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Becky Hammon y la última barrera

Empecemos por lo importante: “La contraté porque asistió a las reuniones de entrenadores durante
todo un año, ya que estaba lesionada, y tiene opiniones y nociones sólidas
sobre el baloncesto. Obviamente, ella era una gran jugadora y, como point guard,
es una líder, es fogosa, tiene una gran inteligencia y nuestros
muchachos la respetan muchísimo. Ella está en la pista, ella está entrenando
con nosotros, ella está dirigiendo ejercicios… Ni siquiera la miro como,
‘Bueno, ella es la primera mujer que hace esta o aquella cosa’. No. Ella es una
entrenadora y es buena en eso”
. Palabras de Gregg Popovich.

Hace pocas fechas se supo que los Milwaukee Bucks estaban
interesados en entrevistar a Becky Hammon para el puesto de entrenador jefe de
la franquicia. A día de hoy ya sabemos que el próximo coach de Giannis y compañía será Mike Budenholzer, pero la opción
Hammon ha estado y sigue viva en la liga. El pasado once de mayo, el Star de
Toronto incluía en un artículo a la asistente de San Antonio Spurs en la lista
de candidatos para cubrir la vacante de Dwane Casey. Su nombre aparecía junto a
los de Stan Van Gundy, Jerry Stackhouse, el propio Budenholzer o el ya miembro
del staff Nick Nurse. Una semana
después, los rumores hablaban del interés de Detroit Pistons. Y no parece que
vaya a parar.

Quiero creer que en breve caerá otra barrera. La de una
mujer al frente de un equipo NBA. Digo otra porque la llegada de Igor Kokoskov
al banquillo de los Suns es historia. El primer entrenador nacido y formado en
Europa. Esto era impensable hace no mucho, cuando el epicentro de la liga era, para
según qué cosas, su propio ombligo. A los foráneos les ha costado, pero ya
nadie se pregunta la procedencia de un jugador si éste es realmente bueno. En
la misma situación (por fin) parecen estar ya los técnicos. Y es cuestión de
tiempo que ocurra lo mismo en el caso que tratamos.

Porque aquí lo importante es si alguien está realmente
preparado para ocupar un cargo. Hablamos de baloncesto, pero es extrapolable a
cualquier campo profesional. ¿La persona en cuestión es válida? Pues adelante.
No hay que mirar más allá. Ni raza, ni origen, ni, en este asunto, género.
Leyendo sobre el tema encuentras de todo. Cosas que te hacen enfadar, como el
artículo de Gary D’Amato en el Milwaukee Journal Sentinel, donde validaba la
opción Hammon argumentando que un fracaso más, tras 47 años sin un título,
sería maquillado al ser tratado como un experimento social. Mire, caballero, no
creo que los Bucks, con el potencial del equipo, estuviesen pensando en otra
cosa que no fuese la capacidad de quien llegase a ocupar el asiento vacante.
Claro que luego lees a Pau Gasol en The Players Tribune y te reconcilias. “Llevo diecisiete años en la NBA, he ganado
dos campeonatos, he jugado con los mejores jugadores de esta generación y he
jugado a las órdenes de dos de las mentes más brillantes de este deporte, Phil
Jackson y Gregg Popovich. Y os digo que Becky Hammon puede entrenar en la NBA.
No estoy diciendo que pueda entrenar bastante bien. No digo que pueda entrenar
lo suficiente como para salir adelante. No digo que pueda entrenar casi al
nivel de los entrenadores masculinos de la NBA. Estoy diciendo: Becky Hammon
puede entrenar en la NBA”
. Pau explicaba cómo una corrección de su
entrenadora en un ejercicio rutinario con Dejounte Murray podría servir como
ejemplo al respecto de su conocimiento del juego.

Así pues, entre estas dos corrientes, representadas en este
texto por D’Amato y Gasol, nos movemos. Si me lo permiten, yo quisiera
manifestar mi pensamiento al respecto de una pregunta muy simple: ¿está Becky
Hammon cualificada para ser entrenadora jefa en la NBA? Veamos…

Cuando Becky llegó al staff
técnico de los Spurs fue considerada, en cierto modo, como un unicornio. Una
mujer rompiendo una gran barrera. Ya que hasta entonces ese lugar parecía coto
privado de hombres. Poco a poco, a base de batallarlo, ha ido cambiando la
visión de muchos. De “una mujer no puede
entrenar”
a “sólo es cuestión de
tiempo”
. Sin embargo, cuando parece que llega el momento, algunas voces se
apresuran a explicar que “ese momento no
es ahora”
. La noticia sobre la posibilidad de que sí pudiera serlo llegó (vaya,
sorpresa) de la mano de Adrian Wojnarowski. Las respuestas a su tweet informativo
fueron variopintas. Parecía preocupar mucho que Hammon compartiese vestuario
con un grupo de hombres adultos, obviando que en ligas de verano ya ha
ocurrido. Luego compruebo que existe un pensamiento extendido que valora a
Becky más como relaciones públicas que como técnico. ¿De verdad alguien va a
ocupar un sitio como el suyo gracias únicamente a esto? Otros argumentos
divertidos de leer son aquellos que apuntan a la escasa experiencia de nuestra
protagonista o el hecho de que nunca haya jugado en la NBA. ¿¿¡¡En serio!!??

