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Zeljko ‘Arkan’ Raznatovic, de líder ultra a criminal paramilitar

La historia de Zeljko Raznatovic, conocido como Arkan. Una figura cercana a la política y al fútbol que pasó de pequeños robos a crímenes contra la humanidad con los ultras del Estrella Roja de Belgrado que él mismo lideró y convirtió en Los Tigres de Arkan, un grupo paramilitar que masacró en la Guerra de los Balcanes. Tras enriquecerse en la guerra se aventuró en el mundo del fútbol con el FC Obilic mientras le buscaba la Interpol.

Zeljko Raznatovic nació en Eslovenia en 1952. Para comenzar a entender su violenta trayectoria es necesario remontarse a los inicios: un joven descarriado, rebelde y criminal. Su padre, un primer oficial de las fuerzas aéreas del Ejército Comunista de Tito -jefe de Estado de Yugoslavia desde la Segunda Guerra Mundial hasta su muerte en 1980-, pidió trabajo para su hijo y el Ministerio de Interior yugoslavo convirtió a Zeljko Raznatovic en un asesino profesional. Arkan, apodo que le acompañó toda su vida y cuyo origen viene de un pasaporte falso facilitado por el Servicio Secreto yugoslavo, se dedicaba a eliminar croatas nacionalistas considerados Enemigos del Estado. Huyó de Bélgica, Holanda, Alemania y Suiza; incluso de un juzgado sueco con la ayuda del Servicio Secreto.

Arkan volvió a Yugoslavia cansado de la vida llena de huidas en Occidente. Para finales de la década de 1980, se estrecharía el nexo entre la política revisionista ultranacionalista chetnik de Milosevic y las nuevas labores de Raznatovic. A petición del entonces jefe de Estado Slobodan Milosevic, Arkan se encargó de la seguridad en las gradas del Estrella Roja. De la seguridad pasó a unificar a los grupos más radicales -entre ellos, los temidos y conocidos Delije– para controlar el fervor político.

Arkan: el camarada en las gradas y el carnicero de los Balcanes

Como cabeza visible, Arkan, reconocido entre los integrantes ultras como ‘el camarada’, estuvo presente en el considerado ensayo de la posterior guerra civil en Yugoslavia. El 13 de mayo de 1990 hubo un Dinamo Zagreb vs. Estrella Roja de Belgrado en el Estadio Maksimir. Lo que sucedió aquel día no tuvo nada que ver con el balón, sino que fue un puro enfrentamiento entre ultras croatas (Bad Blue Boys) y serbios (Delije). La policía, que intervino en lo incidentes de aquel día, ocupa páginas de relato de aquel día: la patada por la causa nacionalista croata de Boban a un policía… que resultó ser bosnio.

El poder e intimidación que impuso Arkan fue clave para convertir al club, el Estrella Roja, y ultras en partes del mismo juego. Los ultras violentos del Estrella Roja tienen una serie de honores y privilegios: los líderes reciben dinero y pueden acceder a las oficinas del club. Una violenta anécdota que representa la influencia de Arkan y la forzada transformación del club es cuando los ultras recriminaron a la plantilla “la falta de compromiso en el campo”. Eso fue lo que dijeron a la prensa, pero esconden la realidad, y no fueron muy respetuosos: irrumpieron en el entrenamiento del equipo y golpearon a tres jugadores con bates, barras y otros palos.

A principios de la década de 1990, Arkan crea ‘Los Tigres’, los ultras del estadio convertidos en grupo paramilitar gracias al campo de entrenamiento que construyó el propio Raznatovic en Erdut. Los Tigres de Arkan actuaron en la Guerra de los Balcanes: primero en Croacia (1991), después en Bosnia-Herzegovina (1992 a 1995) y Kosovo (1999). Arkan se ganó sangrientamente ser conocido como ‘el carnicero de los Balcanes’ por las técnicas que usó en el conflicto. En la primera ofensiva, Los Tigres se cobraron la vida de 2000 musulmanes en Sasina, de 600 personas en Brcko, participaron en el asesinato o desaparición de 5.200 bosnios y croatas en Prijedor en la primavera de 1992 y en la masacre de Srebrenica de 1995. Es una muestra de la importancia y complejidad de las diferentes etnias, religiones y nacionalismos de los Balcanes y la crueldad de líder ultra convertido en jefe militar.

