presencia en cuartos, en el que fue el último torneo como
internacional de Dejan Bodiroga.
El nuevo cambio socio-político del país (Montenegro pasó a
ser un país independiente) llegó acompañado de un éxito bastante ilusionante
para el baloncesto serbio. La generación del 87 consiguió ganar el Europeo
sub-20, tras derrotar a la España de Llull, Pau Ribas, Javi Beirán o Xavi
Rey en la final. Varios nombres llamaban a la puerta de la absoluta con la
vista puesta en el Eurobasket que se disputaba un par de meses más tarde.
Y así fue, el seleccionador Zoran Slavnić llamó a tres de
los integrantes de esa selección para disputar el torneo sénior que tendría
lugar en España. Teodosić (MVP del sub-20), Labović (máximo
anotador de su selección) y Tepić; formaron parte de un jovencísimo
combinado (22’5 años de edad media) que no pudo realizar un gran papel, pero
que plantó la semilla de lo que vendría después.
Fue un verano de muchos cambios para Miloš Teodosić: al MVP
del europeo y el debut en un torneo con la absoluta, sumó el fichaje por
Olympiacos. El base llegaba al conjunto griego como una gran promesa tras
sumar varios títulos con el KK FMP de Belgrado y vivió, desde dentro, la construcción
de un proyecto faraónico. En su primera temporada gozó de la confianza
de Giannakis y rozó los 20 minutos de media en Euroliga, pero el
verano siguiente la competencia se multiplicó. La llegada de varios
jugadores, en especial la de Theo Papaloukas dificultaba su presencia en la
pista.
Fue en el verano de 2009, dos años después del MVP en
el sub-20 y de su fichaje por Olympiacos, cuando todo cambió. Serbia
comenzaba un nuevo ciclo con Dušan Ivković en el banquillo y las esperanzas
puestas en una joven y talentosa generación que disputaba su segundo torneo,
tras el Europeo de 2007 y la ausencia en los JJOO de Pekín.
Así, la selección balcánica llegaba al Eurobasket de 2009
con cierta experiencia y mucha ambición pese a su corta edad (22’3 años de
media). Serbia arrancó el torneo a lo grande, venciendo a España en el
primer partido. La selección de Scariolo, que debutaba como seleccionador,
lucía como campeona del mundo y subcampeona de Europa y olímpica. Con Krstić
como líder y jugador más veterano junto a Bojan Popović, ambos con 26 años, y
el talento de varios jóvenes como Veličković, Tepić o Tripković la ilusión se
disparó. Solo Eslovenia, en el segundo partido, consiguió frenarles en su
camino hacia la gran final.
Al inicio del torneo era difícil explicar cómo Ivković le
entregaba las llaves del equipo a un chico de 22 años que jugaba tan solo 13
minutos por partido en Olympiacos. Según fue avanzando la competición, la
pregunta pasó a ser cómo ese talento contaba tan poco en su club. Y es que Teodosić,
tras el primer partido frente a España en el que sumó 4 puntos, superó la
decena en el resto de partidos hasta, precisamente, la final en la que
volvió a enfrentarse a España y se quedó en 5 tantos.
Tenemos que detenernos en lassemifinales.
Serbia, que venía de tumbar a la vigente campeona Rusia en cuartos, se
enfrentaba a Eslovenia, que había hecho lo propio con Croacia. El baloncesto
balcánico dominaba esta parte del cuadro. La joven selección de Ivković tenía
la opción de volver a luchar por un título siete años después, pero para ello
debía vencer a un conjunto plagado de grandes jugadores, con mucha más
experiencia y que, además, ya le había ganado en la primera fase.
Y el partido no fue fácil, Eslovenia dominaba con un Erazem
Lorbek (25+10) sensacional sacando todo su arsenal ofensivo a relucir.
Teodosić, que había llegado al descanso con 8 puntos, entraba en el último con
la misma cifra. Cuando peor lo pasaba Serbia y apenas había margen de error,
apareció Miloš. El base se enfundó el traje de killer que otrora
llevaron jugadores como Djordjević, Bodiroga o Danilović y se encargó,
primero de empatar el partido y forzar la prórroga, y, una vez en
el tiempo extra, sellar el pase a la final. En los minutos decisivos
anotó 24 puntos. Una barbaridad.
Pese a que no pudo brillar en la final y Serbia no fue rival
para España, su torneo y, en especial, los 32 puntos en semifinales pusieron
a Teodosić en el centro de todas las miradas. Europa tenía un nuevo
aspirante al trono de mejor jugador y Olympiacos un diamante en sus filas.
Tras ese verano todo cambió, Teodosić se erigió líder de
un Olympiacos que siguió reforzándose. El base serbio ganó el MVP de
la EuroLeague esa misma temporada yllevó a su equipo hasta la
final, en la que cayó de forma clara ante el Barça. Lo demás es historia:
CSKA, cerca de tocar la gloria con la selección, NBA…
Miloš Teodosić es, sin duda, uno de los mejores jugadores de
la década en Europa y una figura que se recordará con el paso de los años. Y
todo comenzó aquel 19 de septiembre en la localidad polaca de Katowice.