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Davide Frattesi, el chico del momento

Davide Frattesi ha sido uno de los pilares en las categorías inferiores de la selección italiana en el último lustro. A pesar de ello, como todavía sigue ocurriendo con frecuencia en el Calcio con los futbolistas jóvenes, especialmente con los propios italianos, le ha costado más de la cuenta dar el salto definitivo a la Serie A. No ha sido hasta los 22 años y en un Sassuolo al que pertenece su ficha desde 2017 cuando ha llegado su momento. Y no lo ha desaprovechado.

De hecho, Frattesi ni siquiera estaba convencido de quedarse en el Sassuolo el pasado verano. “Lo curioso es que al principio me tenía que buscar una salida. Además, yo tampoco estaba convencido por el sistema (4-2-3-1), pero al final quedarme ha sido la mejor de las decisiones”. Fijo en los onces de Alessio Dionisi, Frattesi se ha convertido en una de las promesas italianas a seguir más de cerca, está captando la atención de los grandes y ya se habla de él como un futurible más que probable para entrar en las próximas convocatorias de Roberto Mancini.

Frattesi es uno de esos jugadores, en auge en la actualidad, poderoso atléticamente, que puede atacar línea de fondo y no por ello dejar de ser el primero en acometer el retorno defensivo, con vuelo, que se descuelga con suma facilidad,incluso partiendo desde la medular, y que puede jugar por todo el ancho del campo de su perfil bueno (derecho). Desde el extremo que algunas veces ha pisado en su carrera, hasta el doble pivote que ocupa ahora, pasando por el interior, que es el rol base que mejor se adapta a sus virtudes y en el que también ha jugado esta campaña en el 4-3-3 que Dionisi tiene como estructura alternativa al 4-2-3-1 para vestir a su Sassuolo. De todos modos, su movilidad, comprensión táctica y recorrido de doble sentido y su llegada desde segunda línea no se ven apenas alterados entre uno y otro.

Un tipo de futbolista que puede recordar a otros de gran impacto actual o reciente como Marcos Llorente, Carlos Soler, Brais Méndez, el siempre infravalorado Roberto Soriano o el ídolo reconocido del propio Davide Frattesi: un Claudio Marchisio a quien hasta se asemeja físicamente. Una clase de centrocampista muy comprometido tácticamente, completo, con buenas dotes técnicas, dinámico, inteligente en lo posicional para ofrecerse por delante de la pelota y no generar desequilibrios en el equipo a pesar de esa agresividad suya, activo y esforzado sin balón, con sentido colectivo, buen pie, buen disparo y gran capacidad de llegada. Aunque es cierto que en su caso tiene algo más de regate, de velocidad y desborde, por el hecho seguramente de poseer un tren inferior más potente que el de su referente exjuventino.

Frattesi trabaja a partes iguales la amplitud y la longitud. El centrocampista del Sassuolo sabe cómo estirar al equipo, darle opciones interiores, colarse entre carriles, ser siempre una opción de profundidad interior, cómo atacar el área desde lejos, cómo ofrecerse por delante de Berardi, aunque también participa de la salida de balón y es muy importante en la transición defensiva gracias a su gran cobertura de terreno, o en una fase defensiva más estática, con su capacidad para ofrecer ayudas laterales. De este modo el Sassuolo, con un centro del campo, junto al francés Maxime Lopez, que ningún otro equipo de Italia se atrevería a poner con esas dos únicas piezas, no se rompa y sufra grandes agujeros cuando le toca defender hacia atrás.

Es cierto que el futbolista romano no es un superprivilegiado técnicamente, pero sí logra ser un óptimo conductor de balón y ganar muchos metros con el balón al pie a pesar de ello. Sabe cómo y por dónde rajar por dentro al rival, llevarse y superar marcas, generar así las opciones de remate para otros en el último tercio, aunque luego sus envíos y habilitaciones suelen ser bastante sencillos, ya que no es un gran filtrador ni alguien que vea líneas de pase por encima de lo común. No tiene el sello del mediapunta más clásico en su juego, en definitiva. Él es un todoterreno, con motor para todas las superficies, pero con todos los extras de navegación para detectar siempre los mejores caminos hacia la profundidad, hacia el peligro, hacia el gol.

