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Fórmula 1

El campeón que coronó la montaña para quedarse en la cima

Nico Rosberg no pasará a la historia como uno de los pilotos con mayor carisma ni como los más populares de la Fórmula 1. Y su retirada fue un ejemplo de ello: se fue sin hacer ruido y de una manera totalmente inesperada.

El poco diplomático Bernie Ecclestone ya lo dijo con claridad: en términos comerciales, Rosberg no es el mejor campeón que puede ofrecer la Fórmula 1. El germano, sin embargo, conquistó el domingo su primer y único título mundial para cinco días después de llegar a la cima bajarse de ella.

«Escalé la montaña, llegué a la cima y me siento bien ahí«, resumió el ahora ex piloto, nacido en Wiesbaden hace 31 años, en su carta de despedida. Tras haber vivido a la sombra del carismático Lewis Hamilton, su compañero de Mercedes y un archirrival al que supo finalmente domar, Rosberg parece no tener otro desafío en la categoría reina del automovilismo.

«Llevo 25 años en el mundo del motor y mi sueño, mi única y gran meta, era ser campeón del mundo. Tuve que sacrificar mucho. Pero a pesar de todo ese trabajo duro, esos dolores, esas renuncias, continuó siendo mi objetivo«, señaló en su carta Rosberg, que quiere dedicar ahora más tiempo a su familia.

Metódico y trabajador como pocos, Rosberg se despidió de la Fórmula 1 con un más que merecido título.

Ni los dos subcampeonatos consecutivos en 2014 y 2015, definidos en dos emocionantes carreras finales, ni las palabras de Ecclestone, el «patrón» de la Fórmula 1, lograron frenar las ansias de evolución permanente del alemán.

«Si Nico gana el título, sería bueno para él y para Mercedes. Pero no necesariamente para el deporte, porque no hay nada que escribir sobre él», señaló en su momento Ecclestone, que sin embargo destacó las cualidades deportivas del piloto germano.

Incluso el padre de Hamilton, Anthony, afirmó que Rosberg sería un merecido campeón. «Si alguien merece ganar un campeonato mundial, Ése es Nico«, dijo en declaraciones a la emisora Sky Sports.

Nunca tuvo el carisma de Hamilton ni un tigre de mascota como el británico, pero dentro de la pista el alemán finalmente pudo vencer a su compañero.

Tras ver cómo Hamilton lograba el año pasado su tercer título en la Fórmula 1, Rosberg no se desanimó y siguió trabajando en mejorar sus defectos. El alemán evolucionó en su largadas, alguna vez su punto flaco, y trabajó también en la respiración y el ritmo de sueño.

Formula One World champion Germany's Nico Rosberg gives a press conference where he announced to end his F1 career during FIA Prize Giving Gala at the Hofburg palace in Vienna, Austria on December 2, 2016. / AFP / JOE KLAMAR        (Photo credit should read JOE KLAMAR/AFP/Getty Images)

Pero sobre todo, logró hacerse fuerte mentalmente. Supo cómo lidiar con su compañero, con quien mejoró su relación tras múltiples disputas, y también cómo manejar la presión de estar a las puertas del título. La fórmula era clara: sólo pensar en la carrera siguiente, y nada más.

En ese intento por encontrar al Rosberg campeón, el alemán viajó este año a Kyoto para recibir clases de un maestro zen. «Dicho de manera sencilla se trata de entrenar la atención», explicó Rosberg en una entrevista con la revista alemana «Der Spiegel».

Detallista al máximo, el hasta hoy piloto de Mercedes se ganó el apodo de «Profesor» por parte de Toto Wolff. «Nico tiene un espíritu analítico», lo elogió el jefe de deportes de motor del equipo.

Enorme influencia en ello tuvieron sin dudas su padre, Keke Rosberg, que fue campeón del mundo en 1982, y Michael Schumacher. Con el alemán compartió equipo en 2010 y 2012 y de él que extrajo grandes aprendizajes sobre lo que es el espíritu de lucha, la disciplina y la competitividad.

Sin embargo, la gloria le llegó muy tarde a Rosberg. A diferencia de Schumacher y Sebastian Vettel, los otros dos campeones alemanes, recién pudo consagrarse tras una década en la Fórmula 1. Tampoco podrá lucir el uno en su bólido en las 20 carreras de la temporada 2017.

Residente y criado en la lujosa Montecarlo, a Rosberg nunca le faltó nada en su infancia y juventud. El campeón habla fluídamente cinco idiomas, entre ellos el español, y de no haberse dedicado al automovilismo tenía intenciones de estudiar Tecnología Aeroespacial en el Imperial College de Londres.

Sin duda, algo que hubiera deseado su madre Sina, a quien no le gustaba ver a su hijo correr a grandes velocidades. «Durante las carreras se queda en casa y espera que todo termine. Tiene miedo por mí», dijo alguna vez Rosberg sobre Sina, una mujer que ahora tiene dos campeones mundiales en su familia y que por fin tendrá los fines de semana tranquila.

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