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La irreverente trayectoria del chico que eclipsaba a Pogba

El Manchester United ha protagonizado la operación más cara de la historia del fútbol para que el francés Paul Pogba pise Old Trafford como local. Más de 100 millones de euros fueron a parar a las arcas de la Juventus para recuperar a un jugador que fue de su propiedad y al que permitieron irse gratis rumbo a Italia en el año 2012.

A su anterior paso por la academia de los Red Devils deslumbró en la FA Youth Cup de 2011 junto con su actual compañero de equipo Jesse Lingard y se proclamaron campeones tras ganar por 6-3 al Sheffield United en la final. Paul Pogba es considerado ahora como uno de los mejores futbolistas del mundo pero casualmente no era la estrella de aquel equipo juvenil, no era el ‘10’, no era quien acaparaba los mayores elogios de Sir Alex Ferguson. Ese papel lo desempañaba otro…

No era Jesse Lingard, tampoco, aunque el joven centrocampista inglés es ahora una de las piezas fundamentales del Manchester United. Un gol suyo decidió la final de la pasada FA Cup en la prórroga y sin ir más lejos, abrió el marcador en la Community Shield que ha supuesto el primer título de esta temporada. Tampoco el defensa Tom Thorpe, capitán de aquel equipo, ni sus compañeros de zaga Tyler Blackett y Michael Keane, aunque todos han llegado a debutar con el primer equipo del United en partido oficial.

No lo eran tampoco el portero Sam Johnstone, ni el delantero que marcó en aquella final, Will Keane -gemelo de Michael-, aunque ambos fueron convocados para un partido oficial sin la suerte de debutar. Tampoco era ‘El Elegido’ Michele Fornasier, jugó 10 partidos en Serie A con la Sampdoria, ni Gyliano Van Velzen, jugó en la Eredivisie con el Utrecht. Ni Sean McGinty, Ryan Tunnicliffe, John Cole, Larnell Cole o cualquiera de los magníficos integrantes de aquel equipo campeón, que eran muchos. El mejor era Ravel Morrison.


Los compañeros de Revista Panenka repasan de manera brillante la peculiar trayectoria deportiva del chico malo que era la envidia de Pogba, quien pudo ser un ejemplo para los niños jóvenes de la academia pero cuyo ejemplo es pésimo. “Ravel Morrison es el mejor jugador joven que he visto en mi vida a su edad. Nadie estaba tan cómodo en un campo de fútbol como él. Ni Joe Cole, ni Paul Scholes. Compañeros como Pogba, Januzaj o Lingard simplemente lo admiraban”, declaró la leyenda del club Rio Ferdinand. ¿Qué podía salir mal? Pues todo salió mal. Su talento era insospechado y en el Manchester United soñaban con lo que podía llegar a ser. Alex Ferguson y Mike Phelan se frotaban las manos con un diamante por pulir pero por desgracia, para él y su club, su habilidad en los terrenos de juego desaparecía cada vez que abandonaba el mismo.

Su indisciplina e irreverencia frustraron la carrera de un futbolista que eclipsaba a Paul Pogba, Jesse Lingard y al resto de sus compañeros en la selección inglesa sub-21. Multas, una sospecha de acoso a su antigua novia que casi lo lleva a la cárcel y acusaciones de que robaba en el vestuario de Old Trafford -un reloj al mismísimo Río Ferdinand, para ser exactos- fueron los motivos que llevaron a Ferguson a prescindir de, probablemente, el mayor talento que la cantera villana ha dado a luz.
 


Fichó por el West Ham de Sam Allardyce. “Si puedes arreglar a este niño, Sam, tendrás uno de los mejores jugadores que se pueden tener”, fue el consejo de Ferguson. Y tras una cesión en Birmingham se atisbó una rehabilitación que tras varias actuaciones de nivel en la Premier a su regreso con los Hammers -el talento no desaparece de la noche a la mañana- quedó en un espejismo. Su papel poco a poco se fue haciendo secundario y salió a préstamo al QPR. Allí volvió a destacar y fue pieza clave en el ascenso a primera división. Tal vez estaba listo y recuperado para volver a Upton Park y asentarse, pero de nuevo fue otro espejismo, y éste de épicas proporciones. Ravel durmió en el calabozo acusado de agredir a su madre y su ex novia. Había pasado de problemático a delincuente.

‘Big Sam’ decidió prescindir de sus servicios y desde enero de 2015 pertenece a la Lazio. No ha mostrado interés por adaptarse a Italia y estaría buscando desesperadamente su vuelta a Inglaterra. Apenas tiene 23 años y su historial lo sitúa como una eterna promesa, un juguete roto incapaz de soportar la presión con la madurez que este despiadado mundo del fútbol exige, un niño prodigio que se ha convertido en un delincuente. Es imposible definir mejor su trágica carrera que como lo hizo el periodista inglés Daniel Taylor en The Guardian hace varios años: “Solo se espera que no llegue el día en el que sea ese hombre de cualquier pub que cuenta a alguien lo que debería haber sido en el fútbol”.

1994. Tanos, Cantabria. Estudiante de periodismo. @SpheraSports y @FCBsphera “Esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”.

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