Una de las piezas que más potencia la gran virtud de Frattesi, la detección de espacios en el tercio final y su sigiloso y certero ataque desde tan lejos, es Gianluca Scammaca. No es casual que ambos sean del mismo barrio romano (Fidene) y que hayan compartido la mayor parte de su trayectoria en las canteras de la Lazio y de la Roma. Scamacca acude habitualmente desde su posición de nueve a ofrecer apoyos de espaldas o descargar el juego más directo y también le gusta caer a los costados, lo que provoca que la línea defensiva se desplace, que se arrastren marcas y que Frattesi, encargado de rellenar esos espacios, rompa verticalmente en cuanto detecta la ocasión de insertarse. Un movimiento reiterado y fundamental para este Sassuolo. Y algo similar ocurre cuando Berardi aporta su típica pausa a los ataques pegado a la banda, el lateral acude a marcarlo y ahí Frattesi se lanza sin mirar atrás para percutir por ese intervalo.

Además, el talento de Frattesi no se queda solamente en ese tipo de movimientos cuya lectura y puesta en marcha están al alcance de muy pocos, sino que también es un ejecutor muy eficaz en las instancias finales de esas acciones, a pesar de que suele definir de primeras y de llegar a esos remates tras un efusivo desmarque a toda velocidad. Un muestrario de desmarques largos por la espalda de los adversarios, aprovechando normalmente que el equipo rival se encuentra girado hacia una de las dos bandas, que son una auténtica locura, un disfrute al verlos repetidos y de los que se sirve para producir, para aportar su cuota de gol.

Sin ir más lejos, Fratessi se encuentra en el percentil 95 de su demarcación en cuanto a toques de pelota en el área contraria y en el 97 en términos de goles esperados generados sin contar lanzamientos de penalti (npxG), es decir, que solo un 5% y un 3%, respectivamente, de los centrocampistas de las cinco grandes ligas le superan en ambas cuestiones. Y es precisamente ese cariz, su inclusión en el equipo como recambio de Manuel Locatelli, al menos en términos puramente nominales, lo que explica en buena parte el cambio de la gestión Roberto De Zerbi, en el que el fútbol de posición se imponía a todo lo demás, a la gestión Alessio Dionisi, en la que hay más lugar para las transiciones y mucha más agresividad y verticalidad sin balón.

Por otra parte, Frattesi, con su recorrido en las categorías inferiores y su presente y futuro, es uno de los futbolistas más señalados para tomar el testigo de la actual generación campeona de Europa, de los jóvenes italianos que más madurez competitiva ha demostrado y más ha evolucionado en los últimos meses. Uno de los que más condiciones reúne para instalarse en el medio plazo como un fijo en las convocatorias de la selección absoluta y de los que mejor encaja por su amalgama de virtudes en la actual propuesta de Mancini. Un juego en el que podría asumir un rol de interior de progresión, inserción y llegada muy necesario en esta asociativa Italia y representar un recambio de máxima garantía para Barella, por ejemplo.

Frattesi es uno de los nombres del momento en la Serie A. Por el qué y el cómo. Por lo literal y lo figurado. Por lo que está haciendo en este momento de una carrera que está empezando a lanzar su proyección a cotas elevadas y también, más si cabe, por cómo está siendo capaz de detectar, elegir e interpretar esos momentos, valga la redundancia, en los que lanzarse hacia el área rival con absoluta maestría, a cuchillo pero indetectable, sirviéndose para ello de una inteligencia, un sentido de la profundad y una consciencia de los espacios harto dañinas para los rivales. He ahí, en la lectura del instante, el genuino y gran valor del chico del momento.

Imagen de cabecera: @SassuoloUS

Sevilla. Periodista | #FVCG | Calcio en @SpheraSports | @ug_football | De portero melenudo, defensa leñero, trequartista de clase y delantero canchero

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