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Santi Aldama: "Llegar al Draft es mi sueño"

Una de esas máximas que rodean al mundo del deporte dice que los grandes jugadores se forjan tras las derrotas. Algo similar debe de estar viviendo Santi Aldama, jugador de baloncesto para la Universidad de Loyola Greyhounds. Su temporada acaba de terminar de una forma un tanto agridulce; a nivel individual es uno de los nombres propios del año y, sin embargo, su equipo se ha quedado fuera del torneo final de la NCAA en el último escalón.

Las próximas semanas, lejos de desconectar, Santi y el resto de sus compañeros aprovechan el tiempo para mejorar su forma física en el gimnasio y terminar el curso académico. Precisamente al salir de una clase atiende nuestra llamada.

Antes de nada, ¿cómo es la vida para un jugador del equipo de baloncesto universitario de la NCAA?

Es una vida bastante cómoda. Los días se pasan entre clases y entrenamientos. Está todo muy bien compenetrado y, por ejemplo, cuando viajamos para disputar partidos, alguien del equipo se encarga de ponerse en contacto con los profesores para facilitarnos los horarios.

Para un jugador que da sus primeros pasos en Europa este no es el camino más común, ¿cómo tomaste la decisión de ir a jugar y estudiar a Estados Unidos?

Una de las principales razones por las que estoy aquí es Ivo Simović, al que le tengo mucho cariño y aprecio. Le conocí en España hace ya muchos años cuando entrenaba al Torrelodones. Se conocía con mi padre -el exjugador de la selección española que comparte nombre y apellido con Santi- y cuando le ofrecieron el puesto de entrenador asistente en Loyola contactó con nosotros y decidimos ir a ver cómo funcionaban las cosas. Nos gustó mucho el proyecto y por eso tomé la decisión.

Llegas a Loyola junto a Golden Dike, exjugador del Real Madrid con el que ya compartías vestuario en la selección, ¿cómo fue de importante para ti sentirte acompañado en tu primera experiencia fuera?

Fue muy importante. A Golden lo conozco desde hace casi 8 años por lo que no es solo un conocido, es un muy buen amigo. Al final es una nueva aventura, en un nuevo país y todo cambia, pero la transición para los dos fue sencilla. Es alguien en el que te puedes apoyar cuando las cosas no van como quieres. Pero no me puedo quejar, la verdad es que para ser mi primera experiencia fuera las cosas han funcionado muy bien.

Al contrario que muchos de tu generación, no partías de una cantera de un club de Liga Endesa, siempre habías jugado para la Academia de Canterbury en Las Palmas. ¿Qué ventajas has podido sacar de esa experiencia?

Las dos opciones son muy buenas y respetables. Tuve la suerte de estar en Canterbury desde pequeño y tener una rutina muy similar a la que tenemos aquí en Loyola. Además, el hecho de poder estar con mi familia y con mis amigos entrenando y compitiendo a un gran nivel fue un impulso. Teníamos unos equipazos. Entrenábamos casi como profesionales, dos o tres horas todos los días.

Y de pronto llegó ese Eurobasket sub-18 con la selección en el que ganáis todos los partidos y eres nombrado mejor jugador, ¿fue un punto de inflexión en tu carrera?

Fue un gran cambio. Lo cierto es que hasta entonces no se hablaba demasiado de mí y desde ese torneo la cosa cambió. Tengo muy buenos recuerdos, no solo por ganar un torneo con tu selección, sino por hacerlo con un grupo de gente con el que compartí muchos veranos. Años atrás, en el europeo sub16, nos habíamos quedado con mal sabor de boca y por eso también fue especial. Además, lo logramos con un cuerpo técnico sensacional liderado por Javi Zamora, al que le tengo mucho cariño.

¿Guardas algún momento especial?

Casi todos. Fue un torneo perfecto. Me quedaría con ese abrazo final de todo el equipo, cuando nos dimos cuenta de que el mes de preparación en el que tanto entrenamos mereció la pena.

Y la otra cara de la moneda llegó en tu primer año con la Universidad de Loyola. Entre la operación en la rodilla y la pausa por la covid fue una temporada rara, ¿sentiste frustración?

