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Anthony Davis, el otro MVP

Que se volviese a quedar a las puertas sería a todas luces
una injusticia mayúscula, aunque si dependiese de mí, igual James Harden no las
tendría todas consigo. El premio de MVP del año parece tener un destinatario
claro. La temporada de los Rockets, con La Barba a los mandos, es absolutamente
monstruosa. Los números del escolta, abrumadores. Pero, como he apuntado,
quizás otro jugador esté haciendo casi tantos méritos como él para optar al
galardón.

Entiendo que muchos, al leer esto, puedan preguntarse si
acaso he visto jugar a Harden este año o si la cabeza no me va. Espero que no
haya dudas, al menos sobre lo primero. Y es que resultaría
hasta ofensivo que escribiese de oídas. Harden ha mostrado un nivel de juego
impresionante, siendo directamente responsable del buen balance de su
equipo. Y no solo este año, sino en las últimas campañas. Ocurre que se
encontró con las barbaridades de Curry primero y Westbrook después.

Sí, James Harden es el candidato número uno a ser designado
jugador más valioso. Sin embargo, estoy convencido de que no es el único
candidato. Anthony Davis acaba de cumplir veinticinco años. Y está completando
el proceso que le ha ido convirtiendo en aquello que los expertos
pronosticaban: el mejor interior de la liga y un opositor claro a ser el gran dominador
de la misma.

La lesión de DeMarcus Cousins fue un golpe durísimo para sus
compañeros. El mejor cinco del campeonato se rompía el tendón de Aquiles a
finales de enero y dejaba un agujero demasiado notorio en la pintura. Con él
fuera, se abría una gran brecha de talento entre los de Nueva Orleans y el
resto de aspirantes en el oeste. Para hacernos una idea de la magnitud del
contratiempo, basta decir que en las casas de apuestas hasta diecisiete equipos
se colocaron por delante de los Pelicans. DeMarcus, en su posiblemente mejor
temporada, estaba por encima de 25 puntos por noche, aportando además más de 5
asistencias y capturando casi 13 rebotes. Pero más allá de los números, procede
hacer referencia a la doble amenaza de la mejor pareja interior del mundo, esa
que forma con Davis. Siendo intercambiables por sus cualidades (ambos pueden
ser amenazas tanto dentro como fuera de la zona, son buenos pasadores y saben
interpretar el juego), su buen entendimiento le había dado ese plus necesario
al grupo para creer en sus posibilidades.

Justo fue el día en que los Rockets visitaban el Smoothie
King Center cuando ocurrió la desgracia. DeMarcus estaría sobre el parqué algo
menos de media hora, tiempo que le bastó para firmar su último triple doble del
curso y un +16 para Pelicans son él en pista. El mazazo sería severo. Cinco derrotas
en los siguientes seis duelos. Un shock. Penitencia. Solo superada la misma,
llegarían hasta diez triunfos del tirón y volvería la esperanza. El máximo
responsable del resurgimiento: Anthony Davis.

En febrero, La Ceja superaría en cinco ocasiones los
cuarenta puntos y sus números se dispararían hasta los 35 puntos de media. Pero
si queremos tener una perspectiva más clara sobre cómo ha elevado sus
prestaciones, podemos comparar sus medias antes y después del All-Star. De los
27.4 puntos, 10.7 rebotes, 2.4 asistencias, 2.1 tapones y 1.3 robos de balón se
ha ido a los 31.2, 12.7, 1.9, 3.5 y 1.8, respectivamente. Sus porcentajes
siguen muy por encima del 50 por ciento de acierto y juega prácticamente los
mismos minutos. Noches como la de los Nets (44 puntos, 17 rebotes y 6 robos), Heat
(45 puntos, 17 rebotes, 5 tapones, 5 robos), Suns (53 puntos, 18 rebotes y 5
tapones) o Jazz (25 puntos, 11 rebotes, 10 tapones) son reflejo de su enorme
capacidad para producir e incidir directamente en el juego.

