Estadio Mineirao, Belo Horizonte (Brasil). Son las 10 de la noche en Berlín, las 5 de la tarde en Rio de Janeiro. En Japón aún andan de madrugada, aunque un martes a las 5 de la mañana, Tokio ya empieza a tener actividad. En Rabat, los musulmanes están a punto de hacer su primera comida del día, a las 8 de la tarde. Pero hay algo en común. Todo el mundo, está delante del televisor. Todo el mundo está a punto de presenciar algo histórico.
Cuando te sientas delante de la pequeña pantalla, lo haces con la ilusión de estar entretenido, de disfrutar si es posible, de pensar en algo que evada los problemas cotidianos. Es complicado que en el momento en el que te sientas, pienses que estás a punto de vivir algo histórico, difícil pensar que ése momento, será recordado por siempre. No puedes llegar a imaginar que aquella noche mientras cenabas, aquella tarde calurosa recién llegado de Ipanema, aquel madrugón sin sentido en tu país, o aquel primer bocado del día cuando el sol ya caía, iba a ser recordado el resto de nuestras vidas. El 8 de Julio de 2014 es un día histórico.
Alemania se disponía a jugar ante la anfitriona del Mundial. Los de Joachim Löw sentían que tras las bajas de Thiago Silva y Neymar, las posibilidades de alcanzar la final al menos, se habían equilibrado. Cuando el balón empezó a rodar, el equilibrio dejó de existir. Las franjas horizontales rojas y negras, el país donde se jugaba y el «jogo bonito» que se veía en el campo cada vez que uno de los jugadores tocaba el balón, nos hacía pensar en aquel Flamengo de los años 80. Pero no, eran alemanes.
Khedira presionaba, Kroos acariciaba el esférico, Lahm era el dueño de la banda derecha, Müller seguía fiel a su cita con el gol… pero a quién le importan los detalles en este momento. Acabamos de presenciar algo épico, legendario. Nunca antes un país anfitrión había recibido tal cantidad de goles, nunca antes Brasil había recibido 7 goles en su país, nunca antes una selección había anotado 7 goles en unas semifinales de un Mundial de fútbol, nunca antes vimos un doblete tan rápido en una Copa del Mundo, nunca antes habíamos visto 4 goles en 6 minutos. Nunca antes vimos lo que el 8 de Julio de 2014 hemos visto.
Alemania está en la final. Brasil sigue siendo un anfitrión que no saca provecho de ello. Del Maracanazo al Mineirazo, de aquella final perdida en casa ante Uruguay, con remontada incluida, a la mayor goleada recibida por el equipo que organiza el Mundial, y a las puertas de la final. Nunca lo olvidaremos.
Vimos historia, escribo historia, lees historia. Gracias Mannschaft.
BRASIL: Julio César (2); Maicon (2), Dante (2), David Luiz (4), Marcelo (2), Luiz Gustavo (2), Fernandinho (3), Hulk (2), Oscar (4,5), Bernard (3,5) y Fred (2)
Suplentes: Ramires (5), Paulinho (4), Willian (4)
GOLES: 0-1. Müller, min. 11, 0-2, Klose, min. 20, 0-3, Kroos, min. 23, 0-4, Kroos, min. 25, 0-5, Khedira, min. 28, 0-6, Schürrle, min. 68, 0-7, Schürrle, min. 72, 1-7, Oscar, min. 89.
Estadio Mineirao (Belo Horizonte)
Árbitro: Marco Antonio Rodríguez (México).
Sevilla. 1984. Creador de #HoradeBundesliga. Redactor y coordinador de fútbol alemán en SpheraSports. Empiezo a ser útil cada semana en los estadios de Sevilla, Betis y Córdoba. Enamorado del fútbol, amante de la Bundesliga. Es duro fracasar en algo, pero aún más duro es no haberlo intentado.
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