Conocimos la noticia tras el partido ante el Olympiakos FC. Fíjense que me he limitado a poner la palabra ‘noticia’, sin ningún calificativo que la acompañe. En otras casos o contextos, nadie tendría ninguna duda de que estamos hablando de algo negativo, pero precisamente en este detalle quiero detenerme hoy, tras comprobar los diferentes puntos de vista con los que se han tratado, en el entorno culé, las lesiones de Sergi Roberto y André Gomes.
Dos lesiones en el bíceps femoral. Mismas circunstancias, mismo tiempo de baja. Lo que normalmente sería un doble golpe para cualquier aficionado, ha sacado a la luz las diferentes reacciones que la afición puede tener ante una noticia en función de quien es el protagonista. Reacciones que, en algunos casos, dicen muy poco del componente humano de ciertas personas y que, en este caso, no hace falta especificar a cuál de los dos jugadores han ido dirigidas.
Al canterano Sergi Roberto, el centrocampista más en forma en este inicio de temporada según mi opinión, le ha llegado en el momento más inoportuno: justo cuando parece que puede derribar el muro que, desde su debut con el primer equipo, tiene enfrente de él. Jugador polivalente, disciplinado, desbordante, incansable y con un valor mucho más alto que su ridícula cláusula de rescisión, el paso adelante que lleva dando desde el año pasado convertían su titularidad (como centrocampista) en algo más que una posibilidad de cara a esta temporada. Después de este mes de baja, pues, deberá revertir una situación desfavorable. Una vez más y como tantas veces ha hecho.
(Getty)
Al portugués André Gomes, en cambio, la lesión le ha llegado dentro de su continua desavenencia con todo lo que rodea su trayectoria como jugador azulgrana. La inmersión del equipo en una nueva dinámica no ha cambiado la percepción de que difícilmente veremos al André Gomes que maravilló al valencianismo hace dos temporadas. Jugador hasta ahora algo apático, que apuesta por un juego combinativo en horizontal y demasiado fácil (puede que por miedo de arriesgar y añadir errores a su juego), sin atrevimiento para desbordar o romper líneas y con una tensa relación con la afición que no le permite soltarse del todo. Después de este mes de baja, deberá revertir una situación aún más desfavorable para él, no tanto por los minutos de juego (que va a tener) sino porque la mochila que lleva encima pesa cada vez más.
Sergi Roberto y André Gomes. A ojos de una parte de la afición, un jugador que representa la ilusión y otro la desesperación. Un jugador que forma parte de la cantera y otro que representa esa nebulosa práctica de la junta directiva de sondear y recorrer a Jorge Mendes en cada mercado de fichajes. Un jugador en línea ascendente y otro que no es que lleve línea descendente, sino que desconocemos si en algún momento ha habido línea. Una lesión que supone un jarro de agua fría para el aficionado, y otra que a algunos les sienta como un baño con aguas termales. Un jugador que goza con el total cariño y afecto por parte del aficionado, y otro que más de una vez ha recibido la injusta reacción del Camp Nou en forma de pitos.
Y califico así la reacción de parte del estadio culé porque pitar a un jugador de tu equipo porque no le salen las cosas es injusto, sí. Siempre y sin excepciones. Me sorprende que a menudo pase con André Gomes, porque creía que el barcelonismo estaba por encima de esto. Concibo que se desaprueben actitudes de desprecio o indisciplina de un jugador hacia el club, y llegaría a entender que la afición le regalara, entonces, una sonora pitada cada vez que tocara el balón. Pero nunca, nunca puedo estar de acuerdo con pitadas a un jugador porque su rendimiento no es el esperado o porque no le salen las cosas. ¿Qué se gana con ello? ¿Si la intención del aficionado es que todos sus jugadores estén al máximo para ayudar a su equipo, pitar a uno de ellos es la mejor forma de conseguirlo?
(Getty)
¿Y si nos ayudamos un poco más?
Soy de los que confiaban mucho en André Gomes en su primer año, y soy de los que se llevó una decepción enorme. Soy de los que confiaban en que su segunda temporada nos permitiría verle más liberado y decisivo, y soy de los que se está llevando otra decepción enorme. El futuro de André Gomes en el Barça no me proporciona, ahora mismo, ningún tipo de ilusión. Pero no por ello voy a tomarme una lesión suya como algo positivo o de lo que alegrarme.
Aún más indignación que los pitos me producen comentarios que he visto en las redes sociales, en las que algunos ‘aficionados’ del FC Barcelona se congratulan de que el club se libre de André Gomes durante unas semanas, regocijándose incluso en el deseo de que la lesión “ya podría haber sido más grave”. Creo que no hace falta dedicar muchas líneas a semejante barbaridad, pero sí que conviene sacarla a la luz para plantearnos hasta qué punto debemos reflexionar acerca de las emociones que puede llegar a despertar en nosotros con el deporte rey. Es trabajo de todos incidir en las personas de nuestro alrededor, especialmente los niños y los jóvenes, para evitar este tipo de conductas que a menudo acaban derivando en odio y la violencia. Tenemos la obligación de educar para llegar a comprender que, detrás de un deportista al que no le están saliendo las cosas, hay una chaval de 23 años que es el primero que desea revertir todo lo que le está pasando desde hace año y medio.
¡Os esperamos, Sergi y André!
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