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Super Bowl, el mayor espectáculo del mundo

El primer domingo de febrero, los
Estados Unidos se paralizan. Es el Super
Sunday
. No es un día festivo, pero casi: es el domingo de la Super Bowl, el
día que pone punto y final a cinco meses de football.

De las grandes ligas profesionales
estadounidenses, la National Football League es con diferencia la más corta:
cuatro meses de temporada regular y un mes de Playoffs. Y es la única cuyo
campeón se determina a partido único y no a través de las series a siete
encuentros. Es por eso que la final de la NFL genera tanta expectación. Y tanta
expectación necesita un espectáculo a la altura de las circunstancias.

El origen de todo

Todo el mundo sabe que las ligas
deportivas de Estados Unidos son sistemas cerrados. Al contrario que en el
resto del mundo, en USA no hay ascensos ni descensos. Lo que sí hay son otras
ligas, de menor nivel competitivo, paralelas a las grandes. El caso más famoso
es el de la ABA, liga rival de la NBA entre 1967 y 1976.

La NFL también tuvo su competencia.
Las dos más importantes fueron la All-America Football Conference (AAFC) y,
sobre todo, la American Football League (AFL). Esta liga nació en 1960 con
equipos como Denver Broncos, Miami Dolphins, Buffalo Bills o Boston Patriots.
Seguro que os suenan. La AFL puso en serios apuros a la todopoderosa NFL. Y gracias
a esa rivalidad nació la Super Bowl.

Ante la competencia cada vez mayor
de la AFL, la NFL inició una serie de negociaciones con su liga rival. Al
final, ambas acordaron fusionarse de cara al año 1970. El pacto, refrendado en
1967, dio como resultado un partido entre los campeones de ambas ligas para
determinar al gran campeón del fútbol americano. ¿Qué pretendía la NFL?
Demostrar su superioridad ante la AFC. Ese partido recibió el nombre de AFL-NFL
Championship Game.

Fue Lamar Hunt, dueño de los Kansas
City Chiefs, quien acuñó el término Super
Bowl
para referirse al gran partido. De hecho, lo propuso desde el inicio
de las negociaciones para la fusión. A la prensa le gustó tanto ese nombre que
lo usó desde el principio para referirse al duelo final entre NFL y AFL. La
denominación de Super Bowl se hizo oficial en la tercera edición del partido. A
partir de ahí, el ascenso hasta convertirse en uno de los eventos deportivos
más vistos del mundo se volvió imparable.

Mucho más que football

La Super Bowl no se puede entender
sin todo el tinglado que la rodea. Más allá de los veintidós tipos que se
enfrentan entre sí, Super Bowl es sinónimo de espectáculo. Y para show, el que
se monta en el descanso. Un evento que tiene más audiencia que el partido en
sí.

Lo que empezó siendo una serie de
conciertos de bandas de marcha universitarias o de instituto fue derivando en
espectaculares producciones audiovisuales. El punto de inflexión se produjo con
la actuación de Michael Jackson en el descanso de la Super Bowl XXVII. A partir
de aquel 31 de enero de 1993, los shows del medio tiempo no volvieron a ser lo
mismo. Viendo la audiencia (y los dólares) que podían generan, la NFL se
encargó de que en los descansos actuaran superestrellas de la música.

Bruce Springsteen, Aerosmith,
Stevie Wonder, Red Hot Chili Peppers, Paul McCartney, The Rolling Stones,
Madonna, The Who, Lady Gaga, Beyoncé… son solo una pequeña muestra de los
artistas que han pasado por el escenario de la Super Bowl. La actuación de Katy
Perry en la Super Bowl XLIX es la más vista de historia, con 118’5 millones de
espectadores sólo en los Estados Unidos. Con tanta gente mirando, es importante
no cometer errores. Que se lo pregunten a Justin Timberlake.

Donde sí que no te puedes permitir
ni un solo error es durante la interpretación del himno estadounidense. Es un
momento emotivo donde los haya, y el público no perdona el más mínimo fallo.
Christina Aguilera modificó la letra
en 2011 y fue abucheada por un Cowboys Stadium con 103.219 personas. El elenco
(principalmente mujeres) que ha cantado el The
Star-Spangled Banner
no tiene nada que envidiar al de los descansos:
Whitney Houston, Aretha Franklin, Alicia Keys, Cher, Mariah Carey…

Después del espectáculo vienen los
anuncios. Generan tanto interés como el partido. Los más caros de la
televisión. En los últimos años, el coste de 30 segundos está en torno a los
cinco millones de dólares. En este espacio los anunciantes aprovechan para
estrenar sus últimos spots. Y no hay año en el que no haya al menos uno rodeado
de polémica, principalmente acusado de sexismo.

Un día festivo de facto en
Estados Unidos

Un día tan especial como el domingo
de la Super Bowl hay que vivirlo en condiciones. Qué mejor que con una tele
nueva: en los días previos al partido se venden más televisores que durante las
promociones del famoso Black Friday.

Ese domingo hay que comer. Y mucho.
De acuerdo con la consultora Nielsen, en 2016 los estadounidenses se gastaron
82 millones de dólares en alitas de pollo, 277 millones en patatas fritas, 225
millones en nachos y 1.200 millones en cerveza. Y eso es sólo son los
aperitivos. Si sumamos refrescos, pizzas y carne (costillas, hamburguesas,
perritos) el gasto se dispara. Por cosas así el Super Sunday es el segundo día del en el que más se come en Estados
Unidos, sólo por detrás del Día de Acción de Gracias.

Algunos extienden la fiesta al
lunes siguiente. Unos diez millones de estadounidenses solicitan descanso para
ese día. Y es que la Super Bowl no es un evento más, es el mayor espectáculo
deportivo y no tan deportivo sobre el planeta.

Periodismo UCM. NBA en @SpheraSports y Sporting en La Voz de Asturias (@sporting1905).

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