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Weening aprovecha la pasividad general en los Apeninos

Enrique JULIÁN GÓMEZ – La primera semana de verdad en el Giro d'Italia, tras el prólogo de tres días en Irlanda, deja una sensación de decepción. Las únicas diferencias entre los grandes favoritos en la clasificación general las han provocado solamente la lluvia en la contrarreloj por equipos y la caída camino de Montecassino. En la bienvenida de la alta montaña en los Apeninos, prácticamente nada, a excepción del movimiento puntual de Pozzovivo hoy en Sestola.

La jornada ayer, con el Carpegna y Montecopiolo, pese a estar entretenida por los movimientos, disputa y emoción entre los fugados, finalmente se decidió en un sprint 'uphill' sin ninguna diferencia ni ataque entre los grandes nombres de la carrera. Y hoy, todavía menos historia camino de la estación de esquí de Sestola, en los Apeninos tosco-emilianos, sin apenas dificultades reseñables en todo el recorrido.

Una fuga numerosa de 14 ciclistas llegó sin ningún tipo de problemas al pie de la ascensión final. Allí se movió el ciclista más fuerte y con más fama internacional de los integrantes, el neerlandés del Orica Pieter Weening, ya vencedor de etapa en el Tour 2005 -la famosa foto-finish milimétrica con Klöden- y en el Giro 2011, en la etapa de Orvieto, además de la general del último Tour de Polonia.

A Weening se le unió el italiano enrolado en el equipo francés Europcar Davide Malacarne, y entre ambos hicieron camino hasta la meta sin el riesgo de ser cazados. Weening, más acostumbrado a este tipo de situaciones y más rápido, se impuso sin grandes dificultades en meta, consiguiendo su segunda victoria en el Giro y la tercera de Orica este año, que ha realizado una primera semana para enmarcar, tras la contrarreloj por equipos y la etapa y liderato de Michael Matthews.

En el grupo de favoritos, pasividad general. Entre Garmin y BMC el pelotón subió controlado hasta la llegada la zona más dura de Sestola. Antes apenas se habían movido los franceses Geniez y Vuillermoz, compañero de Domenico Pozzovivo, que atacó en cuanto la carretera alcanzó sus máximas pendientes. El italiano, gran esperanza del público local de cara a la general, avanzó aclamado y consiguió medio minuto de ventaja sobre el resto de favoritos, para colocarse cuarto.

En el grupo, Morabito y Poels, principales gregarios del líder Evans y Urán, dieron la cara para evitar mayores diferencias. Y el australiano que mantiene la maglia rosa antes del segundo día de descanso, que disfrutarán los ciclistas mañana.

Madrid, 1993. Oscense de adopción. Editor en @SpheraSports. Combino Calcio y ciclismo con todas las consecuencias.

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