Fue un inicio raro porque cuando llegué aquí decidí operarme y no fue fácil, pero creía que era lo mejor para mi futuro a largo plazo. Trabajé muy duro para poder llegar a final de temporada y conseguí jugar 10 partidos, pero justo se detuvo toda competición por el virus y entonces me tocó volver a casa. Al principio no sabes si puedes salir o entrenar y eso genera algo de frustración, pero al mismo tiempo pensaba que era una situación que compartimos todos. Fue un contratiempo pero me quedé tranquilo porque hice todo lo que pude hacer y, quizás por eso, esta temporada también me está yendo tan bien.

A eso iba, esta temporada has tirado todas las puertas, ¿cómo valoras tu año?

Ha sido realmente bueno. Los elogios y que la gente hable bien de ti es un motivo de orgullo y me hacen feliz, pero todo esto ha llegado desde el trabajo, por lo que me motiva para seguir trabajando aún más.

Es que en los últimos meses no he parado de leer elogios hacia ti, ¿eres de los jugadores que leen lo que dice la gente de él en las redes sociales?

Hoy en día es muy difícil no enterarse de este tipo de comentarios porque las redes sociales hacen que todo te llegue.

¿Sientes algo de vértigo al leer tantas alabanzas?

Vértigo no, al final es algo que leo con ilusión pero solo me motiva a trabajar más. De momento no he conseguido nada y creo que mi sueño todavía está por cumplirse. Es positivo pero me lo tomo como ánimos para seguir trabajando.

Quizás la única pega de la temporada ha sido quedarse a un paso del March Madness, ¿tenías especial ilusión?

Desde el comienzo de la temporada tenía claro que lucharíamos por ganar el torneo de la Patriot League y al final hemos perdido la final contra un buen equipo como es Colgate. Duele perder el torneo y ver el March Madness desde lejos, especialmente porque sabes que podrías estar ahí. Hay muchos equipos que a priori parece que no van a llegar lejos y terminan dando alguna sorpresa. En un partido puede pasar cualquier cosa.

¿Estás siguiendo el torneo?

Si, miro todos los resultados y de vez en cuando pongo algún partido. Si tengo que elegir un favorito para el título me quedaría con Gonzaga, que no ha perdido un partido en toda la temporada. Pero no se puede descartar nada.

https://twitter.com/olympicchannel/status/1306949018975698945?s=20

Imagino que tu objetivo a corto plazo es el Draft. ¿Te visualizas recogiendo la gorra de tu nuevo equipo en la NBA?

Me lo imagino porque es mi sueño y es lo que me hace levantarme cada día a trabajar. Todos los niños que empiezan a jugar al baloncesto sueñan con eso, pero hay que poner trabajo para que llegue.

Cuando sacan los mocks del Draft siempre suelen hacer comparaciones con los jugadores que se presentan, salvando las distancias ¿con qué jugador te gustaría que te comparasen?

Me cuesta decir uno. Si tuviese que elegir diría Anthony Davis, obviamente es más fuerte que yo, pero me identifico con esa movilidad. Creo que la versatilidad es uno de mis puntos fuertes. Siendo alto aprovecho mi juego dentro de la zona pero también me gusta jugar por fuera y lanzar desde la larga distancia.

Y hablando de ídolos, ¿a quién querías parecerte en tu infancia?

Me encantaba ver la selección y obviamente me gustaba mucho Pau Gasol. Pero también otro tipo de jugadores como Navarro, Kobe, LeBron… al final no me gustaba quedarme solo con uno. Quería ser como los mejores, aprender y disfrutar de ellos.

Imagino que habrás crecido viendo los partidos de esta generación tan exitosa de la selección.

Sin duda, deseaba que llegasen los Juegos Olímpicos, Eurobasket o Mundiales para poder ver jugar a la selección. Creo que no he tenido mejores momentos que esos viendo baloncesto. Son una generación única y han ayudado a mejorar el baloncesto en España.

Imagen de cabecera: @santialdama

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