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Wimbledon 2022 o la exhibición con mayor prestigio jamás vista

Wimbledon 2022, la 135ª edición del torneo con mayor tradición, solera y prestigio del circuito, ha mezclado lo que esperábamos de él con la que es hasta ahora la mayor influencia de situaciones ajenas al deporte en una pista de tenis y a un torneo. En lo deportivo Elena Rybakina ha sido la muy sorprendente superviviente femenina y Novak Djokovic ha vuelto a revalidar su reinado sobre el verde del All England Club.

No por ser algo conocido deja de ser sorprendente y de levantar opiniones para todos los gustos. La invasión rusa sobre Ucrania (sí, continúa) ha tenido una influencia extrema en el torneo. Durante la temporada, los tenistas rusos y bielorrusos han tenido que jugar sin bandera independientemente de su mayor o menor posicionamiento a un lado o a otro. Pero en Wimbledon la situación ha llegado al extremo.

Empezó el torneo vetando a rusos, rusas, bielorrusos y bielorrusas de jugar. De forma unilateral. Sin alternativas. Ningún tenista de dichos países jugaría en el All England Club. Y ante esa medida, la ATP y la WTA fueron más allá. Que tú no dejas que los tenistas rusos y bielorrusos participen, pues yo no le doy puntos a nadie.

Conclusión: torneo sin rusos, sin bielorrusos y sin puntos para los participantes. ¿Qué es un torneo que reparte dinero, pero no puntos? Exacto, una exhibición. La exhibición con más tradición jamás disputada. Eso sí.

No dar puntos, con el sistema de puntuación ATP y WTA (cada semana caen los puntos de un año antes), supone que todos los tenistas participantes han perdido los puntos de 2021 sin importar todo lo que hayan hecho este año. Quizás el ejemplo más palmario: Novak Djokovic, que ha acabado ganando su séptimo título ha descendido al número siete de la ATP.

Conocidas (y aceptadas) las circunstancias previas, empezó a moverse la pelota. La gira más breve e inestable ha concluido con un torneo lleno de sorpresas excepto en lo que nunca falla: Novak Djokovic.

En el cuadro femenino las sorpresas han ido, ronda a ronda, llamando a la puerta de las diferentes favoritas. Llegando incluso a Iga Swiatek y sus 37 victorias seguidas, que cedió en tercera ronda ante Cornet. Una ronda después, la propia Alizé cedía en octavos.

Ha sido el Wimbledon del regreso de Serena. Con 40 años, 12 meses sin jugar, la menor de las Williams cedió en su primer partido en el desempate del tercer set. Ha sido un Wimbledon donde solo una de las 15 primeras favoritas ha jugado los cuartos de final. Pero cuando se junta el circuito femenino con la superficie más inestable, es el resultado lógico.

Al final, el título entre una kazaja y una tunecina. Entre Elena Rybakina y Ons Jabeur. En realidad, entre una rusa nacionalizada kazaja y una tunecina. Las previsiones y las apuestas miraban a Ons y lo hizo hasta el primer set (6-3). Pero ahí entró en juego eso que tiene innato la WTA hace mucho tiempo. Un doble 6-2 de una tenista con un 1-2 previo a Wimbledon a una tenista con el título en el único cuadro disputado antes de Londres (Berlín).

Wimbledon había vetado a tenistas rusos y bielorrusos. Pero no a tenistas nacidos en Rusia, pero con doble nacionalidad (desde 2018) y que juegan bajo otra bandeja por el apoyo recibido por dicha Federación. El objetivo inicial se presuponía marcar distancias con la invasión rusa sobre Ucrania, pero la toma de decisiones unilaterales ha llevado a una situación

rocambolesca: veto a rusos y bielorrusos, no me dejan repartir puntos y el título lo gana una tenista nacida en Rusia.

El cuadro masculino ha acabado cómo lleva haciéndolo los últimos cuatro años. Novak Djokovic ha levantado su séptimo Wimbledon, el cuarto seguido (2018, 2019, 2021 y 2022) y su 21º Grand Slam.

Con pequeños traspiés en forma de sets cedidos, el cuadro ha cumplido las previsiones: Djokovic y Nadal se metían en semifinales. Para llegar a la penúltima ronda ambos sufrieron hasta el quinto. Djokovic remontando un 0-2 a Sinner. Nadal superando un 1-2 en contra ante Fritz con una lesión en el abdomen desde inicios del segundo set.

Antes de todo eso la revelación del torneo ha venido desde Países Bajos con TimVanRijthoven. Sin partidos ATP ganados hace dos semanas, una invitación le llevó a ganar en s’Hertogenbosch y ese título le dio la invitación a Wimbledon. Se quedó en octavos, en el cuarto set ante Djokovic.

En lo que se preveían dos semifinales para cerrar el 60º Djokovic – Nadal, se quedó a medias. El español anunciaba que causaba baja por la lesión en el abdomen. Nick Kyrgios era finalista y Djokovic sofocó la ilusión local en la figura de Cameron Norrie.

El 21º Grand Slam y séptimo Wimbledon pasaba por ganar a Nick Kyrgios. Quizás el mayor talento malgastado del tenis masculino actual. Pese al primer set australiano, la lógica se impuso en cuatro mangas y un desempate reflejo del partido. La estabilidad de Djokovic frente a la impulsividad de Kyrgios. El problema es que esa impulsividad sirve a mitad de torneo o en el Grand Slam donde eres local. Pero en la final de Wimbledon en la pista central, la historia es muy diferente.

Djokovic escala al 21º. Vuelve a estar a un título de Nadal. Y gana el que, de momento, es el último Grand Slam que puede disputar. Estados Unidos no permite el ingreso de personas sin la pauta de vacunación completa y Djokovic ha dejado claro de todas las formas posibles que vacunarse no es una opción para él.

Sin puntos, sin rusos y sin bielorrusos. Con una campeona kazaja de origen ruso y el ya habitual título de Djokovic sobre la hierba londinense en julio. Y todo, en la primera edición con el Middle Sunday eliminado. Incluso Wimbledon avanza.

Madrid. Periodista y CCMM. Redactor en @elcontragolpe_ Gestiono @ATPsphera Antes en @franquicianet portal de @t4franquicias Punto de Encuentro y EL MUNDO

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