Rescato las palabras de Zito Madu en SB Nation: “Jason Kidd fue contratado como entrenador
en jefe después de retirarse, sin tener una experiencia significativa como
entrenador asistente. Luke Walton jugó y fue asistente de entrenador solo tres
temporadas antes de ser contratado como entrenador en jefe por los Lakers.
Byron Scott fue contratado por los Nets después de solo dos años como asistente
de los Kings. Steve Kerr fue analista, presidente y general manager antes de
ser contratado por los Warriors. Mark Jackson también fue analista antes de
entrenar a los Warriors”
. Experiencia… ¡Pues vale!

Sobre lo de jugar antes en la NBA. Bueno, imagino que se refieren
a como lo hizo Erik Spoelstra. ¿No? Brad Stevens, entonces. ¿Negativo? Ya lo
tengo: Gregg Popovich. Ah, vale, que él tampoco pisó jamás una cancha como
jugador. No lo entiendo… He puesto estos tres ejemplos por ser, seguramente, de
las mentes más brillantes al frente de alguna franquicia NBA; tipos que se han
ganado el respeto de los expertos gracias a su trabajo, dedicación y, sobre
todo, talento. Pero hay más: Brett Brown, Mike Malone, Steve Clifford o el
anteriormente mencionado Mike Budenholzer (técnico del año en 2015). Parece
pues que lo de jugar en la NBA no es un requisito indispensable.

Pienso que todo es más sencillo. Más que esto. Más que
cualquier pregunta que pudiera ocurrírsele al detractor de turno. Un entrenador
diseña jugadas, explica movimientos de ataque y defensa, gestiona los minutos,
trata de sacar el mayor rendimiento posible a sus pupilos, debe saber leer los
momentos, conocer las habilidades y limitaciones de su plantilla, tiene que
ajustar, coordinar a su equipo técnico… ¿Puede Hammon?

En The Nation, Dave Zirin relata su vivencia cuando visitó
el Training Camp de los Spurs en 2015.
“Tuve la oportunidad de ver al cuerpo técnico de San Antonio en acción y pude
ver a Hammon ejercer su oficio. Incluso para un ojo inexperto, era obvio que
había nacido para ser entrenadora: estaba atenta a cada detalle y, lo más
importante, hacía que los jugadores respondieran agudamente a todas sus
instrucciones. La vi dirigir a Tony Parker, futuro hall of famer, sobre cómo
hacer un corte más bruscamente. Él escuchó, asintió con la cabeza y cambió su
juego para obtener un mayor efecto. Era obvio que ya había una relación, un
respeto y un entendimiento. Parker estaba escuchando de alguien que conocía su
negocio”
.

Consultados, en distintos momentos, miembros de los Spurs
sobre Hammon, sus respuestas son las siguientes: “Podría entrenar a cualquier equipo. Cuando está aquí, y está hablando
mientras estamos jugando, no la miramos como si fuera un hombre o una mujer, no
nos importa”
. Davis Bertans. “Tiene
el carisma (para ser una entrenadora de la NBA algún día). Tiene confianza,
sabe lo que hace y tiene un gran conocimiento del baloncesto”
. Tony Parker.
“Es buena. Es una buena entrenadora. Todo
el mundo la respeta, y eso es lo más importante. Si te respetan y creen en ti,
eso es todo lo que importa al final del día, seas hombre o mujer”
. Bryn
Forbes. “Becky puede hacer lo que quiera.
Sólo sé lo talentosa que es, y se ha ganado el respeto de todos en nuestro
programa, de arriba a abajo. Ella es una asistente valiosa, alguien de quien yo
dependo. Realmente respeto su conocimiento y su forma de hacer las cosas. Ella
es natural”
. Gregg Popovich.

Parece claro. Podemos concluir en que hay una señora muy
inteligente, con una mente aventajada para el baloncesto, que también sabe
manejar las habilidades, los estados de ánimo y los egos de sus jugadores, que
sabe cómo ganarse el respeto. Y ya. Eso es todo. Los Bucks, al poner su nombre
sobre la mesa, revisaron el currículum de Becky: el tiempo como asistente del
seguramente mejor entrenador de todos los tiempos, su experiencia como jugadora
de élite en la WNBA, sus resultados en las ligas de verano y su reputación
entre jugadores y entrenadores (LeBron incluido) y llegaron a la conclusión de
que tenía aptitudes suficientes como para ser tomada en serio y solicitar una
entrevista con ella. Lo demás, sobra.

Quizás la traba principal sea el sistema. El hecho es que ha
tenido que encontrar la manera de avanzar en un mundo que carece de precedentes
como el suyo, donde lo habitual es no considerar o rechazar directamente casos
similares. Hoy sólo dos mujeres más ocupan un cargo como el suyo: Nancy
Lieberman y Jenny Boucek. Son minoría. Y como cualquier minoría, parecen
obligadas a hacer más para demostrar su valía. En su día ocurrió con los
entrenadores negros. Un muro que Bill Russell hizo pedazos. Luego llegó el
resto. Hammon será, con fortuna, la primera de muchas. Si ella después es una
buena entrenadora jefa lo determinará lo que consiga a partir del momento en
que logre el puesto. 

Tenerife. Estudié sociología aunque siempre he estado vinculado al mundo de la comunicación, sobre todo haciendo radio. Deporte en general y baloncesto más a fondo.

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