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Athletic

Como un avión

Una de las cosas más curiosas de viajar en un avión es la sensación de que nos movemos lentamente cuando la aeronave en cuestión va a toda pastilla. 14 kilómetros por minuto mientras lees un libro, haces sudokus o echas una cabezadita, inmerso en la calma de un paisaje inigualable al otro lado de la ventana. Este Athletic es como uno de esos viajes. Un recorrido sin excesos de ruido mediático y, sin embargo, tan efectivo como para llevarte a otra punta del planeta o al próximo duelo de la Copa del Rey. Por suerte, cuando despega o toma tierra, hace tanto estruendo que a nadie le pasa desapercibido. Ya han aterrizado en su quinta semifinal consecutiva.

Todo lo que ha avanzado este equipo no es algo que se haya cocido en un periquete. Lo de anoche, en la ‘Catedral del fútbol’, empezó a gestarse con el brillante trabajo que viene fabricando Ernesto Valverde a fuego lento. El Txingurri, con atino y sabiduría, ha colocado cada pieza en su encaje perfecto para afianzar un equipo que vuela como un avión. El crecimiento exponencial de Nico Williams y el talento diferencial de Oihan Sancet le han concedido un extra para dar un salto de calidad. Ha descubierto la jefatura de Daniel Vivian, presume de una medular que todo lo conecta y sigue apostando por el valor de Iñaki Williams. Todas las líneas están bien ajustadas para desarrollar la solidez y la contundencia de un equipo que está firmando uno de sus mejores cursos.

Al otro lado de las alturas, 4000 personas siguieron, a tiempo real y desatando la locura, el rumbo del viaje de vuelta de Iñaki Williams. Las calles de Bilbao empezaron a preparar así el rito que adornaría sus gradas. El delantero vivió, en un corto lapso, dos límites antagónicos: el sabor amargo de abandonar la Copa África y la suculenta degustación al eliminar al Barça. “He llegado para algo”, decía a las cámaras tras el partido. El mayor de los Williams, que entró en el segundo acto, fue el artífice que decantó el marcador en la prórroga y quien asistió a su hermano Nico para que pudiera sentenciar la eliminatoria con un merecido tanto, tras una exhibición que dinamitó la seguridad del Barcelona generando constante peligro en su jardín. Dos aviones imparables. Lo de los Williams es el hilo conductor, una tormenta tropical que te cala hasta los huesos, un enamoramiento que te sacude el alma. Este Athletic está en las nubes. El cielo está despejado, no hay turbulencias y ya tiene su billete a la semifinal.

Editora en SpheraSports. Especialista en Scouting y análisis de juego por MBPSchool. Sport Social Media. Eventos Deportivos

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