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Deporte

'Cuquiline': pedaladas con rumbo solidario

Esta es la historia de alguien que, sostenido por su pasión por el deporte y en concreto por la bicicleta, pedalea hacia retos increíbles con el único objetivo de ayudar a aquellos que lo necesitan. Él es José Antonio Pérez Viedma, pero como él mismo reconoce, prefiere que le llamen ‘Cuqui’, cariñoso apelativo familiar fijado al ser el menor de cinco hermanos.

‘Cuqui’ creció jugando al fútbol y al baloncesto, en El Puche, humilde barrio de la ciudad de Almería, sin embargo, tras cumplir el servicio militar, se aficionó al ciclismo, un deporte que le cambiaría la vida. José Antonio ganó más peso del recomendable para su salud y ésto le llevó a un endocrino que le asignó una dieta que le transformó en alguien extremadamente delgado. Por este motivo, le recomendaron ir al gimasio para fortalecer musculatura, y éste fue el inicio de un nuevo giro en su vida. Se inscribió en el  Gimnasio New Line, se aficionó al ‘spinning’ y el centro apostó por él, le recomendó obtener el título de Ciclo Indoor y así, se convirtió en instructor, iniciando a muchos monitores actuales de la provincia almeriense.

El ciclismo indoor comenzó a marcar su destino. Se marcaba pequeños retos que iba alcanzando, cambió de domicilio afincándose en Viator y cuando conoció su impresionante ciudad deportiva el primer pensamiento que apareció en su mente fue organizar un maratón de ciclismo indoor en aquellas instalaciones, un reto que el Ayuntamiento de la localidad aceptó. Un evento espectacular, con más de 150 bicicletas en el interior de un pabellón, que sería el preludio de un movimiento solidario prodigioso.

Sólo una semana después de aquella exhibición, la presidenta de la asociación ‘A Toda Vela’ para el ocio y tiempo libre de jóvenes discapacitados psíquicos, contactó con ‘Cuqui’ para proponerle realizar un Maratón de ciclismo indoor en el pabellón ‘Moisés Ruiz’ de la capital almeriense, destinado a ayudar a la asociación y a los chicos con síndrome de down de la ciudad. Así comenzaba a forjarse el ‘Colectivo Cuquiline’, pseudónimo establecido en honor a aquel gimnasio que confió en él en sus inicios, un colectivo que ahora es conocido como ‘Cuqui Team’ y que engloba a amigos y empresas de este héroe solidario que a sus 44 años da pedaladas sin cesar hacia objetivos humanitarios. Emotiva fue la experiencia de poder reunir en un pabellón a tantos chicos discapacitados ilusionados con dar pedaladas y a los ciudadanos almerienses aportando su granito de arena a una causa tan necesaria.

Aquello fue sólo el comienzo de un movimiento solidario que no se ha detenido desde entonces ni pretende hacerlo, guiado por ‘Cuqui’ aunque sostenido por un grupo de personas cuyo desempeño es vital para sostener una causa repleta de emoción y valores humanos. Variadas han sido las causas por las que él ha subido a la bicicleta, escalando hacia metas que ayuden a facilitar las vidas de aquellos que lo necesitan. Lucía es una niña de Viator que padece parálisis cerebral. El Ayuntamiento de la ciudad inició una recogida de tapones solidarios a la que ‘Cuqui’ no dudó en sumarse, montándose en su bicicleta para pedalear y hacer un llamamiento a todos aquellos que quisieran sumarse a la causa, en diversas campañas que organizó junto a su equipo. Algo que repitió también en favor de Andrea, una pequeña afectada por el Síndrome de Dravet, una enfermedad rara con crisis epilépticas frecuentes, estancamiento del desarrollo cognitivo y trastornos ortopédicos que la niña almeriense padece y por la que Cuqui, sin dudar, volvió a movilizarse sin espacio para la duda ni el desaliento, logrando organizar una nueva campaña que logró contribuir enormemente en la recolecta de tapones solidarios para recaudar fondos con el fin de ayudar a facilitar el día a día de la pequeña.

Y es que para él, ayudar a los pequeños que lo necesitan se presenta como algo natural, necesario, nada extraordinario, una actividad más a la que no asigna el mérito que, en los tiempos que corren, poseen sus valores. Así, tras conocer la historia de Sergio Borrego, un niño con parálisis cerebral, se adentró en una nueva campaña para tratar de ayudar a mejorar la calidad de vida del menor, una experiencia que en esta ocasión contó también con la colaboración de ilustres de la bicicleta como Kim Forteza, considerado mejor monitor de ciclismo indoor de nuestro país o José Antonio Hermida, campeón del mundo de mountain bike, que aportaron un maillot cada uno para sortear entre los participantes en esa campaña de recogida de tapones en ayuda de Sergio.

Exhibiciones en favor de la esclerosis múltiple y la investigación para su cura, eventos deportivos de recogida de alimentos para el Banco de Alimentos o para la Asociación Española Contra el Cáncer, recogida de juguetes para los niños más necesitados o maratones en colaboración con la Asociación de Síndrome de Down ‘Asalsido’ son sólo algunas de las iniciativas promovidas y organizadas por el ‘Colectivo Cuquiline’, todas ellas con el almeriense montado en su bicicleta, asumiendo retos al alcance de pocos con la única motivación de la ayuda a cambio de nada.

