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Soluciones a un Valencia en crisis

El Valencia se hunde, lo hace cuesta abajo y sin frenos. Ante el colista de La Liga, el cuadro che tampoco pudo sumar los tres puntos y ya acumula ocho jornadas seguidas sin conocer la victoria. Y eso que Osasuna dio todas las facilidades posibles para que el equipo de Voro venciera. Ni por esas. El Valencia se adelantó hasta tres veces pero fue incapaz de gestionar su ventaja.

Lo cierto es que no mereció ganar, incluso se podría decir que el empate fue demasiado premio si atendemos a los méritos que realizó cada equipo. Aún así, las cosas se pusieron de cara y Parejo tuvo la victoria en sus manos, pero erró el penalti. Del 2-4 se pasó al 3-3. Un empate cruel que alarga la pesadilla en la que vive sumido el Valencia desde hace dos años.

Si hubo algo positivo que pudo sacar el valencianismo del partido fue la buena actuación de los canteranos Carlos Soler y Toni Lato. Ambos demostraron en un partido complicado personalidad y calidad de sobra para jugar en este Valencia. Especialmente Soler, que en los pocos ratos que ha jugado ha aportado más que cualquiera de los otros mediocentros que militan en la plantilla. Tampoco es que realizara un encuentro excelente, pero tuvo presencia y aportó tranquilidad y toque a la medular, algo que no lograron ni Parejo ni Enzo Pérez. Es una lástima que el chico no pueda entrar en una dinámica positiva donde seguramente incrementaría su rendimiento. Todavía es joven, pero por delante tiene un futuro brillante. Cuídenle.

Antonio Latorre, más conocido como «Lato», entró tras el descanso para sustituir al lesionado Siqueira y cumplió con creces. No le temblaron las piernas en una cita tan trascendental y para nada exhibió un nivel inferior del mostrado por Gayá o Siqueira en la temporada. Resulta duro que tengan que ser dos canteranos los que tiren del carro, sin embargo, es un hecho que muestra a las claras la situación en la que está el Valencia. Un equipo sin líderes, sin referentes. Una plantilla que solo piensa en el bien individual en lugar del bien común. Un vestuario intoxicado que necesita un lavado de cara. Futbolistas que se borran de los partidos, como Fede Cartabia, y que se acusan públicamente los unos a los otros.

La revolución de la plantilla debe comenzar por el centro del campo. Una sala de máquinas que no logra nunca hacerse con el control del balón y que se parte constantemente a la hora de defender. Enzo Pérez, que llegó por 25 millones, no parece tener el compromiso y la responsabilidad que se presupone que debe tener un capitán del Valencia. Pasado de revoluciones, alocado, sin medir sus acciones y en muchas ocasiones rozando la expulsión.

Mientras, el ciclo de Parejo en Valencia toca a su fin. Nadie duda de su calidad ni de lo buen futbolista que es, pero su cabeza lleva tiempo fuera de la capital del Turia. Se quiere ir y seguramente lo mejor para las dos partes sea su salida. Y qué decir de Mario Suárez. Es el fichaje que más se le puede achacar a García Pitarch. Los hechos no engañan a nadie y si tanto Fiorentina como Watford se lo querían quitar de encima era por algo. Un Mario Suárez que algunos aficionados colchoneros afirman con mala saña que es un infiltrado del Atlético para descender al Valencia. Es de alabar su profesionalidad, pero no tiene nivel.

El Valencia necesita aire fresco en el mediocentro, jugadores más competitivos, dispuestos a darlo todo por la camiseta y que tengan capacidad para hacer jugar al equipo. Si el medio es un lastre para el equipo, todavía lo es más la fragilidad defensiva. 45 de los últimos 46 partidos encajando goles es la escalofriante cifra que acumula el Valencia. Es imposible competir así. Ni Mangala ni Garay han aportado lo suficiente para cerrar la sangría defensiva, por no hablar de Santos. Con Abdennour en la Copa de África y las continuas lesiones, urge fichar un central.

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Y como no, se antoja vital reforzar al equipo con la figura de un «9». Si bien es verdad que el equipo acaba anotando gol todos los partidos, con un delantero que aprovechara todas las oportunidades que Rodrigo Moreno manda al limbo se mejoraría considerablemente la parcela ofensiva. Por tanto, renovar el vestuario, traer jugadores con liderazgo y dar oportunidad a los canteranos pueden ser algunas de las soluciones a corto plazo para salir de la delicada situación deportiva. Y digo a corto plazo, porque el problema del Valencia es de tal magnitud que para dar la vuelta la situación hace un falta un cambio radical en todos los sentidos. Deportivamente, pero sobre todo a nivel institucional.

Peter Lim debe apartarse de sus amigos y dejar que la gente de fútbol tome las decisiones deportivas. De nada servirá volver a poner a un director deportivo si tiene las mismas funciones estériles que poseía Garcia PitarchConsumido ya un tercio del mercado de fichajes, la única realidad es que el Valencia todavía no ha anunciado ninguna llegada. Unos fichajes (por lo menos alguno) que deberían estar entrenando desde el 27 de diciembre. No es así. Tristemente, en Meriton se hace todo tarde y mal. No quieren aprender de los errores. Lim se compró su juguete y no está dispuesto a que nadie le ayude a manejarlo, pese a que con ello arramble un sentimiento de casi cien años de historia.

Estudiante de periodismo. Valencianista y amante del fútbol internacional.

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