Síguenos de cerca

FC Barcelona

Sin tridente no hay paraíso

El Barça perdió la Supercopa en Sevilla, y la perdió por miles de razones futbolísticas que decenas de periodistas, analistas y tuiteros de diferente pelaje os han explicado con capturas varias, flechas de colores y verbo fluido y aterciopelado.

Puede parecer lo mismo, pero existe una sustancial diferencia entre ‘no ganar’ y ‘perder’. ‘No se gana’ algo a lo que se aspira y no se da, mientras que ‘se pierde’ algo que ya sentías como propio, aunque fuera una ilusión. Los besos se ganan. El amor se pierde. Pues eso, que el Barça perdió la Supercopa en la delgada línea del fútbol ante una cuadrilla de chicos entusiastas de provincia que demostraron más fútbol y fe que el rival urbanita y mediático.

En oposición a esta reciente y sesuda forma de entender el juego con muchos datos, estadísticas y reflexiones analíticas que explican los movimientos de los futbolistas, se alza el noble arte de la psicología y lo emocional. Los que hemos jugado a fútbol, aunque sea en la ultratumba de la regional, sabemos que la calidad individual y las pizarras están muy bien, pero el fútbol se rige por otros códigos, mucho más terrenales, sí, pero bastante más importantes.

No entraré yo a analizar las tácticas y el encaje de movimientos de las piezas de Ronald Koeman y Marcelino García Toral. El fútbol, como la vida, se explica siempre mejor desde las emociones.

Muchos coinciden en que el Barça necesita un nuevo presidente, fichajes de relumbrón, automatismos que hace tiempo que se perdieron, un juego entusiasta y mucha estabilidad. Coincido, pero seguramente lo que más urge en Can Barça ahora mismo es conseguir cuanto antes incorporar a sus filas un tridente letal: carisma, carácter y alma. Tres ‘muchachos’ que no puedes fichar en el mercado invernal. Esos tres son como el talento, se tiene o no se tiene.

El Athletic Club, no tiene a Messi ni una plantilla de relumbrón, de acuerdo, pero con tres ideas claras de un asturiano y ‘el tridente’ bien definido en sus futbolistas, le basta y sobra para sacarle los colores en 72 horas al Real Madrid y al Barça. No es suerte, es fútbol. Fútbol de verdad, el que se descojona de las stats del FIFA21 y hace que Raúl García brille por encima de Benzema y Muniain opaque a Messi.

¿Carisma? Lo de Asier Villalibre (Guernica, 23 años) lo representa muy bien. Ese muchacho con su barba perfectamente estudiada y trompeta en mano, presenta bastante más carisma que la plantilla del Barça al completo. Da igual que futbolísticamente no sea un delantero top. Tiene magnetismo con sus compañeros, con sus aficionados y con el espectador neutral. Un chico acostumbrado a calentar banquillo y al que apodan ‘El búfalo’ protagoniza la foto de la final, y no es por la trompeta, es por lo que la trompeta y ese coro a su alrededor representan.  

¿Carácter? Fijémonos en Raúl García (Pamplona, 34 años). Ese tipo tiene un millar de tiros pegados y sin embargo pelea cada balón como si le fuera una subvención en ello. El rascar y batallar no es postureo, es su forma de entender el fútbol. Contacto, garra y vigor. Con ‘Rulo’, un par de granadas y una cantimplora podrías atravesar las trincheras enemigas y saldrías vivo. No hace prisioneros porque le da igual caer en batalla, de hecho, es muy probable que no encuentre un mejor modo de caer. Un entusiasta del sudor.

¿Alma? Hablemos de Iker Muniain (Pamplona, 28 años). Un chico que empezó como fino estilista y ha evolucionado por exigencias del guion, del contexto y del entorno en el que ha crecido. Pura supervivencia balompédica. Iker, quien ha jugado Europeos sub-21 durante 10 años, salvo que se demuestre lo contrario, no ha perdido el talento, pero ha mutado en un futbolista que grita, arenga, dirige y mete la pierna como si no hubiera un mañana. Capitán de los que dignifica un brazalete y sabe lo que representa.

A estos tres nombres súmale la gallardía y pundonor de los cuatro zagueros titulares (Capa, Iñigo, Yeray, Yuri), las buenas trazas que apunta un tipo apellidado Vencedor, y la resiliencia de un tipo como Iñaki Williams; un sujeto que luchará por lograr todo porque sabe lo que es no tener nada.

En el Barça, lo más carismático que existe ahora mismo son las medias bajadas de un niño canario que cumplió la mayoría de edad hace unas semanas. El alma del club seguramente se empezó a perder con la salida de Carles Puyol, y el carácter básicamente es digital y lo ponen los indignados tuiteros del Barça, porque lo que es en el campo brilla por su ausencia, salvo que algún desviado entienda que la reiterada forma que tiene Jordi Alba de protestar a los colegiados es sinónimo de fortaleza.

Podrá venir Joan Laporta, Xavi o Haaland y el problema seguirá encima de la mesa. Falta carisma, falta alma y falta carácter. Ya lo insinuó Griezmann al acabar el partido. El Barça no podrá volver a dignificar de forma sostenida su escudo y su historia, hasta que alguien grite en el campo y se vuelvan a defender córners y faltas laterales como un equipo que le va la vida en encajar un gol. Sin ese tridente no hay paraíso. Lo demás es paja.

Papá de Miranda. Orgulloso hijo de gallego y asturiana. Dejé 13 años como abogado por fundar y dirigir Sphera Sports, con lo que ello supone. Asumo las consecuencias. Hice 'mili' en Pisa y en Bristol. Me gustan las orcas, los países escandinavos y un gol en el 90'.

Comparte la notícia

No te lo pierdas

Más sobre FC Barcelona