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Víctor Valdés, el niño que no quería ser portero

Quizás muchos de ustedes no lo recuerdan, pero hace ya más de 11 años que la «Pantera de Hospitalet» debutó defendiendo el escudo del F.C. Barcelona, exactamente el 14 de agosto del 2002 ante el Legia de Varsovia en la ronda previa de la Liga de Campeones. Días más tarde, se estrenaría en Liga ante el Atlético de Madrid en un partido que concluiría 2-2 y en el que la doble V dejó para el recuerdo una «cantada» mayúscula modo «tragabolas» tras un centro-chut de Otero al mismo tiempo que cuajó varias intervenciones de gran mérito.

 

Pero más allá de fechas y datos, la verdadera de historia de Víctor Valdés, la única y para muchos desconocida, viene marcada por su deseo, expreso y reiterado desde bien chiquito de no querer ser portero durante varios años y momentos a lo largo de su residencia en la Masia, el lugar donde lloró como nadie añorando a los suyos, aprendió a vivir en soledad y se preparó para defender los más que exigentes palos del Camp Nou.

Por eso, y como él mismo protagonista reitera en el vídeo de «Informe Robinson», la figura de su hermano y su  padre son de importancia capital para Víctor. Ellos se encargaron y se obstinaron en hacer de él un gran arquero que como el vino ha ido madurado en barrica hasta mostrar su mejor sabor y versión con el paso de los años, temporada tras temporada.

Recuerdo poder disfrutar de la pantera en su etapa como jugador juvenil barcelonista en la Ciudad Deportiva frente al Real Zaragoza en un envite en el que más allá del resultado final, el cual siendo honesto ni recuerdo, dejó el poso de estar ante un portero con una planta y unas maneras bestiales.
Recuerdo, a su vez, ese pelo, esa melena forzada y húmeda, esa obsesión por querer demostrar una actitud chulesca y un carácter tan desafiante y artificial como innecesario para triunfar.
En este sentido, aparece la figura de Radomir Antic, quien tras coger el equipo a raíz de la destitución de Louis Van Gaal le dio el mejor de los consejos posibles a nuestro protagonista cuando, al verlo por enésima vez arreglándose la «melenita» en visperas de un partido, le dejó sin palabras al soltarle la siguiente sentencia: «Si pensarás más en el partido que en el pelo serías mejor portero». Aunque nadie lo diga ni él mismo lo haya reconocido públicamente estamos ante uno de los puntos de inflexión en la carrera de Valdés. Sepulcral.
Otro de ellos es sin duda, tal y como él reconoce abiertamente, la memorable actuación del de Hospitalet en el Stade de France (París) aquel 17 de mayo de 2006 donde el FC Barcelona alzaba su segunda orejuda. Si preguntásemos al aficionado culé a día de hoy cuál es el primer recuerdo que se le viene a la cabeza al recordar aquella mágica noche seguramente muchos apuntarían el nombre de Juliano Haus Belleti.
Pero no tantos se acuerdan de las épicas y decisivas intervenciones del meta catalán, destacando un tempranero mano a mano con Henry sublime, un disparo durísimo del propio galo fuera del área en el primer acto dejando para la segunda parte un paradón a mano cambiada tras latigazo potente y ajustado de Fredrik Ljungberg y otro tiro más del propio Henry, estrellado ante el meta rival en la noche parisina, en la que tenía que ser su noche y que finalmente no fue.
Víctor Valdés será recordado como el mejor guardameta que ha vestido la camiseta del FC Barcelona. No lo duden.

Periodista de vocación frustada, amante del fútbol, seguidor del FC Barcelona y con todavía muchos, quizá demasiados, sueños por cumplir.

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