¿Y si la diferencia está más en quienes rodean a los
candidatos al MVP que en ellos mismos? Miramos ambos rosters y entendemos la
distancia. Con DeMarcus es notoriamente menor, pero en su ausencia se hace
insalvable. Hasta cinco compañeros de Harden están en dobles dígitos en cuanto
a anotación (Ryan Anderson se encuentra a décimas de ser el sexto), mientras
que en los Pelicans solo Holiday, Moore y el recientemente incorporado Mirotic
están por encima de los 10 puntos de media. Pese a promediar menos puntos, los
de Davis son más importantes para los suyos que los de Harden. Vayamos a los
partidos de cualquiera de ellos en los que no alcanzaron los 25. En tal
tesitura, los de Luisiana han perdido más del triple de partidos que los
texanos. El menor talento ofensivo de los complementos queda claramente
plasmado. Aunque es justo matizar que también es cierto que Harden, además de
canastas, aporta en labores de dirección. Amasa mucho la bola, pero esto a su
vez lo sitúa como un extraordinario facilitador.

Atendiendo a los puntos fuertes de cada uno, podemos valorar
que su ofensiva no está tan distante. Vayamos pues a la defensa. Y es que
muchas veces se obvia esta faceta cuando se habla de candidatos al MVP. Sin
embargo, el valor de un jugador, también lo dicta su capacidad atrás. Nadie
pide que se llegue a los niveles de Kawhi Leonard (que, en gran medida, el haber
estado en el podio las dos últimas campañas, lo debe a ser el mejor two way
player de la NBA), pero sí que exista un mínimo de nivel. Estando de acuerdo en
la excelencia en ataque de nuestros dos aspirantes, es justo incidir en que
Davis es tremendamente superior a Harden atrás. La estadística no miente cuando
ubica a James como uno de los mejores ladrones, pero Anthony sólo roba 0.4
balones menos que él. La otra métrica clásica para calibrar incidencia es la de
tapones, aunque no vamos siquiera a perder tiempo con ella, por lo evidente de
la misma. Sin embargo, la diferencia es más clara todavía cuando los vemos
jugar, estadísticas aparte. Las características físicas de Davis le permiten no
sólo proteger su aro, sino salir al perímetro y defender con ciertas garantías
a jugadores exteriores. Me pregunto por qué si la defensa es la mitad del
juego, no le damos la validez correspondiente. Imagino que los flechazos, el
enamoramiento, viene por lo que nos encandila, y como esto va de meter la
pelota por un aro, subconscientemente elevamos el valor del ataque.

Una baza que juega a favor de Harden es aquello de que el
mejor jugador del mejor equipo debe ganar el MVP. No sé hasta qué punto es
válido. Me explico: si tu equipo es el mejor, lo normal es que ganen más
partidos que nadie. Lo que se debe medir la verdadera incidencia del jugador
sobre el equipo. Quitémosle a cada conjunto a su estrella. Uno de los dos
dejaría de ser automáticamente equipo de post temporada. Esta reflexión no
trata de invalidar la teoría a la que hago referencia al principio del párrafo,
solo de poner en perspectiva. Harden hace mejores a sus compañeros y es
responsable de lo que está ocurriendo, pero existen otros condicionantes que acercan
a los texanos a las cotas que están alcanzando. En base a eso, ¿qué jugador
contribuye en mayor medida al éxito de su franquicia? Es entonces cuando se nos
permite dudar.

Ocurrirá que el premio irá a las manos de James Harden y
todos lo consideraremos como justo, yo incluido. Sin embargo, si se otorgase
por lo observado a partir de febrero, mi favorito sería claramente Anthony
Davis, líder en eficiencia de la liga. Y es que el valor de Davis es
incalculable. ¿Pero saben qué es lo mejor? Lo que está por venir. Sin duda, si
no es este año, será muy pronto. Un día, no muy lejano, veremos a Davis,
sonriente, con el trofeo Maurice Podoloff en sus manos.

Tenerife. Estudié sociología aunque siempre he estado vinculado al mundo de la comunicación, sobre todo haciendo radio. Deporte en general y baloncesto más a fondo.

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