Cualquiera podría pensar que, después de una tercera e impensable medalla olímpica, Maialen Chourraut pondría punto y final a su brillante carrera en Tokio 2020. Pero por delante quedaban tres años en lugar de cuatro, y la palista vasca no solo logró la plaza para París, la ha defendido a muerte en los dos últimos fines de semana, superando un selectivo que la lleva directa a Vaires-Torcy, en la isla de Francia, donde se encuentra el estadio náutico.
Serán los quintos Juegos Olímpicos de Maialen, que justo hace un mes cumplía 41 años. En Pekín 2008, cuando tenía 25 años, acabó en decimosexta posición, pero en los tres siguientes firmó un triplete de medallas muy difícil de igualar: bronce en Londres 2012, oro en Río 2016, plata en Tokio 2020. Cada una más difícil que la anterior, y es que la de San Sebastián llegó a Brasil después de haber sido madre, entrenando siete de los nueve meses que pasó su hija en su vientre. Cuando se proclamó campeona olímpica, la obsesión por repetirlo en Tokio casi la lleva a la deriva.
Llegó incluso a pensar que ojalá no lo hubiese ganado. Pasó 12 meses con mareos (desde octubre de 2016) y fue diagnosticada con vértigo posicional benigno. Como no se iban, llegó a comerse la cabeza, a creer que incluso podía sufrir ansiedad, y cuando logró superarlo, sufrió otra crisis en forma de lesión: una infección que le provocó fuertes dolores en las costillas durante varios meses, hasta que descubrió que tenía una fractura, producida por toser durante un catarro.
A tierras niponas llegó superando todo eso y tras un décimo puesto en el Mundial. Pero Maialen tiene un idilio especial con la adrenalina de los Juegos Olímpicos, el momento donde, cada cuatro años, tiene el foco encima. La plata conseguida supo como si hubiera subido a lo más alto del podio. Había acabado con todos sus miedos, problamemente para siempre.
Para llegar a París, a sus quintos Juegos, Chourraut se ha ganado la plaza a pulso. Primero para el piragüismo español en los Mundiales, y después para ella misma en un selectivo durísimo, donde brilló sobre todo en casa, en la Seu d’Urgell, antes de rematar la faena el pasado fin de semana en Pau, donde Laia Sorribes casi le remonta tras ganar dos mangas consecutivas. La última, con sabor a final, se la llevó Maialen. En París, ¿alguien se atreve a dudar de ella?
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