Retos como el que convirtió en realidad, gracias entre otros al apoyo del Ayuntamiento de Viator, en el que tras conocer las inundaciones que habían afectado al pueblo Saharaui, organizó las «24 horas de ciclo indoor por el Sahara». Fueron 24 horas de ciclo indoor sin descanso, en las que empresas y centros deportivos se volcaron con la iniciativa ‘Cuquiline’ para llevar a cabo un desafío de enorme dificultad a muchísimos kilómetros del origen del problema, que resultó ser un éxito de recaudación en favor de muchas familias en dificultades para las que cualquier ayuda resultaba vital.

Desafíos de envergadura, como las «12 horas de ciclo indoor non-stop» organizadas también en Viator para ayudar a una chica de Granada con un problema de espina bífida, que en su silla de ruedas, comenzaba a poder salir a jugar con sus amigos, aunque no lograba aún controlar ciertas necesidades básicas, necesitando ayuda para poder lograrlo. En ellas, ‘Cuqui’ pedaleó durante 12 horas sin respiro en un evento en el que lo recaudado alcanzó el objetivo perseguido.

Un sinfín de acciones solidarias desinteresadas como las llevadas a cabo para ayudar a Jorge, un chico diagnosticado con cáncer, para el que ‘Cuqui’ organizó sorteos y clases en centros deportivos con el fin de recaudar fondos para su intervención.

Citar y desarrollar todos los eventos organizados por el ‘Cuqui Team’ con ‘Cuqui’ como cabeza visible probablemente haría que esta historia resultase interminable. Quizá lo sea. Un ‘Colectivo’ que ha mutado en ‘Team’ conformado por más de 40 personas, todos ellos amigos, con el ‘Boss’ como cariñosamente le llama el equipo como cabeza visible de un grupo humano maravilloso. Un conjunto que se encarga de realizar las gestiones, buscar patrocinadores para los eventos, bebida para los participantes en los mismos y, en definitiva, posibilitar la realización de unas acciones solidarias sin beneficio propio más allá de la satisfacción por ayudar al prójimo. De hecho, todos ellos se inscriben a cada evento que organizan y pagan su cuota de inscripción para colaborar con cada causa, siendo destinado todo lo recaudado íntegramente al motivo que cada ocasión ofrece. Personas cercanas al protagonista, implicadas, sin las que ‘Cuqui’ no podría culminar ninguno de sus movimientos. Como él mismo indica, «todo el mérito, si es que algún mérito tiene, no es mío, sino de muchísima gente, esa gente que lo da todo a cambio de nada».

No es sencilla la tarea de sostener una labor humanitaria llevada a cabo por un grupo de gente de enormes valores sin mayor soporte que la colaboración de pequeñas empresas y amigos que aportan su granito de arena a cada una de las acciones emprendidas por el ‘Cuquiline Team’, ya que empresas de envergadura jamás han colaborado con ello. «Nosotros no somos nadie. Cuando voy a pedir algo a instituciones o empresas grandes, me suelen preguntar que quién soy y no suelo conseguir nada». La causa lo merece, las aportaciones necesarias son mínimas y la colaboración de instituciones y grandes empresas constituiría una inestimable ayuda para iniciativas de un significado tan honesto como extraordinario.

Y así se presenta el próximo Reto para él. Un desafío a beneficio de la Asociación Española Contra el Cáncer que se celebrará el próximo martes día 16 de Mayo en el Teatro Cervantes de Almería, en la que se pretende llenar una simbólica hucha con aportaciones en beneficio de dicha asociación, en una maratón en la que ‘Cuqui’ volverá a pedalear durante 12 horas sin descanso y en el que además colocará una bicicleta a su lado para que todo el que quiera, pedalee unos minutos junto a él por una causa maravillosa. Un evento que se fraguó hace unos meses, cuando su madre se encontraba enferma de Cáncer y él ya sabía que la perdía. Ella falleció hace dos meses, pero tendrá su particular homenaje por parte de un hijo que ya lanzaba pedaladas desde hace mucho tiempo en favor de la investigación de una enfermedad que le ha arrebatado un pedazo de sí mismo. Ojalá el Cervantes esté repleto para ayudar a erradicar una enfermedad que a todos, de una forma u otra, nos termina marcando.

Por ello, por todo lo narrado, ‘Cuqui’ es ese titán que apoyado en un grupo de superhéroes da pedaladas escalando hacia cimas de valor tangible pero incalculable. Pedaladas destinadas a metas solidarias que facilitan las vidas de seres anónimos para los que cualquier ayuda supone una cumbre en su caminar por la vida. Ese es su valor, un mérito que reside en el sacrificio y esfuerzo de un repartidor de profesión afincado en Viator cuya pasión por la bicicleta ha guiado su destino hacia la solidaridad más loable.

 

Vocación de periodista. Pasión por el fútbol, especialmente Segunda División Española. Escribo en @SpheraSports.

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