Los Tigres se financiaban de la guerra, ni más ni menos. Relata Kris Hollington en Cómo se hace un crimen de Estado que Arkan tenía una lista de precios por ‘liberar’ una ciudad: entre medio millón y un millón de libras, además de todo lo que pudieran saquear: bancos, comisarías… En la guerra y en cada ciudad dejó una ristra torturas, palizas, pillajes, violaciones y extorsiones. Y la limpieza étnica que llevó a cabo en el conflicto, todo por la causa ultranacionalista serbia.

Sus acciones en los Balcanes le pusieron, inevitablemente, en el radar de la Corte Penal Internacional de La Haya: orden de búsqueda e imputado por crímenes de guerra. Nunca llegó a rendir cuentas por sus atrocidades. 

Todo por su sueño: propietario del FC Obilic e intento de asesinato de Johansson, ex presidente de la UEFA

Arkan se convirtió en una de las personas más ricas de Serbia gracias a la guerra y a sus negocios paralelos relacionados con el tabaco, el petróleo, la mafia o incluso la política. Intentó conseguir ser dueño del Estrella Roja. Aunque no tuvo éxito, en 1996 acabó cumpliendo su sueño cuando compró el FC Obilic de Belgrado, un club hasta entonces desconocido internacionalmente. En dos años pasó de Segunda División a ganar la liga yugoslava y competir en Champions League. Durante el proceso, el Obilic tuvo un modus operandi similar al de su dueño Arkan: hostilidad hacia rivales, amenazas de muerte a jugadores, árbitros y sus allegados. Dueño que, por cierto, hacía y deshacía alineaciones a su antojo y paseaba un cachorro de tigre como mascota del club y guiño a ‘sus’ Tigres.

El Obilic consiguió el título liguero en su temporada debut en el máximo nivel yugoslavo (1997-98) doblegando a clásicos como el Partizán o Estrella Roja. El campeonato le abrió la puerta de las competiciones Europeas, un arma de doble filo porque la Interpol buscaba a Arkan desde ese mismo verano de 1998. El modesto club de Belgrado recibió al Bayern de Múnich en Champions League o al Atleti en UEFA. Franz Beckenbauer no viajó a Belgrado por las acusaciones contra Arkan. Por otra parte, Jesús Gil viajó a Belgrado: “No hay que mezclar fútbol y política”.

El Obilic se llegó a enfrentar al FC Bayern.

Arkan arrastraba crímenes de guerra (acusación desde La Haya) y la orden de búsqueda de la Interpol que le impedían ejercer como presidente fuera de su país en competiciones europeas. Entonces, en 1998, la UEFA amenazó con no dejar competir al FC Obilic de Raznatovic en competiciones europeas. Para proteger deportivamente a su club, Arkan se apartó de la presidencia y se colocó su mujer Ceca Velickovic, (estrella musical en Serbia, antigua sex symbol) como cara visible en la presidencia del club. Sin embargo, la cara B de la respuesta de Arkan tenía tintes sangrientos: Johansson, presidente de la UEFA desde 1990 hasta 2007, confesó que conocía la amenaza de asesinato que Arkan, sin embargo, decidió no llevar a cabo: “Oí hablar de eso. Estuve muy preocupado por la posibilidad de que pasara. Si alguien trastornado quiere matarle, hay poco que uno pueda hacer para protegerse” confesó en enero de 2008 el ex presidente de la UEFA.

El 15 de enero del 2000, 18 meses después del plan de asesinato, Zeljko ‘Arkan’ Raznatovic tuvo un final acorde a toda su vida: fue asesinado con un CZ 99 semiautomático serbio. En las teorías sobre su final, a los 47 años, se encuentra el ajuste de cuentas y coge peso el fútbol. En su corto periplo como dueño del Obilic se ganó el odio general de los clubes y también traspasó líneas rojas que delimitaban el poder de algunas mafias en materia de fichajes. A sus espaldas dejó crímenes contra la humanidad con Los Tigres, aquellos ultras liderados y convertidos en fuerza paramilitar por Arkan que arrasaron sangrientamente en los Balcanes.

Valencianista, siguiendo el fútbol inglés y escribiendo donde me dejan. También colaboro en Vavel. Proyecto de periodista. [Twitter @JMArcosRuiz7]

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