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Trono ocupado, el rey sigue aquí

A
día de hoy no es sorprendente el cambio que ha sufrido el Barcelona.
Todos tienen interiorizada la metamorfosis ejecutada por Ernesto
Valverde, capaz de lograr el récord de partidos invictos del club, y
de aplicar su buen hacer tras un movido verano. Ha sido el líder
idóneo para encontrar la solución táctica a la salida de Neymar,
motivar a sus jugadores para volver a creer en el éxito, y superar
los obstáculos que la enfermería suele cobrarse a lo largo de la
temporada. Entre todas sus cosechas, también hay que sumarle el
punto de Andrés Iniesta que, tras los rumores de salida, renovó su
contrato con el Barcelona de por vida.

A
Ernesto no hay que agradecerle únicamente que Andrés vaya a seguir
ligado al club azulgrana, sino su manera de producirlo. La transición
del jugador imprescindible a dejar de ser indiscutible, no es fácil
de gestionar. Pero hasta en esta difícil tarea, Valverde encontró
la fórmula perfecta. A pesar de que hay que pensar en el futuro, a
Iniesta le queda cuerda, y de la buena. Será cuestión de magia.

El
Txingurri le ha hecho el camino más dulce, otorgándole el
protagonismo que el manchego se ha ganado en el terreno de juego. En
la competición nacional que el Barcelona lidera con una ventaja de
nueve puntos, ha jugado 17 partidos, siendo titular en 16. Ernesto le
mima, sin excesos. Le da la titularidad, y le cambia cuando considera
oportuno. Andrés responde, con la magia que sigue esparciendo en el
verde, siendo sobresaliente el resultado de sus entradas ganadas,
rozando la máxima calificación en la precisión de sus pases, y
repartiendo 14 asistencias.

Las
alarmas, las que están pendientes de envejecer a un hombre que
quiere seguir siendo un niño frente al balón, volvieron a sonar con
la llegada de Philippe Coutinho. Le llaman sucesor, por las
características que reúne para poder convertirse en el interior izquierdo
del futuro. La imagen del debut de Coutinho, siendo el cambio de
Iniesta, pudo parecer para muchos una imagen simbólica. Sin embargo,
ambos jugadores han compartido minutos en el terreno de juego, hasta
en el mismo carril. La versatilidad de Coutinho, por la izquierda y por la derecha, permite que Valverde
pueda crear más incertidumbre a las adivinanzas del espectador y del
rival. Recursos que siguen mostrando la variedad de su pizarra.

Mientras
muchos se empeñan en generar prisas olvidándose de disfrutar del
buen gusto que derrocha el ocho azulgrana camino de sus 34 años, hay
que dejar que el tiempo actúe. Coutinho debe mostrar dónde puede ser
más últil en el mapa que dibuja Valverde, y éste seguir
gestionando sus piezas tan bien como hasta ahora. Iniesta y Coutinho
no son forzosamente polos opuestos, podrán coincidir más veces en
el once.

De
mientras, Iniesta ha vuelto a demostrar su clase magistral, reinando
bajo la lluvia, exponiendo su mandato, que mima el esférico y seduce
a la grada. Los relevos deben ser pausados,
lejos de la precipitación. Las adaptaciones también lo requieren, a
pesar de que lo mediático exija la prisa. Los nuevos jugadores
tienen que mostrar su hambre sin terminarla antes de lo previsto.
Habrá momento para elevar a Coutinho, del mismo modo que todavía es
momento para disfrutar de Andrés, un rey que sigue vigente en su
merecido trono.

Editora en SpheraSports. Especialista en Scouting y análisis de juego por MBPSchool. Sport Social Media. Eventos Deportivos

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